Israel toca de nuevo los tambores de guerra
En Israel se escuchan de nuevo los tambores de guerra. Y la ¨²nica raz¨®n de que los toquen es que, de nuevo, la imbatibilidad de Israel ha vuelto a ponerse en duda. Y eso, a pesar de la triunfante ret¨®rica de los medios afines al Gobierno que dos a?os despu¨¦s siguen conmemorando exaltados las victorias de la Operaci¨®n Plomo Fundido sobre Gaza por m¨¢s que la susodicha campa?a tuviera de ¨¦xito m¨¢s bien poco o, al menos, tanto como el que obtuvo la segunda guerra del L¨ªbano en 2006, cuando el Ej¨¦rcito israel¨ª sali¨® de all¨ª m¨¢s bien escaldado.
Y es que podr¨ªa decirse que, aqu¨ª, en Israel, pol¨ªticos, militares y p¨²blico en general solo conocen una forma de enfrentarse a la debacle militar. Y esa forma-no-forma es emprender una nueva guerra, a ser posible m¨¢s cruel, m¨¢s sangrienta y con m¨¢s medios que la anterior para, adem¨¢s, ganarla.
Los incondicionales del pa¨ªs en Occidente suelen ser derechistas reaccionarios de ra¨ªz antisemita
Se prepara un nuevo ataque a Gaza mientras sigue la limpieza ¨¦tnica en Cisjordania
Poder y fuerza. Solo de eso se trata si vamos a dar cr¨¦dito a los principales comentaristas de la prensa nacional israel¨ª (que, por otra parte, se limitan a repetir como cotorras las consignas dadas por los militares). Ambas "cualidades", poder y fuerza, resultan imprescindibles para "disuadir", "dar una lecci¨®n" y "debilitar al enemigo". Pero ni pol¨ªticos ni militares tienen la m¨¢s m¨ªnima idea de qu¨¦ hacer con Gaza y, si a eso vamos, tampoco la tienen sobre nada en absoluto. ?Ni siquiera desean anexionar Gaza! Lo ¨²nico que pretenden, por decirlo de alguna manera, es machacarla m¨¢s todav¨ªa y, a ser posible, en menos tiempo.
Pero ?qu¨¦ podr¨ªan conseguir con esta salvajada que no hubieran conseguido la vez anterior? No sabr¨ªa decirles. Creo adem¨¢s que tampoco es "esta" la pregunta correcta. La pregunta correcta es ?qu¨¦ otra cosa -a parte de esta- sabr¨ªan o podr¨ªan hacer las actuales elites israel¨ªes (Gobierno y principales partidos de la oposici¨®n incluidos)?
Cierto es que en la Cisjordania ocupada lo han tenido bastante claro o, por lo menos, eso es lo que parece si uno se fija en el arduo trabajo de colonizaci¨®n, limpieza ¨¦tnica y met¨®dica parcelaci¨®n y segregaci¨®n de los territorios ocupados, que ha acabado pr¨¢cticamente con ellos a la par que, p¨²blicamente, los supuestos representantes del pueblo de Israel prosiguen con su f¨²til discurso acerca del famoso "proceso de paz" cuya ¨²nica, reconocida intenci¨®n, ser¨ªa conseguir una Autonom¨ªa Palestina lo suficientemente d¨®cil como para vivir agachada dentro de un territorio cisjordano para siempre ocupado y altamente colonizado.
Pero por lo que se refiere a la Franja de Gaza, lo cierto es que siguen sin saber qu¨¦ hacer y esto incluso mucho antes de que Ariel Sharon decidiera deshacerse de ella. La inamovible deci-si¨®n de los gazawis de mantenerse unidos a sus hermanos de la Palestina ocupada y la opini¨®n generalizada de los ciudadanos del mundo entero es, sin embargo, mucho m¨¢s dif¨ªcil de derrotar a pesar del enorme precio en vidas humanas que se cobr¨® la Operaci¨®n Plomo Fundido de diciembre del 2009.
