Pocos curas y muy atareados
P¨¢rrocos espa?oles (o inmigrantes) que cada vez abarcan m¨¢s pueblos, monjas que contratan ayuda... As¨ª se adapta la Iglesia a la falta de vocaciones y la vejez
Carlos Mendo Herr¨¢n, de 32 a?os, es cura desde hace seis. El ¨²ltimo ordenado en la di¨®cesis de ?lava. El m¨¢s joven. Y, claro, tiene carn¨¦ y coche propio. De hecho, tiene un suplemento salarial para gasolina. Un domingo Mendo dice misa de nueve en el convento de clausura de las Agustinas en Artziniega (?lava) -es p¨¢rroco a medias con otro compa?ero en ese y otra docena de pueblos del valle de Ayala-, luego coge el coche y va al santuario de la Encina, del siglo XV, para la misa de mediod¨ªa. La oficia, coge el coche y conduce hasta la parroquia del cercano Llanteno para misa de una. El domingo siguiente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez L¨®pez, de 70 a?os, hace esa ruta y Mendo la otra: la parroquia del pueblo, la residencia colegio de Menagarai y A?es. "La misa es de media hora larga, da tiempo justo de ir de un lado para otro", asegura Mendo.
En 27 de las 77 di¨®cesis espa?olas no hubo en 2010 ninguna ordenaci¨®n
Los sacerdotes cat¨®licos disminuyen. En Espa?a son 16.937 diocesanos para 22.908 templos (0,74 curas por templo), seg¨²n datos de 2009 de la Conferencia Episcopal. Adem¨¢s, hay 38.730 monjas activas, 11.647 religiosos en conventos (seg¨²n la Confederaci¨®n de Religiosos), adem¨¢s de las de clausura.
Como fallecen m¨¢s religiosos de los que se incorporan, los que hay desarrollan cada vez m¨¢s multitareas y requieren mayores ayudas externas. En los ¨²ltimos a?os caen las vocaciones cat¨®licas en general (aunque no en movimientos nuevos y conservadores como los Neocatecumenales, el Opus Dei, los Legionarios de Cristo...), la cantera languidece (los seminaristas sumaban 1.797 en 2000 y el a?o pasado eran 1.265, tras un leve repunte in¨¦dito en a?os) y los conventos se ven obligados a reclutar novicias en pa¨ªses pobres, llegan p¨¢rrocos inmigrantes... La Iglesia va haciendo as¨ª peque?os apa?os para mitigar la situaci¨®n.
Una crisis, la de las vocaciones, a la que habr¨¢ que ver c¨®mo le afectan los esc¨¢ndalos de los abusos sexuales perpetrados por sacerdotes cat¨®licos en varios pa¨ªses.
Basta una visita a Artziniega, que tiene poco m¨¢s de 1.800 vecinos, y sus alrededores para toparse con varios ejemplos que ilustran c¨®mo la Iglesia se adapta a los nuevos tiempos. De las 12 monjas del convento de clausura de las Agustinas, cuatro (las mayores) son espa?olas, las ocho restantes, filipinas de 30 y 40 a?os que han ido llegando desde hace una d¨¦cada larga. Cinco hermanos maristas mayores mantienen una casa de la orden que fue seminario "para mandar vocaciones a Venezuela". Y en la residencia colegio de las Esclavas del Amor Misericordioso para discapacitadas ps¨ªquicas las siete religiosas (espa?olas) necesitan desde hace a?os contratar seglares para atender a las pacientes, ahora 49: monitoras para darles clase, cocineras, limpiadoras.
Emilio P¨¦rez, p¨¢rroco de Amurrio y el vicario encargado de los sacerdotes rurales en la di¨®cesis alavesa, ilustra con su experiencia la creciente carest¨ªa de sacerdotes: "Le dir¨¦ que hace 29 a?os yo llegaba a Aramaio, un valle de 1.500 habitantes repartidos en nueve pueblecitos. Yo era el s¨¦ptimo de los curas. 10 a?os despu¨¦s quedaron tres. Hace 11 a?os estaba yo solo. Ahora no hay m¨¢s que uno. Pero sabemos que unos a?os antes hubo cura en todos esos sitios. Los llegu¨¦ a conocer y he asistido a sus entierros", respond¨ªa por correo electr¨®nico.
Para el vicario, no obstante, lo verdaderamente relevante es la edad (avanzada) de los que est¨¢n en activo: "De los 193 curas con cargo pastoral [en ?lava], no llegan a 40 los menores de 55 a?os, y los menores de 40 no son una docena. Estos son los datos a partir de los cuales hay que cavilar".
Ya lo hizo la jerarqu¨ªa cat¨®lica en Espa?a a instancias del cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco Varela el a?o pasado. "Los sacerdotes somos menos y de m¨¢s edad", admiti¨® Rouco. Y dio la media de edad de los curas: 63,3 a?os, a las puertas de la jubilaci¨®n. Los curas suelen retirarse a los 75, "aunque despu¨¦s te suelen decir que si puedes hacer algo, si est¨¢n l¨²cidos y pueden conducir", explica uno de los p¨¢rrocos de Artziniega.
