"No quer¨ªa matar a mis hermanos"
Algunos polic¨ªas que se negaron a disparar contra los manifestantes durante la protesta del pasado viernes fueron tiroteados por sus mandos
Mahmud tiene la cara hinchada y amoratada, sellada por un costur¨®n que cubre el tiro que, atraves¨¢ndole la mejilla y el labio, le ha partido la mand¨ªbula. Otra bala entr¨® y sali¨® de su cuello sin atravesar ninguna arteria principal. Al final tuvo suerte.
El pasado viernes, el viernes de la c¨®lera, cuando la polic¨ªa antidisturbios tomaba las calles para contener a los manifestantes que ped¨ªan el fin del r¨¦gimen de Mubarak, Mahmud estaba con ellos. "Me pidieron que disparara, pero no pod¨ªa hacerlo. No quer¨ªa hacerlo". Quiere explicarse entre susurros y al final termina pidiendo una hoja de papel donde escribir. "Est¨¢bamos tan cerca... Sab¨ªa que si disparaba matar¨ªa a alguien. No quer¨ªa matar a mis hermanos".
"Estaban tan cerca que sab¨ªa que matar¨ªa a alguien", alega un agente
"Un oficial apunt¨® hacia ¨¦l y le dispar¨® en la barriga", dice un familiar
No recuerda c¨®mo fue exactamente, solo vio que su oficial le apuntaba y apretaba el gatillo. No sabe cu¨¢ntas veces. Dos de las descargas hicieron blanco en su cabeza. Una de sus hermanas, Sayeda, cuenta que tiene 20 a?os, y ¨¦l apunta con el dedo que tiene uno m¨¢s. Despu¨¦s vuelve a colocar su mano bajo la cabeza para hacer el dolor m¨¢s llevadero.
Lleva dos a?os cumpliendo el servicio militar y aquella noche estaba con los soldados del cuerpo policial de antidisturbios. Esta unidad se nutre de las clases sociales m¨¢s bajas del pa¨ªs y recluta a j¨®venes en su mayor¨ªa analfabetos que son aleccionados, en algunos casos, a partir de los 16 a?os. Los que no tienen estudios universitarios muchas veces entran como voluntarios tratando de esquivar la elevada tasa de paro juvenil que hay en el pa¨ªs. Tambi¨¦n muchos de los que cumplen el servicio militar obligatorio acaban en las filas de las fuerzas de seguridad.
La madre de Mahmud no quiere que hable con periodistas. Se golpea la cabeza y protesta. Su hermano pide que contemos su historia dando un nombre falso. Un polic¨ªa de paisano registra de vez en cuando las habitaciones tratando de evitar que algunos de los heridos, "todos de bala", seg¨²n el m¨¦dico responsable, hablen con los medios internacionales.
Esta familia de agricultores con siete hijos vive en un pueblo de Alejandr¨ªa. Hasta ayer no supieron nada de su hijo que estuvo en coma desde el viernes. Solo cuando Mohamed despert¨® consigui¨® que alguien avisara a sus padres y hermanos. "No quiero seguir en esta situaci¨®n", escribe en el papel. ?Y Mubarak? "Si tiene que irse, que se vaya", anota, "pero entre nosotros no podemos matarnos", concluye.
Muchos de los que se encuentran en este centro son polic¨ªas que recibieron disparos de compa?eros u oficiales que les ordenaban disparar contra los manifestantes.
Fuera de foco acepta contar su historia Ahmed. Se hace la foto y su hermano -"¨¦l a¨²n est¨¢ en estado de shock"-, relata lo sucedido. "Estaba de reserva en la zona del palacio de Abdeen, caminando hacia la plaza de la Liberaci¨®n cuando les ordenaron cargar sus armas y disparar".
?l se neg¨® a hacerlo. "Fue entonces cuando les amenazaron con un juicio militar si no obedec¨ªan las ¨®rdenes y muchos de ellos se lanzaron sin pensar", cuenta Abdala, un observador de derechos humanos que ha estado visitando los centros hospitalarios en busca de testimonios.
Las organizaciones de derechos humanos consideran que el n¨²mero de muertos durante esos d¨ªas podr¨ªa ascender a dos centenares, los heridos superan el millar. "Uno de sus oficiales apunt¨® hacia ¨¦l y le dispar¨® en la barriga cuando se daba la vuelta", asegura . "Lo ¨²nico que quer¨ªa era acabar mi servicio militar e irme a casa", balbucea Ahmed. "No soy un asesino", a?ade. "Tengo cuatro hijos, queremos paz, queremos a Mubarak", grita la madre de Ahmed. "Queremos que acabe su servicio y que vuelva a casa", se lamenta.
Ahmed, alterado por el nerviosismo de la mujer, cambia de parecer y dice que el oficial iba disparando al aire huyendo de los manifestantes y que le pudo "dar por error". Su hermano niega con la cabeza. A¨²n le quedan dos a?os para saldar cuentas con la milicia y no quiere tener problemas.
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