El pr¨®ximo asalto est¨¢ a punto de comenzar; y todo lo que podemos decir es que, desgraciadamente, re¨²ne los elementos m¨¢s deprimentes de aquel otro que se celebr¨®, hace dos a?os, justo antes de que diera comienzo la masacre de Gaza. A saber: un precalentamiento de bombardeos diarios y una pol¨ªtica israel¨ª que lo ¨²nico que pretende es provocar a Ham¨¢s para encontrar as¨ª una justificaci¨®n a la escalada, siempre en aumento, de violencia. Como no hace mucho tiempo dec¨ªa uno de esos generales: "Que no se nos olvide el demoledor efecto del Informe Goldstone; nuestro pr¨®ximo ataque tendr¨¢ que parecer mucho m¨¢s justificado que el de 2009". (Pero despu¨¦s de todo un Gobierno como el actual podr¨ªa pasar por alto, sin mucho esfuerzo, detalles como credibilidad o justificaci¨®n que, en el fondo, no tienen gran importancia).
Sin embargo, y como sucede muy a menudo en esta parte del mundo, otros escenarios son posibles -opciones menos sangrientas, m¨¢s esperanzadoras- y eso que, a primera vista, resulta dif¨ªcil saber de d¨®nde podr¨ªan venir: ?del p¨¦rfido Gobierno de Obama? ?de los in¨²tiles Gobiernos ¨¢rabes? ?de la apocada Europa, de la inv¨¢lida ONU?
La tenacidad del pueblo de Gaza y de los palestinos en general significa -para empezar- que la estrategia fundacional del Estado de Israel dirigida a borrarles del mapa por medio de una diligente y met¨®dica limpieza ¨¦tnica -preconizada ya por Theodore Herlz, padre del sionismo, en el siglo XIX- no va a funcionar. Hemos de decir, sin embargo, que el precio a pagar por la resistencia palestina puede seguir aumentando, por lo que va siendo hora de que aquellos que hicieron o¨ªr sus voces despu¨¦s de la masacre perpetrada en Gaza hace dos a?os vuelvan a alzarlas ahora para evitar que suceda de nuevo.
Estas voces constituyen, seg¨²n Israel, uno de los intentos m¨¢s serios de deslegitimizar al Estado jud¨ªo y son las ¨²nicas que, en realidad, preocupan al Gobierno y a la ¨¦lite intelectual de Israel (mucho m¨¢s que la d¨¦bil condena realizada por Hillary Clinton). Para contrarrestarlas, su primera reacci¨®n ha sido tacharlas de antisemitas. Pero la cosa se puso peor cuando Israel se propuso saber qui¨¦nes, en todo el mundo, apoyaban sus pol¨ªticas. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que, como aliados, solo contaban con los partidos y organizaciones pol¨ªticas derechistas m¨¢s reaccionarios del mundo occidental, o lo que es igual, con aquellos que desde siempre hab¨ªan militado en las filas del antisemitismo m¨¢s rabioso.
La reacci¨®n n¨²mero dos del Gobierno de Israel fue la de intentar demostrar urbi et orbi que iniciativas como la campa?a BDS (Boicot, Sanciones y Desinversiones) no conseguir¨ªan sino reafirmarle en su inflexible trayectoria. Se trata, sin embargo, de una amenaza poco cre¨ªble; la campa?a BDS es una de las pocas iniciativas capaces de contener la agresiva pol¨ªtica israel¨ª, adem¨¢s, qui¨¦n sabe si en un futuro pr¨®ximo los Gobiernos del mundo occidental no empezar¨¢n a apoyar tambi¨¦n la campa?a de boicot tomada por sus respectivas poblaciones civiles (como sucedi¨® en Sud¨¢frica).
Y es que, en efecto, la campa?a de boicot contra el Estado de Israel ha resultado ser una muy buena iniciativa que demuestra claramente el nexo que existe entre el car¨¢cter racista del Estado de Israel y la criminal naturaleza de su pol¨ªtica con respecto a los palestinos. Esta iniciativa ha evolucionado hasta transformarse en una campa?a muy organizada con un mensaje perfectamente claro: que Israel seguir¨¢ siendo un Estado paria mientras su Constituci¨®n, leyes y pol¨ªtica violen los derechos humanos y civiles de la poblaci¨®n palestina, entre los que, para empezar, se incluye su derecho a la vida. Ahora lo m¨¢s ¨²til ser¨ªa que toda esa energ¨ªa in¨²til, malgastada por Israel y sus adl¨¢teres en campa?as propagand¨ªsticas que supuestamente defienden conceptos como coexistencia o di¨¢logo, se aplicase, antes de que sea demasiado tarde, al esfuerzo de evitar que Israel escriba un cap¨ªtulo m¨¢s del genocidio contra el pueblo palestino.
Ilan Papp¨¦, historiador israel¨ª, ha sido profesor en las universidades de Haifa y en Exeter. Traducci¨®n de Pilar Salamanca.
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