Un cuento chino
Uno de los libros que m¨¢s me ha gustado durante estas Navidades es La vuelta al mundo de un forro polar rojo, escrito por Wolfgang Korn. La obra trata de explicar de forma sencilla las claves de la globalizaci¨®n, a trav¨¦s del recorrido de la prenda a la que hace referencia su t¨ªtulo. El viaje se inicia con la extracci¨®n de petr¨®leo en Dubai, que posteriormente ser¨¢ refinado y convertido en polietileno en Bangladesh. Jornadas interminables y sueldos miserables permiten que estos c¨¢lidos atuendos puedan venderse a coste de saldo en los grandes almacenes alemanes.
Espoleado por la curiosidad, nada m¨¢s cerrar el libro me puse a comprobar d¨®nde estaban fabricadas algunas de mis equipaciones. Las zapatillas son Nike, pero est¨¢n elaboradas en China, al igual que el chubasquero Ternua y la chaqueta cortavientos The North Face. An¨¢logo origen tiene el anorak Columbia. Sin embargo, los precios pagados por estos objetos no fueron precisamente los t¨ªpicos de un bazar. Apple tiene su sede en la localidad californiana de Cupertino, pero, como no pod¨ªa ser menos, su flamante iPad tambi¨¦n est¨¢ "assembled in China".
?Todav¨ªa quedar¨¢n productos que no se manufacturen en el gigante asi¨¢tico o en alguno de los estados colindantes? La f¨®rmula es archiconocida: condiciones salariales del siglo XIX para atender a los consumidores occidentales del siglo XXI. Tiene guasa que el pa¨ªs que se ha convertido en el principal proveedor industrial del mundo capitalista est¨¦ regido por un Partido Comunista. Tan igualitario sistema no es impedimento para que en los listados de millonarios que publica la revista Forbes, poco a poco, vayan col¨¢ndose ciudadanos de esta enorme naci¨®n.
Por lo visto, ahora Pek¨ªn tambi¨¦n est¨¢ dispuesto a convertirse en el banquero de occidente. Los desequilibrios respecto a su comercio exterior le han hecho acumular un volumen de divisas por las que suspiran las deudas p¨²blicas de las maltrechas econom¨ªas europeas.
No es de extra?ar que el Gobierno espa?ol, la flor y nata del empresariado e incluso el Rey rindiesen la pasada semana en Madrid tal grado de pleites¨ªa al viceprimer ministro chino Li Kequiang que a muchos nos evoc¨® una especie de Bienvenido Mister Marshall, en versi¨®n 2.0. Los problemas de derechos humanos en el pa¨ªs de la Gran Muralla o el encarcelamiento del ¨²ltimo Nobel de la Paz fueron asuntos que no se tocaron, no vaya a ser que el visitante se nos enfade y olvide la promesa de comprarnos 6.000 millones de euros en bonos.
Recuerdo que de cr¨ªo, cuando se acercaba el Domund, en el colegio nos obligaban a llevar una impresentable hucha con forma de cabeza de oriental (hab¨ªa otra variante con un negro) y a pedir "para los chinitos". Como ahora les d¨¦ por empezar a comprar jam¨®n, vino y aceite; ya podemos desempolvar la hucha de toda la vida si queremos volver a catar estos manjares. ?Y nos re¨ªamos de las pel¨ªculas de Fu Manch¨²!
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