Despu¨¦s de la gala de los Goya, dimito como presidente
Tengo que reconocer que estos dos a?os al frente de la Academia han sido de los mejores de mi vida. He aprendido mucho, he conocido gente estupenda, pero desde un ¨¢ngulo distinto al del director. Comenc¨¦ reconociendo que me bajaba pel¨ªculas, sobre todo porno, y sent¨® fatal a los distribuidores, a los exhibidores y toda la profesi¨®n en general. Incluso me llam¨® mi madre. Esas declaraciones adolescentes me llevaron a reunirme con ellos y entender su punto de vista. Lo mismo me ha pasado con el problema que nos ocupa, la posici¨®n de los creadores en la Red. Empec¨¦ haci¨¦ndolo fatal, sin conocer el tema a fondo y dej¨¢ndome llevar por mis prejuicios, que son muchos y variados.
Conducido de nuevo por el m¨¦todo ensayo-error, decid¨ª reunirme con los que quisieran hacerlo para explicarme su punto de vista. Y de pronto descubr¨ª que hab¨ªa muchos puntos en com¨²n. Nadie estaba a favor del todo gratis, estaban de acuerdo en reconocer los derechos (y obligaciones) del autor frente a su obra, y a todos les parec¨ªa correcto buscar una manera ¨¢gil y eficaz de hacerlo. Yo, por mi parte, reconoc¨ª que el modelo de mercado necesitaba ser ampliado y corregido, que la oferta legal no era suficiente, y que compartir archivos con libertad era algo inamovible y deseado por todos. Conoc¨ª a David Bravo, a Julio Alonso, a Josep Jover, a Francisco George del Partido Pirata, a David Maeztu, habl¨¦ con Enrique Dans, y much¨ªsimos m¨¢s, por Twitter.
Teniendo posturas absolutamente divergentes, el di¨¢logo era fluido y sobre todo, constante. Soy un tipo con el genio f¨¢cil y dado a la respuesta r¨¢pida y poco meditada. Esta gente me dio una lecci¨®n. Es c¨®modo hablar con los que te siguen la corriente: te reafirmas en tus ideas, te sientes parte de un grupo, protegido, frente al resto de locos que se equivocan. Por vez primera, aprend¨ª que dialogar con personas que te llevan la contraria es mucho m¨¢s interesante. Puede resultar inc¨®modo al principio, sobre todo si eres soberbio, como yo. Pero cuando aprendes a encajar, la cosa fluye, y las ideas entran. En este pa¨ªs cambiar de opini¨®n es el mayor de los pecados. Creo que tenemos instalado el chip de la intransigencia desde hace tiempo. Habl¨¦ de ello en mi ¨²ltima pel¨ªcula. La ¨²nica manera de arranc¨¢rnoslo es mirar a la cara a la gente y decir lo que piensas con el convencimiento de que puede no ser cierto, que puedes estar diciendo o haciendo una tonter¨ªa. No voy a dejar de discutir, pero francamente, prefiero hacerlo como director que como presidente. Lo coherente es dejarlo. Acabar¨¦ lo que he empezado, eso s¨ª, no quiero decepcionar a los compa?eros de profesi¨®n, y prometo no empa?ar la ceremonia con este asunto. Quiero que sea la fiesta que todos esperamos. El debate continuar¨¢, pero en un lugar adecuado. Despu¨¦s de la gala, dimito como presidente. Seguir¨¦ siendo miembro de la Academia, discutiendo y metiendo la pata como siempre, pero como director de cine, que es lo m¨ªo.
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