Hace a?os tuve una intuici¨®n
Hace a?os tuve una intuici¨®n que, sinceramente, cre¨ª ut¨®pica. Dentro de una monta?a, crear un espacio interior que pudiera ofrecerse a los hombres de todas las razas y colores, una gran escultura para la tolerancia.
Un d¨ªa surgi¨® la posibilidad de realizar la escultura en Tindaya, en Fuerteventura, la monta?a donde la utop¨ªa pod¨ªa ser realidad. La escultura ayudaba a proteger la monta?a sagrada. El gran espacio creado dentro de ella no ser¨ªa visible desde fuera, pero los hombres que penetraran en su coraz¨®n ver¨ªan la luz del Sol, de la Luna, dentro de una monta?a volcada al mar, y al horizonte, inalcanzable, necesario, inexistente...
El apoyo dado por el Gobierno de Canarias a la idea escult¨®rica reforz¨® mi ilusi¨®n. Cre¨ª que la obra no suscitar¨ªa controversia en el pueblo canario, al que pens¨¦ donar la escultura y mi trabajo en ella. Pero he comprobado que el proyecto escult¨®rico despierta en muchos resquemores y suspicacias imprevistos, una oposici¨®n dif¨ªcil de evaluar ahora en su verdadera importancia, pero suficiente para mermar mi entusiasmo hasta desistir de la realizaci¨®n de la obra. Sin embargo, creo que ser¨ªa muy positivo mostrar al pueblo canario y al mundo en una exposici¨®n de maquetas y dibujos lo que se pretend¨ªa hacer en Tindaya.
La escultura est¨¢ concebida como un monumento a la tolerancia y es una obra para el pueblo canario. No deseo, pues, que sirva como elemento de divisi¨®n, y menos a¨²n como piedra de esc¨¢ndalo arrojada en luchas pol¨ªticas, que no comprendo y en las que no deseo verme envuelto.
Solo me interesa el debate art¨ªstico, que, lamentablemente, no se ha producido. No he o¨ªdo ni le¨ªdo ninguna cr¨ªtica desfavorable de la escultura que haya sido realizada por alguien que verdaderamente conozca el proyecto. Pero s¨¦ que algunas personas que lo desconocen han afirmado que la obra destrozar¨ªa la monta?a, cuando mi obra lo que quer¨ªa era salvarla.
Quiz¨¢ la utop¨ªa no pueda ser nunca realidad. Quiz¨¢ otros lo consigan en otro lugar. O quiz¨¢ la escultura, ese espacio amplio y profundo, accesible a la luz del Sol y de la Luna, lugar de encuentro de los hombres, pueda llegar al coraz¨®n de la monta?a sagrada de Tindaya.
Este texto se public¨® en EL PA?S el 27 de julio de 1996.
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