Miles de personas celebran en T¨²nez el anuncio de retirada de Ben Ali
El presidente, en un intento de calmar las revueltas que sacuden el pa¨ªs, aboga por un "cambio completo y profundo" tras 23 a?os en el poder
Anoche fue la segunda vez que Zine el Abidine Ben Ali, presidente de T¨²nez, se dirigi¨® al pa¨ªs en el lenguaje popular en 23 a?os de mandato. Ocho minutos de discurso en ¨¢rabe dialectal. Mucha gente hac¨ªa chirigota sobre un dirigente que dijo todo lo que la oposici¨®n, y gran parte de la poblaci¨®n, quer¨ªa escuchar, entre otras cosas que no se presentar¨¢ de nuevo a la reelecci¨®n en 2014 y que no habr¨¢ censura en Internet. La revuelta ha costado ya decenas de vidas. Las ¨²ltimas ayer, cuando el desaf¨ªo de los j¨®venes manifestantes al toque de queda se sald¨® con ocho v¨ªctimas mortales m¨¢s. Minutos despu¨¦s de la alocuci¨®n de Ben Ali, y retirada la polic¨ªa, miles de personas se echaron a las calles de la capital para celebrar las concesiones del presidente.
Najib Chebi, jefe del opositor Partido Democr¨¢tico Popular, dio la bienvenida a las promesas de un l¨ªder acorralado que hab¨ªa afirmado minutos antes: "Me han enga?ado. No soy el sol que brilla sobre todas las cosas". Ben Ali prometi¨® que no modificar¨¢ la Constituci¨®n -que establece que el presidente no puede tener m¨¢s de 75 a?os- para presentarse a su sexto mandato en 2014, que permitir¨¢ "la libertad total de prensa", y que "no volver¨¢n a clausurarse p¨¢ginas de Internet". Nadie que no pertenezca a su partido, la Asamblea Constitucional Democr¨¢tica, acaba de creerle duda. Cuando asumi¨® el poder en 1987 ya prometi¨® que permanecer¨ªa dos mandatos al frente del pa¨ªs.
Habr¨¢ que esperar para comprobar si la revuelta que irrumpi¨® ayer en el coraz¨®n de T¨²nez capital, en sus principales avenidas junto a la vieja medina, amaina. Todo es posible en un r¨¦gimen que da bandazos insospechados. Hasta el momento, la respuesta policial hab¨ªa sido apabullante. Sin contemplaciones. Agentes de uniforme y de paisano patrullaron y vigilaron por docenas en cada rinc¨®n, tambi¨¦n a bordo de motos, porra y spray en mano, amenazando a todo aquel que osara curiosear o detenerse en grupos, por peque?os que fueran, en unas avenidas comerciales que apestaron a gas lacrim¨®geno. Anoche, sin embargo, hab¨ªan dejado de patrullar, y miles de ciudadanos salieron a celebrar en las calles de la capital.
Antes, la jornada hab¨ªa transcurrido con una dura represi¨®n en la que al menos un civil muri¨® v¨ªctima de los disparos. Pero fue tambi¨¦n un d¨ªa en el que se vivi¨® el in¨¦dito desaf¨ªo a una autoridad que pierde legitimidad a marchas forzadas, si es que le queda alguna. "Ben Ali, fuera", "Ben Ali, asesino", corearon varios cientos de profesores en una manifestaci¨®n en el campus de Derecho de la Universidad de T¨²nez.
Se desga?itaron varios docentes al dirigirse a sus colegas, mientras brotaban los esl¨®ganes, que voceaban todos a una. "Libertad, libertad. No queremos un presidente para toda la vida". El ansia de libertad, la corrupci¨®n, el nepotismo y el desempleo son los g¨¦rmenes de un alzamiento popular que se desat¨® el pasado 17 de diciembre, cuando Mohamed Bouaziz, un licenciado sin empleo de 26 a?os se prendi¨® fuego en la ciudad de Sidi Bouzid. Muri¨® a comienzos de enero, despu¨¦s de que el d¨ªa 6 de ese mes el presidente Ben Ali visitara a Bouaziz en el hospital, quien parec¨ªa una momia todo vendado por las quemaduras.
Las cifras de muertos oscilan entre las 23 que admite el Gobierno y los 66 que anunci¨® la Federaci¨®n Internacional de Derechos Humanos. Los v¨ªdeos que se cuelgan en Internet y las declaraciones de testigos permiten aventurar que el n¨²mero debe estar m¨¢s cercano, o incluso superior, a los 66 que a los 23. Hay m¨¦dicos que hablan de varios muertos en un hospital tunecino; vecinos de los suburbios donde se desatan las protestas por la noche cuentan de fallecidos a los que las autoridades no permiten enterrar.
Algunas organizaciones de derechos humanos aseguran que la noche del mi¨¦rcoles perecieron al menos una docena de personas, a¨²n no identificadas, a balazos. Las protestas crecen y apenas quedan ciudades en los que no broten disturbios. Gafsa, Bael, Dar Chaban -cerca del balneario tur¨ªstico de Hammamet-, Bizerta, Sfax, Thala, Sidi Bouzid, Sliman, donde testigos afirman que dos chavales murieron por la tarde a tiros.
No es una revuelta de desheredados, aunque tambi¨¦n; no es una protesta de las ¨¦lites intelectuales, aunque tambi¨¦n. Es, simplemente, que gran parte de los 10 millones de tunecinos -bien instruidos y con anhelos democr¨¢ticos- est¨¢n hartos de un regimen que tras m¨¢s de dos decenios en el poder se ha corrompido y desgastado hasta hacerse insoportable.
"La noche del mi¨¦rcoles desafiaron el toque de queda muchas mujeres de todas las edades. Y creo que repetir¨¢n. Los j¨®venes sal¨ªan a la calle para protestar, pero la polic¨ªa dispar¨® gases lacrim¨®genos y balas. No ve¨ªa algo as¨ª desde la revuelta de 1984", comenta un vecino adulto de Elkram que opta por ocultar su identidad. En este barrio de clase acomodada, a unos 10 kil¨®metros del centro de T¨²nez, se desat¨® una refriega que dej¨® varios cad¨¢veres sobre el asfalto, seg¨²n relat¨® un vecino. Los j¨®venes declinaban hablar de la revuelta, por mucho que se hayan despojado del miedo que les ha atenazado durante a?os.
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