Cavaco camina hacia la reelecci¨®n en las presidenciales portuguesas
Los electores muestran m¨¢s inter¨¦s por la crisis econ¨®mica que por los comicios
Portugal est¨¢ a una semana de elecciones presidenciales, aunque nadie lo dir¨ªa. Una campa?a tremendamente anodina no ha conseguido atraer la atenci¨®n ni el inter¨¦s de los electores, a quienes preocupan m¨¢s los efectos de la crisis econ¨®mica que el nombre del inquilino, presente o futuro, del palacio de Belem, sede de la Presidencia de la Rep¨²blica.
El Di¨¢rio de Not¨ªcias escrib¨ªa el s¨¢bado que "la campa?a est¨¢ completamente desprovista de inter¨¦s, en la que ning¨²n candidato ha presentado una sola idea innovadora, una propuesta pol¨¦mica o un concepto movilizador".
Aunque hay seis candidatos en liza, la carrera es, como mucho, cuesti¨®n de dos, porque el resultado de las elecciones presidenciales del 23 de enero est¨¢ poco menos que cantado.
El aspirante socialista es el gran rival del presidente en funciones
Manuel Alegre cuenta con el apoyo de los partidos de izquierda PS y Bloco
Salvo una sorpresa may¨²scula, el conservador An¨ªbal Cavaco Silva, del Partido Social Dem¨®crata (PSD), ser¨¢ reelegido por un segundo mandato de cinco a?os. El presidente en funciones se presenta en los actos de campa?a por encima del bien y del mal, distanciado de la acci¨®n pol¨ªtica y sin asumir ninguna responsabilidad. Pero resulta que Cavaco Silva lleva casi 20 a?os en el poder, en cargos como secretario de Estado de Presupuestos, ministro de Finanzas, primer ministro y presidente de la Rep¨²blica.
Tan solo el aspirante socialista, Manuel Alegre, podr¨ªa amargar la fiesta al actual presidente. La candidatura de Alegre ha sido controvertida desde su nacimiento, por la falta de consenso en las filas del Partido Socialista (PS). Fue el propio Alegre quien anunci¨® hace un a?o, por su cuenta y riesgo, la postulaci¨®n a la presidencia, mientras los dirigentes del partido permanec¨ªan callados. Un silencio de varios meses. Finalmente, ante el hecho consumado, el PS present¨® oficialmente la candidatura de Alegre, casi como un mal menor y con enormes dudas de hasta d¨®nde iba a llegar el respaldo del aparato del partido. Parad¨®jicamente, quien se apresur¨® a respaldar la candidatura alegrista fue el Bloco de Esquerda, partido de izquierda radical y cr¨ªtico implacable del Gobierno de Jos¨¦ S¨®crates.
Muchos observadores consideran que el perfil de Alegre encaja hoy m¨¢s con el Bloco que con el PS. Luchador infatigable contra la dictadura salazarista y el colonialismo portugu¨¦s en ?frica -estuvo en la clandestinidad, la c¨¢rcel y pas¨® 10 a?os exiliado en Argelia-, dirigente hist¨®rico de izquierda -milita en el PS desde 1974-, y veterano diputado en la Asamblea de la Rep¨²blica, donde ocup¨® un esca?o durante 34 a?os, Alegre no ha perdido el esp¨ªritu rebelde, propio de su condici¨®n de poeta, que le ha enfrentado en diversas ocasiones con la direcci¨®n de su partido. La m¨¢s estruendosa en 2005, cuando fue candidato a la presidencia como independiente y obtuvo 352.000 votos m¨¢s que Mario Soares, rival y candidato oficial del PS. Cavaco Silva gan¨® las elecciones con el 50,54% de los votos, apenas un punto porcentual m¨¢s que el 49,48% obtenido por los cinco candidatos de izquierda que compitieron separados.
Alegre vuelve con nuevos br¨ªos a la carga contra Cavaco Silva, y reivindica el m¨¦rito de haber logrado el respaldo de dos partidos casi "irreconciliables" (PS y Bloco). Esta vez no compite contra Soares. El secretario general del PS y primer ministro, Jos¨¦ S¨®crates, debut¨® en la campa?a el jueves pasado en Castelo Branco, ciudad del extremo norte de Portugal, para cumplir "un deber c¨ªvico y pol¨ªtico". El jefe de Gobierno asegur¨® que acudi¨® a aquel acto para "decir a Manuel Alegre que puede contar con el PS en esta campa?a electoral", pero en el mitin no se vio a ning¨²n dirigente nacional del partido y apenas acudieron dos diputados.
"Un presidente es elegido para presidir y no para gobernar", dijo S¨®crates, al subrayar la necesidad de "una cooperaci¨®n institucional" entre el presidente y el primer ministro. La cohabitaci¨®n no ha sido f¨¢cil en este terreno durante el mandato de Cavaco Silva, cuya distancia de S¨®crates va m¨¢s all¨¢ de las diferencias pol¨ªticas.
S¨®crates y Alegre tratan de exhibir en esta campa?a una buena sinton¨ªa pol¨ªtica, en la que pocos portugueses creen. El candidato se refiere al primer ministro como su "amigo y camarada", del que elogia el "coraje y determinaci¨®n", pero no evita reivindicar que es "un hombre libre y un candidato independiente".
De los otro cuatro candidatos, solo el comunista Francisco Lopes es algo m¨¢s que un elemento decorativo en la campa?a.
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