Comunicado a la carta
El comunicado de ETA aguardado con impaciencia por la izquierda abertzale ha llegado con un ligero retraso y en t¨¦rminos que traslucen un presumible regateo entre los solicitantes y sus corresponsales. Los herederos de Batasuna se mostraron en un primer momento satisfechos tal vez por creer que el alto el fuego "permanente y de car¨¢cter general" susceptible de ser "verificado por la comunidad internacional" declarado por la banda terrorista les permitir¨ªa concurrir a las elecciones municipales y forales. Pero una segunda lectura ha rebajado sus entusiasmos.
La Declaraci¨®n de Bruselas, mu?ida por el abogado sudafricano Brian Currin y presentada el pasado marzo ante el Parlamento Europeo con el apoyo nominal de cuatro premios Nobel, y el Acuerdo de Gernika, rubricado el pasado 25 de septiembre por una treintena de grupos pol¨ªticos, sindicales y sociales de car¨¢cter independentista, suscitaron elevadas expectativas acerca de un alto el fuego de ETA vinculado al anuncio de su desarme o disoluci¨®n a corto plazo. Pero el ominoso silencio del comunicado de la banda terrorista sobre su eventual abandono de la escena resta tambi¨¦n verosimilitud a la declaraci¨®n de alto el fuego: las treguas-trampa de car¨¢cter t¨¢ctico del pasado fueron rotas en 1989, 2000 y 2006.
ETA accede de forma parcial a las peticiones de Batasuna con vistas a su legalizaci¨®n electoral
ETA tampoco suele adjetivar con precisi¨®n ni buena fe su torturada prosa: mientras el calificativo permanente puede cubrir un lapso de pocas semanas o escasos meses, la expresi¨®n tregua de car¨¢cter general no incluye necesariamente las extorsiones gansteriles, las acciones de kale borroka y el aprovisionamiento de armas. La supuesta verificaci¨®n de la tregua por "la comunidad internacional" s¨®lo es una broma pesada para dar gato por liebre o hacer pasar la parte por el todo: el tenderete particular de Brian Currin y su grupo de contacto por las instituciones p¨²blicas de Naciones Unidas.
La experiencia ense?a que el esfuerzo de reconciliaci¨®n entre grupos pol¨ªticos e ideol¨®gicos enfrentados durante d¨¦cadas por el odio, el fanatismo y la muerte exige una paciente tarea de debate te¨®rico, controversia pol¨ªtica y di¨¢logo social para alcanzar sus frutos. El olvido o el perd¨®n por los cerca de 850 asesinatos de ETA o por las decenas de muertos y centenares de presos pertenecientes a la banda terrorista requiere una aproximaci¨®n entre los repertorios conceptuales, los c¨®digos morales y los registros emocionales hoy vigentes en el Pa¨ªs Vasco. No hay huellas de ese lenguaje en el comunicado de la banda, que contin¨²a defendiendo la necesidad de un "proceso democr¨¢tico" capaz de solucionar previamente el "secular conflicto vasco" mediante la "territorialidad" (la anexi¨®n al Pa¨ªs Vasco de Navarra y de los territorios franceses) y el "derecho de autodeterminaci¨®n" (la independencia). Un proceso a lo largo del cual ETA "no cejar¨¢ en su esfuerzo y lucha hasta alcanzar una verdadera situaci¨®n democr¨¢tica en Euskal Herria".
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