Propiedad intelectual 2.0
El debate generado en torno a la ley Sinde puede servir para que Espa?a salga de su triste liderazgo como destacada sede de servidores piratas, justificada con la seudoprogresista teor¨ªa de la barra libre para todos. Dos cuestiones se plantean: si la propiedad intelectual ha perdido sentido por la aparici¨®n de Internet, y si un Estado de la Uni¨®n Europea puede legislar en un asunto del mercado interior independientemente del marco comunitario
El dif¨ªcil reto de crear ha tenido que adaptarse a los cambios tecnol¨®gicos. Con la imprenta, hasta ahora el mayor invento de emancipaci¨®n humana, se plante¨® la cuesti¨®n de la propiedad intelectual. Al inicio de la edici¨®n pr¨ªncipe del Quijote, la autorizaci¨®n real concede la licencia de impresi¨®n a Cervantes por 10 a?os, "so pena de que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere... perdiere la impresi¨®n que hiciere, y m¨¢s incurra en pena de cincuenta mil maraved¨ªes". Conocida es la fortuna de Cervantes a su fallecimiento, as¨ª como la de Mozart, enterrado en una tumba comunitaria por falta de medios.
Si cabe una cr¨ªtica de la 'ley Sinde' es su timidez. Espa?a debe salir de su triste liderazgo en pirater¨ªa
Un siglo antes del copyright de la reina Ana en Reino Unido y casi dos antes de la batalla de Beaumarchais por el derecho de autor en la Revoluci¨®n Francesa, la cuesti¨®n se planteaba ante la inagotable picaresca humana. La protecci¨®n legislativa de la forma m¨¢s noble de propiedad es un progreso, as¨ª como las sociedades de gesti¨®n colectiva que protegen a los creadores y la existencia de la Organizaci¨®n Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), agencia de la ONU.
La aparici¨®n de Internet ha revolucionado el panorama de la difusi¨®n de la cultura. Bienvenido sea este avance tecnol¨®gico a trav¨¦s de un sistema de comunicaci¨®n ultrarr¨¢pido que ha llevado a introducir un nuevo derecho fundamental, el de acceso a la banda ancha en el que Espa?a es pionera gracias al Plan Avanza. La Red es un sistema de transporte de mensajes, en el que como dice el gur¨² Chris Anderson, "existe suficiente espacio para ofrecer de todo a todos", no de crear. Hasta ahora, la Red no ha creado nada mejor que el Quijote o Hamlet en literatura, la Gioconda en pintura o la Novena sinfon¨ªa de Beethoven en m¨²sica, pero s¨ª ha multiplicado las posibilidades de acceso, copia y reproducci¨®n.
Por eso, no es de recibo la atrevida afirmaci¨®n de que Internet hace tabla rasa del pasado y es un cuerno de la abundancia en el que cada quien puede servirse a su gusto. Ofrecer no es descargar, cuesti¨®n que crea problemas jur¨ªdicos importantes. As¨ª, a la hora de hablar de garant¨ªas jur¨ªdicas, hay que solventar el delicado tema de la despenalizaci¨®n del hurto. No es admisible que si uno se lleva un libro o un v¨ªdeo de una tienda pueda ser procesado mientras que si lo descarga por la Red pueda arg¨¹ir que se trata de una difusi¨®n progresista de la cultura. Adem¨¢s, la Red, como todo sistema de transporte, puede permitir a un servidor comerciar con nuestros datos personales (el derecho a la protecci¨®n de datos de la Carta de Derechos Fundamentales de la UE en vigor) o con mercanc¨ªas t¨®xicas o peligrosas como la ciberdelincuencia (pornograf¨ªa infantil, terrorismo o delitos econ¨®micos). Por eso, el mismo Anderson argumenta que la web libre est¨¢ muriendo, sustituida por una serie de "jardines cerrados", los circuitos de pago llamados app desde Ipad a la prensa o las aplicaciones de pago si el capitalismo sigue su curso sin ning¨²n tipo de reglamentaci¨®n seria.
La segunda dimensi¨®n es la Europa digital. Por fin, la Comisi¨®n Europea la ha colocado como una de sus prioridades de futuro, tras el informe de la industria europea de Tecnolog¨ªas de Informaci¨®n y Comunicaciones (TIC) que tuve el honor de coordinar a propuesta de la presidencia espa?ola. La agenda digital incluye como acciones clave: simplificar la autorizaci¨®n de derechos de autor, su gesti¨®n y la concesi¨®n de licencias paneuropeas para su gesti¨®n en l¨ªnea mediante una directiva marco sobre gesti¨®n colectiva de derechos y la revisi¨®n de la existente sobre los derechos de propiedad intelectual, para reforzar su protecci¨®n frente a las persistentes violaciones en el entorno en l¨ªnea, de modo coherente con los derechos de protecci¨®n de datos e intimidad. Tambi¨¦n est¨¢ en curso un Libro Verde sobre la distribuci¨®n en l¨ªnea de las obras audiovisuales europeas y en proceso de consulta, medidas que permitan a los ciudadanos de la UE, a los proveedores de contenidos en l¨ªnea y a los titulares de derechos beneficiarse del mercado interior digital. Adem¨¢s, la propiedad intelectual es un activo clave de Europa en las negociaciones comerciales del mundo del G-20, ahora que China est¨¢ empezando a descubrir ese derecho tras su entrada en la OMC.
En este contexto, si cabe una cr¨ªtica de la ley Sinde es su timidez. Nuestros legisladores tienen la oportunidad y la responsabilidad de empezar a acabar con una situaci¨®n sonrojante para Espa?a, potencia cultural con dimensi¨®n mundial, y hacerlo de manera coordinada con el marco com¨²n europeo.
Enrique Bar¨®n Crespo es presidente de la Fundaci¨®n Europea para la Sociedad de la Informaci¨®n.
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