Cosa de dos
Espa?a no ser¨¢ de grandes modistos, pero s¨ª tiene marcas que han demostrado saber desenvolverse en la gama media-alta. Hoss Intropia, Bimba & Lola o D-due son algunas de ellas. Lo que les falta en publicidad y desfiles les sobra en puntos de venta. Empresas textiles con poca presencia medi¨¢tica, pero mucha viabilidad comercial.
Ser dise?ador de ropa y ganarse la vida con ello, dos situaciones incompatibles que resulta que luego no lo son tanto. Al menos en casos como el de Charo Froj¨¢n y Alfredo Olmedo, los fundadores, en 2004, de D-due. Las instalaciones de una empresa de confecci¨®n perteneciente a los Froj¨¢n lo hicieron posible. Situadas en Rianxo (La Coru?a), re¨²nen las condiciones para la producci¨®n y distribuci¨®n de sus colecciones. Los departamentos de dise?o, patronaje, corte y acabados y hasta el almac¨¦n les vinieron dados. Pero, plataformas familiares aparte, D-due es significativa no por su consolidada existencia, sino por el desconocimiento generalizado que se tiene en Espa?a de ella. Son un "bueno, bonito y no muy caro" a la gallega. Y si se sabe poco de ellos es precisamente por eso. Comparten -junto a la tambi¨¦n gallega Bimba & Lola y, por supuesto, Zara- una nula simpat¨ªa por los grandes gestos. Son una especie de secreto a voces.
A sus dise?os les pasan las temporadas porencima sin que pierdan vigencia. Son atemporales, que no 'retro'
"Tener una empresa detr¨¢s te solventa la confecci¨®n. Y eso da tranquilidad a la hora de trabajar. No tienes que pensar: ?y ahora qu¨¦ hago con toda esta ropa que he dise?ado? Pero es verdad que tuvimos mucha suerte. Empezamos a ir a ferias internacionales, abrimos un showroom en Mil¨¢n? y lleg¨® la cartera de clientes. Nuestras colecciones son de calidad porque existe la posibilidad de hacer una producci¨®n cuidada. Y as¨ª hemos llamado la atenci¨®n de los compradores", cuenta Charo durante la entrevista.
Fue en diciembre. Ella y Alfredo pasaron por Madrid porque entre sus proyectos inmediatos est¨¢ abrir una tienda en la capital que vendr¨ªa a a?adirse a las tres que ya tienen en Galicia. Son profetas en su tierra (natal). Y en Jap¨®n, Estados Unidos, Corea, L¨ªbano, Reino Unido, Turqu¨ªa? "All¨ª competimos en primera divisi¨®n. Estamos en las mismas tiendas que Dries van Noten o Balmain. La exportaci¨®n nos est¨¢ salvando de la crisis. Un 60% de lo que producimos est¨¢ destinado a ella. Los establecimientos multimarca espa?oles se siguen tirando encima de todo aquello que venga empaquetado del exterior", contin¨²a Alfredo.
El pragmatismo tambi¨¦n es marca de la casa en lo que a est¨¦tica se refiere. No hacen productos de autor. Podr¨ªan permitirse los alardes creativos, pero prefieren mantener la realidad industrial. A los abriguitos, vestidos y blusones de D-due, apetecibles todos, les pasan las temporadas por encima sin que pierdan vigencia. Son atemporales, que no retro. "Un prenda viene dada por la suma de tres variables: los materiales (impuestos por sus dise?adores), el mercado (que dicta las tendencias) y la l¨ªnea de confecci¨®n (la que les salga a quienes la cosen)", explica Alfredo. Charo matiza que siempre intentan que su criterio prime sobre el del mercado. "No llegamos a la fashion victim, sino a la que busca una cosa personal". En cuanto a telas, ninguno quiere dar el brazo a torcer: "Su calidad es nuestro patrimonio. Estamos en muy mal momento, pero no podemos empezar a producir en Asia a bajo coste e inferiores materiales", afirman.
Socios, amigos. No novios. Esta vez lo personal no equivale a sentimental. Pero llega lejos en lo profesional. Charo y Alfredo comparten asignatura en la Universidad de Vigo. Imparten proyectos y quieren ense?ar a los alumnos a construir cimientos, no tejados. "Hay demasiado excedente de gente que ha llegado a la moda a trav¨¦s de la tendencia. Quieren ser creadores cuando lo ¨²ltimo que buscan las empresas espa?olas es ese perfil. Aqu¨ª el dise?o es algo mucho m¨¢s opaco. Nadie conoce los rostros que hay detr¨¢s de las marcas. Realmente esa parte es la ¨²ltima de la moda. La ¨¢rida es la primera. No todos pueden tener su propia marca. Es como si todo el mundo que estudiara filolog¨ªa creyese que iba a acabar siendo Thomas Mann", concluyen a d¨²o.
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