Puntualizaci¨®n de Duran i Lleida
En la secci¨®n de Cartas al director del domingo 30 de enero, Marta L¨®pez P¨¦rez de Madrid escribe una en la que transcribe una declaraci¨®n m¨ªa en los siguientes t¨¦rminos: "Si la sociedad quiere que aqu¨ª venga simplemente gente que no tenga nada de propiedad y quieren que esta C¨¢mara al final sea una C¨¢mara de funcionarios y de gente pobre, pues vamos por el mejor de los caminos". La se?ora L¨®pez a?ade que yo aclar¨¦ despu¨¦s que esta gente, los pobres y los funcionarios, en fin, no est¨¢n preparados. No es cierto que yo me refiriese a pobres y funcionarios como que no est¨¢n preparados. Las palabras que ella transcribe forman parte de una declaraci¨®n mucho m¨¢s amplia en la que yo afirmaba que no necesitaba el complemento de pensiones porque cotizo desde los 18 a?os; que no tengo otra dedicaci¨®n que la pol¨ªtica, y por tanto ninguna incompatibilidad; y que no tengo ning¨²n inconveniente en explicar mi patrimonio, y as¨ª lo hice. Reconozco que me equivoqu¨¦ al utilizar la palabra pobre. Deber¨ªa haber dicho con menos recursos, pero mi reflexi¨®n estaba ligada con la necesidad de que la sociedad abra un debate -de hecho, en l¨ªnea con lo que marca el editorial del mismo d¨ªa de EL PA?S Privilegios parlamentarios- para decidir si quiere unas Cortes Generales que solo sean viables para la gente que en la vida privada gana menos recursos y para los funcionarios, ya que son los ¨²nicos que el d¨ªa que dejen de ser diputados tienen asegurada su plaza.
Nunca he dicho ni he pensado que un funcionario y una persona con pocos recursos no puedan ser diputados y que no est¨¦n preparados para serlo. Por supuesto, hay muchos funcionarios mucho m¨¢s preparados que algunos de nosotros. Pero lo reitero, el debate es otro. Es el de saber si queremos que los Parlamentos est¨¦n integrados tambi¨¦n por personas muy v¨¢lidas que trabajan en el mundo privado o como profesionales liberales y que, por no estar bien pagada la vida pol¨ªtica, rechazan tal opci¨®n, o porque al d¨ªa siguiente de dejar de ser diputado tienen que reconstruir toda su vida profesional, que hab¨ªan abandonado por completo para ser parlamentarios. Eso no excluye, insisto, que pueda y deba haber funcionarios que sean parlamentarios. Y menos implica, como ya dije, que no los valore. Cuando he tenido responsabilidades de gobierno, mi n¨²mero dos ha sido siempre un alto funcionario. Creo que es la mejor prueba del concepto que tengo de ellos. Y que quede claro que no me quejo de mi sueldo, aun sabiendo que ganaba m¨¢s antes en la vida privada y que podr¨ªa hacerlo ahora. La raz¨®n de mi presencia en la vida pol¨ªtica es pura y simplemente la vocaci¨®n.
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