Cuando el joven Mendo acab¨® sus estudios, el seminario de Vitoria -una ciudad anta?o considerada "de curas y militares"- qued¨® vac¨ªo, sin un solo alumno, durante un lustro. Este curso ocurre en el de Barbastro-Monz¨®n. Adem¨¢s, en 27 de las 77 di¨®cesis espa?olas no se ha ordenado un solo cura este a?o, seg¨²n datos de la Conferencia Episcopal, cuya comisi¨®n de seminarios no quiso comentar la situaci¨®n. La superiora de las monjas del Amor Misericordioso de Menagarai, Vicenta, da un ejemplo: las dos ¨²ltimas novicias de la orden eran rumanas. Esta mujer, que hizo los votos con 21 a?os, ha cumplido los 77 y lleva un marcapasos, atribuye la ca¨ªda en picado de las vocaciones "al bienestar que hay en Espa?a, a que las ONG est¨¢n haciendo trabajos sociales muy importantes que antes hac¨ªamos las religiosas y al ambiente de superficialidad que impera".
El antrop¨®logo del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas) Miguel Mandianes, considera que la Iglesia en Espa?a no se adapta al sombr¨ªo panorama que le rodea. "La adecuaci¨®n ser¨ªa ordenar mujeres, pero eso no depende de la Iglesia espa?ola, sino de la Iglesia romana, del Papa y del colegio cardenalicio, y adem¨¢s de facultar a seglares para que hagan las lecturas, prediquen y den la comuni¨®n, lo que t¨¦cnicamente se llama paraliturgia, dar misa sin consagrar". No son recetas nuevas para nada pero la jerarqu¨ªa no quiere ni o¨ªr hablar de ello.
As¨ª responde el padre Mendo cuando se le pregunta qu¨¦ opina sobre las mujeres sacerdotes, los curas casados o el uso del preservativo: "Cosas que son normales en la vida civil deber¨ªan tender a normalizarse en la vida de la Iglesia, pero cuando tenga que venir".
Vicenta, la superiora, ha oficiado misa sin consagrar en el pueblo al que estas monjas y las internas van en verano, Rios Menudos (Palencia). ?Y c¨®mo se lo tomaron los lugare?os? "Estaban contentos porque yo daba la comuni¨®n y la laica del pueblo no puede", explica.
El vicario para la ?lava rural se?ala que "se trabaja firmemente para que otras personas que despliegan su actividad a favor del conjunto eclesial tengan su reconocimiento" y a?ade que en su di¨®cesis "son docenas las personas que presiden en numerosas parroquias peque?as las celebraciones dominicales en ausencia del presb¨ªtero [cura]. En algunos sitios llevan m¨¢s de 20 a?os haci¨¦ndolo".
Cuenta el experto del CSIC que "hace 30 a?os los sacerdotes extranjeros que ven¨ªan a estudiar a Espa?a ten¨ªan que buscarse una parroquia donde dar misa, hoy son buscados y estimados como oro en pa?o". Imposible saber cu¨¢ntos p¨¢rrocos inmigrantes hay porque la Conferencia Episcopal no los cuenta. El padre Fabi¨¢n Failache, argentino de 46, es uno de ellos. Vino a Espa?a hace casi dos a?os porque "ten¨ªa inter¨¦s en salir del pa¨ªs, ver otras realidades" y porque hab¨ªa o¨ªdo que en Espa?a faltaban sacerdotes", cuenta por tel¨¦fono. Se ofreci¨® a un primer obispo que le dijo que gracias, pero que acababan de llegar unos curas polacos. El segundo le dijo que s¨ª. Hoy es el titular de una parroquia ubicada la calle de la Iglesia, de Riopar (Albacete), un pueblo de unos 1.500 vecinos. "Al principio hubo asombro. Mi manera de hablar hac¨ªa gracia, pero me han aceptado muy bien", asegura, y precisa: "El trabajo es muy parecido [al que hac¨ªa en Argentina]. En esta zona de la sierra son de misa diaria, se visita a los enfermos, doy catequesis...". Su ¨¢rea abarca tambi¨¦n Molinicos, unas 500 personas, y ocho pedan¨ªas habitadas. Detalla que la di¨®cesis argentina que dej¨® atr¨¢s "tiene curas suficientes y un clero joven".
Ante la ausencia de fieles en las misas de algunos pueblecitos, los p¨¢rrocos de Artziniega decidieron, tras consultar con los lugare?os, oficiar una al mes o solo en festividades se?aladas. Porque adem¨¢s de dar misa, bautizar, oficiar comuniones, bodas y funerales, visitan ancianos, dan catequesis, cuidan del santuario (junto a un grupo de voluntarias), han montado un museo sacro, y ejercen de amos de casa en la vivienda que comparten. Y est¨¢ la custodia de los archivos, de las obras de arte, de los templos porque, como dice un veterano, siempre hay un tejado que arreglar.
El vicario y p¨¢rroco de Amurrio es consciente de la gravedad de la crisis, pero se muestra optimista: "Creo que la debilidad de la Iglesia ser¨¢ su gran aliada y ejercer¨¢ de maestra espiritual para volver a la radicalidad del Evangelio y recobrar la credibilidad. Las vocaciones ya vendr¨¢n, a su tiempo. Antes hay mucho por clarificar".
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