Contrastes mediterr¨¢neos
En diciembre, el ¨²ltimo dictador de Europa, Lukashenko, en el poder en Bielorrusia desde 1994, decidi¨® concederse como regalo de Navidades una fraudulenta victoria electoral del 80%. A continuaci¨®n, cerr¨® las oficinas de los observadores internacionales, mand¨® a la polic¨ªa a reprimir a los ciudadanos que se manifestaban, cerr¨® los pocos medios de comunicaci¨®n independientes que quedaban y encarcel¨® a m¨¢s de 600 personas, entre ellas al l¨ªder de la oposici¨®n, Andrei Sannikov, que fue detenido, junto con su esposa, en el hospital donde se encontraba ingresado tras ser apaleado por la polic¨ªa. El descaro del r¨¦gimen es tal que la Fiscal¨ªa de Menores ha iniciado un proceso de revisi¨®n de la tutela del hijo de ambos, que tiene tres a?os y est¨¢ al cuidado de su abuela, por si el Estado tuviera que hacerse cargo del ni?o mientras los padres esperan una sentencia de c¨¢rcel que podr¨ªa ser de 15 a?os. Es el problema de ser el l¨ªder la oposici¨®n, que no tienes mucho tiempo para dedicar a tu hijo. Mejor que el Estado se encargue de hacer del peque?o Danil un buen ciudadano.
Tras 23 a?os en el poder, Ben Ali tiene la genial idea de crear una comisi¨®n que investigue la corrupci¨®n
La buena noticia es que la Uni¨®n Europea ha dicho basta. En el a?o 2006, Lukashenko organiz¨® unas elecciones igualmente fraudulentas y recibi¨® una bater¨ªa de sanciones "inteligentes" (llamadas as¨ª porque no da?an a la poblaci¨®n): prohibici¨®n de visitar otros pa¨ªses, congelaci¨®n de activos financieros en el extranjero y medidas de apoyo a la oposici¨®n. Las sanciones tuvieron ¨¦xito ya que, en 2008, Lukashenko afloj¨® la cuerda y liber¨® a todos los prisioneros pol¨ªticos. A cambio, la UE suspendi¨® las sanciones, ofreci¨® ayuda econ¨®mica e inici¨® un proceso de deshielo. Ahora, si el r¨¦gimen no da su brazo a torcer, los Veintisiete las reintroducir¨¢n. El consenso hoy en Bruselas es que Lukashenko ha tomado el pelo a la UE y que hay que volver a una pol¨ªtica de firmeza.
En T¨²nez, las cosas marchan mucho peor, pero la UE no har¨¢ nada al respecto, como no lo hizo en 2009, cuando Ben Ali "gan¨®" las elecciones con el 89,62% de los votos. Los que pasaban por all¨ª y hablaban con los opositores no se cansaban de repetir que detr¨¢s de la aparente estabilidad y la imagen tur¨ªstica y amable del pa¨ªs se escond¨ªa un Estado orwelliano que controlaba hasta el ¨²ltimo correo electr¨®nico y movimiento de sus ciudadanos. El estallido tunecino, con unas cifras de muertos que no podr¨¢n ser f¨¢cilmente obviadas, tiene el efecto de quitarle la m¨¢scara a todos los reg¨ªmenes de la zona, que venden como estabilidad lo que no es m¨¢s que una feroz represi¨®n que da cobertura a la corrupci¨®n y no, como pretenden esos reg¨ªmenes, a la construcci¨®n de unas sociedades modernas que sirvan de freno al islamismo. El cinismo del clept¨®crata Ben Ali, que tras 23 a?os en el poder ha tenido la genial idea de crear una comisi¨®n para investigar la corrupci¨®n, es igualmente descarado pues a ra¨ªz de las filtraciones de Wikileaks hemos confirmado con casos reales c¨®mo las ¨¦lites de la regi¨®n (incluidos monarcas, presidentes y, en el caso de Ben Ali, su propia familia) viven inmersas en una org¨ªa de corrupci¨®n mientras la juventud carece de cualquier horizonte laboral o vital.
Pero lo que est¨¢ ocurriendo en T¨²nez tambi¨¦n desnuda a Espa?a, Francia e Italia, principales valedores de una pol¨ªtica mediterr¨¢nea de la UE que est¨¢ completamente agotada. En la vecindad oriental de Europa, Polonia, Suecia y los b¨¢lticos est¨¢n aplicando con ¨¦xito unas pol¨ªticas y unos instrumentos completamente distintos de los que Madrid, Par¨ªs y Roma promueven en el Mediterr¨¢neo. En esta zona, nuestra pol¨ªtica se parece cada vez m¨¢s a la sostenida durante la guerra fr¨ªa en Centroam¨¦rica por Estados Unidos con tan funestas consecuencias. Al igual que las pol¨ªticas de contenci¨®n del comunismo de Washington arrojaron a la poblaci¨®n centroamericana en manos de la izquierda revolucionaria, nuestras pol¨ªticas de contenci¨®n del islamismo muy probablemente echar¨¢n a la poblaci¨®n en manos de los islamistas, que sagazmente se legitiman con una agenda de justicia social y anticorrupci¨®n. Con su pasividad, Europa no solo se desprestigia a s¨ª misma sino que arrincona y condena a la extinci¨®n a todos aquellos (seguramente ya no muchos) que en la regi¨®n todav¨ªa creen en el Estado de derecho, la alternancia pol¨ªtica y el respeto a los derechos humanos. Si a lo que secretamente aspiramos es a tener en la ribera sur del Mediterr¨¢neo una serie de rep¨²blicas bananeras fieles guardianes de nuestros intereses, parece que estamos en el buen camino.
jitorreblanca@ecfr.eu
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