La felicidad en el lienzo
Susana D¨ªaz de Vivar paga a C¨¢diz con sus pinturas
Su primer beso fue en C¨¢diz. Sus primeras amigas, sus primeros afectos, su primer amor. "Todo lo que fija la vida me pas¨® aqu¨ª". Susana D¨ªaz de Vivar, Gato Fr¨ªas, agradece a la capital gaditana el arraigo vital que le ha marcado su car¨¢cter y su visi¨®n del mundo, aunque en su periplo profesional y personal haya recorrido medio planeta. Afincada en Argentina, ahora regresa para resolver esa deuda y exhibe, a modo de regalo, una muestra de su obra. Sus pinturas buscan lo bonito. "Lo malo no est¨¢ en la naturaleza, nos lo creamos las personas", sentencia.
La vida de D¨ªaz de Vivar est¨¢ marcada por algunas casualidades. Un relevo en el consulado llev¨® a su padre hasta C¨¢diz. All¨ª conoci¨® a su madre y as¨ª naci¨® ella. Creci¨® en C¨¢diz aunque su vida terminar¨ªa asent¨¢ndose en Corrientes, en Argentina. Con su marido abri¨® un restaurante cuando ya ella hab¨ªa empezado a experimentar con el pincel. La decoraci¨®n del establecimiento luci¨® sus cuadros mientras ella atend¨ªa en la caja. "Entonces vino un hombre y me pregunt¨® de qui¨¦n eran las pinturas". Fue el principio de su carrera art¨ªstica. Aquel contacto le permiti¨® su primera exposici¨®n.
Susana D¨ªaz de Vivar reconoce la ingenuidad de sus pinturas. "Ingenuo es aquel que no ha tenido estudios. Yo no he pasado por ninguna academia". Pero tambi¨¦n ha evolucionado. "Empec¨¦ con los paisajes, luego he ido haciendo caras, ahora busco m¨¢s las expresiones". Su paleta de colores le invita siempre a ba?arse en un mundo ideal. "El mundo ha sido creado bueno y lindo", suele decir. Y eso es lo que refleja su pintura naif. "Dios cre¨® el mundo para que fu¨¦ramos felices. Somos los hombres los que nos buscamos la infelicidad". As¨ª que sus pinturas se recrean en paisajes id¨ªlicos y en personas felices.
Su trabajo le ha llevado a recorrer el mundo. Ha expuesto en Argentina, Nueva York o Israel. Este ¨²ltimo pa¨ªs lo conoci¨® justo antes de la guerra, donde dej¨® una muestra con otros artistas naif como ella. Las experiencias dejadas han sido su mejor recompensa. "El marchante nos dec¨ªa que la gente, en medio del estr¨¦s de la guerra, entraba en la exposici¨®n, se sentaba y, durante estos momentos, estaba bien". Obras que dan paz. "Cuando sabe que causa ese efecto, te puedes sentir satisfecha".
Dice que en sus paisajes hay mucho de C¨¢diz, esa tierra a la que tanto le debe. Hay casas de C¨¢diz, El Puerto, de los pueblos blancos. "Le quer¨ªa devolver a C¨¢diz todo lo que me ha dado". Es el objetivo que persigue con la muestra de 15 cuadros de diverso formato que hasta el 16 de febrero exhibir¨¢ en la galer¨ªa Benot, una de las escasas sedes pict¨®ricas que quedan abiertas en la capital gaditana.
Sus pinturas, las rastreadoras de felicidad, las aportadoras de paz, conviven con el intenso vivir de su autora. "Ahora estoy doblando la esquina del tiempo y puedo reflexionar mejor", suspira. Admite que ha llorado mucho. Pero de todo se puede sacar provecho. "De lo malo, tambi¨¦n me he llevado muchas cosas buenas".
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