El azafr¨¢n espa?ol tiene trampa
Solo el 0,8% de la especia que se vende se ha cultivado en La Mancha - La mayor parte procede de Ir¨¢n, pero se etiqueta como nacional
En tierras de secano se cultiva oro. Es rojo, de aroma intenso y no se vende en lingotes, sino en hebras. No es barato: el precio de un kilo de azafr¨¢n con denominaci¨®n de origen La Mancha ronda los 3.000 euros. Espa?a produjo en 2010 unos 1.500 kilos; en cambio, se exportaron bajo marca espa?ola casi 190.000, seg¨²n el Ministerio de Industria. ?C¨®mo se explica esa diferencia? Por la dudosa elaboraci¨®n del producto y las anomal¨ªas en el etiquetado.
Un kilo requiere unas 250.000 rosas del azafr¨¢n. De toda la flor violeta, apenas sirven tres hebras, los peque?os filamentos que recogen el polen (estigmas). Un producto rentable en el mercado, pero costoso de elaborar.
En Espa?a las cifras chirr¨ªan. Hasta el a?o pasado el flujo era claro: las empresas espa?olas vend¨ªan como espa?ol lo que hab¨ªan comprado en otros pa¨ªses -sobre todo Ir¨¢n, y tambi¨¦n Marruecos, India y Grecia-. No basta este razonamiento para justificar las cuentas de 2010. Espa?a import¨® lo mismo, produjo lo mismo, pero se han disparado las exportaciones. ?De d¨®nde sale este azafr¨¢n? Nadie lo explica. Hasta un 90% de las exportaciones de azafr¨¢n espa?ol son fraudulentas, seg¨²n el sindicato agrario ASAJA. Un exportador, que pide anonimato, critica: "Son vergonzosos los precios a los que vende la gente, m¨¢s a¨²n sabiendo que es mierda".
El envasador no est¨¢ obligado a especificar la procedencia
El producto bueno ti?e despacio y tiene un olor fuerte y agradable
El negocio es rentable: el a?o pasado supuso 47 millones de euros. El azafr¨¢n iran¨ª tiene un precio m¨¢s barato -entre 1.000 y 1.500 euros el kilo-, pero la calidad es muy inferior, seg¨²n Antonio Garc¨ªa, presidente del consejo regulador de la denominaci¨®n manchega. "Proviene de explotaciones intensivas que no dejan descansar a la tierra. Las hebras son m¨¢s finas", afirma. Estas pr¨¢cticas suponen una amenaza para los agricultores manchegos. La producci¨®n en Ir¨¢n es, actualmente, m¨¢s intensiva, m¨¢s barata. El consumidor paga cinco euros por un gramo de Ir¨¢n. La misma cantidad con denominaci¨®n de origen La Mancha -la ¨²nica permitida- cuesta casi el doble.
Varias empresas iran¨ªes se han establecido en la Pen¨ªnsula para aprovechar la ambig¨¹edad del etiquetado. "No es ilegal, el producto ha sido tratado en Espa?a", se defiende el due?o de una conocida exportadora espa?ola.
Efectivamente, el truco entra dentro de lo permitido, aunque sea enga?oso para el consumidor. Espa?a solo exige que conste el nombre de la empresa envasadora o exportadora. En cambio, el reglamento ISO -que, sin ser obligatorio, marca lo correcto- especifica que figure el pa¨ªs de producci¨®n en los casos en que "su omisi¨®n pudiera inducir a error al consumidor sobre el origen real del producto". Ahora que el Ministerio de Industria plantea aprobar una nueva regulaci¨®n, el consejo regulador lucha porque Espa?a obligue a incluir esa especificaci¨®n. El organismo afirma que esto proteger¨ªa al consumidor y la producci¨®n manchega. Las grandes empresas exportadoras, en cambio, temen que el cambio afecte negativamente al negocio.
