Una duda
El otro d¨ªa cog¨ª el tren. A Madrid. No pienso meterme en barro ahora; no voy a hablar de las comunicaciones tan lamentables que hay con el Norte de este pa¨ªs de Dios. No hablar¨¦ de las horas sorprendentemente infinitas de algunos recorridos ferroviarios, de los precios astron¨®micos de las compa?¨ªas a¨¦reas con monopolios incomprensibles en determinados trayectos... No quiero hablar de eso, por favor, que alguien me pare. S¨®lo apuntar¨¦ que hasta hace bien poco, cuando o¨ªa lo de las dos Espa?as, yo pensaba que se refer¨ªan a eso: al Sur, comunicado con todos sus AVE relucientes y sus mil low cost, y al lamentable Norte de burros y carretas. En fin.
Pero dec¨ªa: el otro d¨ªa cog¨ª el tren. Salimos puntuales, muy bien. Pel¨ªcula mala, se?ora gritona con m¨®vil, joven ingl¨¦s descalzo amodorrado encima de su mochila... Lo normal. Un viaje, como siempre, inc¨®modo y aburrido. Pasadas m¨¢s de cuatro horas eternas, escuch¨¦ a alguien decir que ¨ªbamos con bastante retraso. Mir¨¦ el reloj y s¨ª, era verdad, no parec¨ªa probable que en una sola hora pudi¨¦ramos llegar hasta Madrid. "Bah", dijo esa voz an¨®nima; "ahora le meter¨¢ ca?a y llegaremos puntuales fijo, lo que sea con tal de no pagarnos indemnizaciones". Ay, no. A esa altura del viaje ya ten¨ªa el trasero bien empotrado en las profundidades del asiento, pero, incluso as¨ª, jurar¨ªa que me tembl¨® de miedo. Madre m¨ªa. ?De verdad iban a acelerar a lo loco para ahorrarse el dinero? Se me amontonaron las preguntas. Ir¨ªan a una velocidad legal, ?verdad? ?No ser¨ªa peligroso correr m¨¢s? Respir¨¦ hondo y me obligu¨¦ a pensar que nunca pondr¨ªan a tanta gente en peligro, qu¨¦ tonter¨ªa. Con ese pensamiento, me relaj¨¦. Cerr¨¦ los ojos y volv¨ª a empotrar mi trasero en el fondo del asiento.
Sin embargo, con los ojos cerrados, me acord¨¦ de golpe de todas las veces en que hab¨ªamos acabado llegando puntuales a pesar de ir con bastante retraso.
Despu¨¦s, enlazando ideas, me di cuenta de que en los aviones pasaba lo mismo. Incluso record¨¦ una vez en que el comandante, despu¨¦s de las disculpas de rigor por el retraso, explic¨® con humor de mercadillo que iba a "correr un poquito" para llegar a tiempo. Y pensando, pensando, me asalt¨® una duda que, seguramente, es una tonter¨ªa como la copa de un pino pero que no consigo resolver: si, efectivamente, es legal y seguro correr m¨¢s, ?por qu¨¦ no corren m¨¢s todos los d¨ªas, como norma general? ?Por qu¨¦ nos condenan a unos viajes eternos de culos cuadrados y paciencias revenidas, pudiendo reducirlos? La ¨²nica respuesta que se me ocurre es que no lo hacen porque es inseguro correr m¨¢s. Y si es inseguro hacerlo, ?por qu¨¦ corren m¨¢s cuando vamos con retraso? Qu¨¦ foll¨®n, oiga.
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