El dictador maniobra
El Gobierno egipcio invita infructuosamente al di¨¢logo mientras sus matones salen a la calle
Egipto se desliza r¨¢pidamente hacia un escenario cada vez m¨¢s preocupante de par¨¢lisis pol¨ªtica y violencia creciente. Los nuevos s¨ªntomas son la irrupci¨®n de matones gubernamentales en El Cairo contra los manifestantes anti-Mubarak y los periodistas extranjeros y el papel progresivamente policial de un Ej¨¦rcito que pide a los ciudadanos que vuelvan a sus casas, mientras se interpone entre uno y otro bando. Gobierno y oposici¨®n emiten en las ¨²ltimas horas en longitudes de onda tan contrapuestas que invitan a pensar en una estrategia definida del dictador para pilotar la transici¨®n en el pa¨ªs ¨¢rabe, en lugar de abandonar inmediatamente el poder, como le exige la calle.
El nuevo Gobierno, a cuyo frente Hosni Mubarak ha puesto a dos ac¨®litos militares, asume que el presidente sigue. El jefe del Parlamento de partido ¨²nico aseguraba ayer que los cambios constitucionales prometidos por el rais se materializar¨¢n a tiempo de conformar las distantes elecciones de septiembre, ya sin Mubarak. El primer ministro, por su parte, invita a negociar no se sabe qu¨¦ a una difusa oposici¨®n -de la que forma parte la fuerza islamista Hermanos Musulmanes y de la que el ex diplom¨¢tico El Baradei se ha convertido, por sus conexiones, en portavoz internacional- que rechaza hablar mientras Mubarak siga al tim¨®n.
De los dos desenlaces m¨¢s probables de la mayor crisis del mundo ¨¢rabe -un relevo instrumentado por un ag¨®nico Mubarak o su renuncia en favor de un Gobierno de transici¨®n que convoque elecciones y transfiera un poder legitimado por el pueblo-, el primero y m¨¢s peligroso parece estar abri¨¦ndose paso. La posici¨®n castrense sigue siendo el pivote decisivo de cualquier vuelco. El Ej¨¦rcito egipcio ha facilitado hasta ahora las protestas, pero se ignora si est¨¢ dispuesto a llegar a la puerta del palacio presidencial.
Los egipcios han arrancado a la dictadura m¨¢s en una semana que en 30 a?os. Y parecen dispuestos a continuar, pese a que cada d¨ªa en la calle representa una heroicidad, no solo econ¨®mica. Mubarak puede jugar a esperar y hacer como que hace alg¨²n caso, pero es parte de una estrategia de desgaste que no va ser decisivamente forzada por los poderes internacionales, que consideran hechos los deberes poniendo plazo fijo a su reinado. No est¨¢ claro en todo caso si quienes le padecen desde hace 30 a?os se puedan permitir un dilatado pulso sin romperse o desfallecer.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.