El conflicto de intereses entre la denominaci¨®n y las grandes exportadoras es sencillo. La producci¨®n espa?ola goza de gran prestigio, pero no es suficiente para sustentar los grandes vol¨²menes de exportaci¨®n. Una empresa fuerte del sector vende m¨¢s de 7.000 kilos. Toda la producci¨®n actual de la meseta no bastar¨ªa.
En la sede del consejo regulador, Garc¨ªa, su presidente, guarda muestras de azafr¨¢n comprado como manchego. Debe a?adirse que solo unos 700 kilos se certifican como tales, puesto que las ¨²nicas marcas que pueden etiquetar como de La Mancha son las seis de la denominaci¨®n -una apenas produce y otras dos est¨¢n en conversaciones para adscribirse. Los casi 800 kilos restantes son de cosechas antiguas o de empresas ajenas a la denominaci¨®n.
La ¨²ltima muestra que ense?a Garc¨ªa fue comprada en un bazar turco como espa?ola. "Esta no es ni azafr¨¢n, es cardamomo". El aut¨¦ntico se distingue porque tarda en colorear la comida, pero la ti?e de amarillo intenso. ?C¨®mo saber cu¨¢ndo es bueno? Garc¨ªa, que tambi¨¦n es gerente de la envasadora Ceffran, contesta: "Por el olor. Si son falsas,. la gente pone cara de asco". Para quienes no se f¨ªen del olfato, la garant¨ªa es el dibujo de la rosa del azafr¨¢n en el logotipo, la etiqueta oficial de la denominaci¨®n manchega.
Un secreto a voces entre los comerciantes de azafr¨¢n es la venta de productos adulterados. Un reportaje publicado en The Independent afirmaba que el an¨¢lisis de unas muestras de azafr¨¢n espa?ol evidenciaba que entre un 40% y un 90% del producto no eran hebras de azafr¨¢n, sino otros residuos de la planta en el mejor de los casos (la normativa exige que no superen el 0,6%).
Industria afirma que no tienen constancia de esos an¨¢lisis, pero no informa de las denuncias hechas desde Espa?a. Se escudan en que exportaciones dentro de la UE (el 98% en 2010) no est¨¢n sujetas a controles. El Ministerio pasa la pelota a las autonom¨ªas.
La Administraci¨®n solo admite que se trata de un "presunto fraude" mientras no haya sanci¨®n. Los reguladores no dan datos oficiales de sanciones. Francisco Mart¨ªnez Arroyo, director general de Producci¨®n Agropecuaria en La Mancha, subraya que hay inspecciones a las empresas y que los sistemas de control son "garantistas". Mart¨ªnez reconoce que existe constancia de "intentos de fraude", pero que "no es en La Mancha donde m¨¢s se producen". La Comunidad Valenciana y Murcia, que no producen azafr¨¢n, son las que m¨¢s exportan.
"Desde hace a?os suceden pr¨¢cticas fraudulentas", afirma Jos¨¦ Mar¨ªa Fresneda, de ASAJA en La Mancha. El sindicato propone "aranceles disuasorios o cuotas a la importaci¨®n como con los ajos chinos". Lo primordial para ¨¦l es que no se perjudique a los agricultores, quienes "hacen un azafr¨¢n para que la paella est¨¦ de muerte". Uno de estos agricultores manchegos es Vidal Escribano, de 78 a?os. "Cuando me hice novio hice como todos: plantar un azafranar", cuenta. Desde entonces han pasado muchos a?os de historias de compradores con pesas huecas y romanas torcidas, aunque los agricultores no eran inocentes: "Algunos humedec¨ªan el azafr¨¢n a fin de que engordase". Vidal habla de tiempos en los que el precio de la especia oscilaba entre un 50% y un 60% en el mismo a?o de cosecha. Los agricultores guardaban las reservas hasta que subiera el precio o no hubiera m¨¢s remedio que vender: "Llegaban gastos y a veces ten¨ªas alg¨²n dinero, otras solo azafr¨¢n. Entonces vend¨ªas". El azafr¨¢n era el banco de los agricultores. Y como al resto del mercado bancario, le ha llegado su crisis de las subprime.
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