Barrio chino
Elisa Zheng, de 18 a?os, nacida y criada en el barrio de Arg¨¹elles, triunf¨® sobre la pasarela del primer concurso de Miss China en Espa?a organizado por la revista Xishang para "presentar a los espa?oles c¨®mo son los chinos de hoy y hacerles ver que son parecidos a ellos en su forma de vivir". Un concurso de belleza a la occidental con su obligatorio pase de candidatas en biquini se aleja bastante de la tradici¨®n oriental, y algunas postulantes lo pasaron fatal al tener que exhibirse en traje de ba?o, aunque sobre el escenario mostraran su adaptaci¨®n a las costumbres occidentales bailando a ritmo de rap o montando n¨²meros cl¨¢sicos de cabaret, nada de danzas tradicionales ni de trajes regionales.
Es en los bazares donde muestran su integraci¨®n con el paisaje y el paisanaje de la urbe
La boyante comunidad china radicada en Madrid se ocupa mayoritariamente en el comercio al por mayor y al detall, de las grandes naves del pol¨ªgono Cobo Calleja a los peque?os colmados, las tiendas de ropa y complementos y los abigarrados y coloristas bazares en los que puede adquirirse desde un alfiler hasta un elefante de porcelana. En sus escaparates abarrotados se dan cita los ¨²ltimos gadgets con los iconos y los s¨ªmbolos de la cultura popular, integrados en una especie de altar tao¨ªsta donde conviven el asc¨¦tico Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s y el Buda feliz, Spiderman y Pocoy¨®, platillos con la imagen del Papa, katanas de imitaci¨®n, bustos de Sandok¨¢n y m¨¢scaras de Halloween, cisnes de loza y guirnaldas de pl¨¢stico a precios incomparables. M¨¢s que en las pasarelas, es en los bazares donde los chinos de Madrid muestran su integraci¨®n con el paisaje y el paisanaje de la urbe.
En pocas d¨¦cadas pasaron los chinos de Madrid de los restaurantes agridulces a los peque?os supermercados de barrio, comercios de horario amplio y flexible que ocupan los locales de colmados extinguidos, tiendas de ultramarinos y coloniales que no sobrevivieron a los cambios y fueron barridos por las grandes superficies de los hipermercados. El v¨ªnculo que relaciona aquellos peque?os comercios con los supermercados y bazares orientales de hoy se encuentra en los usos de la inmigraci¨®n; aquellos y estos eran, y siguen siendo, empresas familiares en las que a veces conviven tres generaciones de una misma familia. Los padres fundadores ven¨ªan antes, con el hatillo al hombro o la maleta de cart¨®n, de Castilla, Galicia o Andaluc¨ªa, y entraban a trabajar como aprendices, pr¨¢cticamente sin sueldo, en bares y comercios regentados de forma habitual por gentes de su mismo pueblo, familiares o allegados. All¨ª aprend¨ªan el oficio y bregaban por independizarse montando nuevos establecimientos a imagen y semejanza de los que hab¨ªan dejado y en los que no tardar¨ªan en integrarse nuevos inmigrantes de su familia y de su tierra. Pese a su lejana procedencia y a la gran diferencia cultural, los comerciantes chinos siguen la misma tradici¨®n aunque, a diferencia de antes, hoy sean los aprendices los m¨¢s dotados para hacerse pronto con las riendas del negocio familiar. Nacidos y escolarizados en Espa?a, los ni?os se convierten r¨¢pidamente en ¨¢giles int¨¦rpretes y conocen mejor los gustos y las preferencias de la clientela nacional.
Miss China en Madrid cambi¨® su nombre, Qi Ling, por el de Elisa para integrarse mejor, se expresa con acento madrile?o y no habla mandar¨ªn, solo el dialecto chino de Shanghai que es la ciudad natal de sus padres, y en su pe?a de amigos predominan los j¨®venes latinos. Madrid sigue siendo rompeolas de todas las mareas de la inmigraci¨®n, ciudad multicultural y acogedora. Por la calle del Pez que es la Gran V¨ªa de mi barrio pasan todas las tardes grupos de colegiales reci¨¦n liberados de las aulas; en muchos de ellos los nacionales son flagrante minor¨ªa entre chinos, latinos, rumanos y magreb¨ªes, pero es m¨¢s lo que les une que los que los separa, la misma ropa, la misma m¨²sica, los mismos iconos, los mismos juegos. En el espacio acotado de las aulas y en la libertad de las calles bulle una nueva generaci¨®n m¨¢s global y menos apegada a sus ra¨ªces, una comunidad de la que solo reniegan los viejos, de edad o pensamiento, o de ambas cosas a la vez, enzarzados en est¨®lidas querellas nacionalistas y patri¨®ticas. Antes compr¨¢bamos en los chinos y ahora los chinos nos compran a nosotros, es hora de cambiar el chip, y los m¨¢s baratos los fabrican all¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.