Las voces de Colm T¨®ib¨ªn
Desde la primera l¨ªnea en una historia de Colm T¨®ib¨ªn uno est¨¢ sumergido por completo en una conciencia. Da igual que sea una novela o un cuento. La inmersi¨®n es la misma, y no cesa hasta el final, y en ning¨²n momento escucha uno crujir los mecanismos de la construcci¨®n ni es distra¨ªdo por la evidencia del estilo, y menos a¨²n ve al autor haci¨¦ndole un gui?o para felicitarle por su propia agudeza ni gesticulando para que se sepa lo listo o lo complejo que es quien escribe, lo al tanto que est¨¢ de las ¨²ltimas innovaciones narrativas. Colm T¨®ib¨ªn escribe a veces sobre escritores o gente de profesiones intelectuales y muchas m¨¢s veces sobre personas que se dedican a oficios modestos o que carecen de familiaridad con las palabras escritas o con la expresi¨®n sofisticada de los sentimientos. Pero siempre la voz que cuenta, sea en primera o en tercera persona, es la de alguien que mira a los seres que ha inventado exactamente desde la altura de sus propias vidas, a una distancia respetuosa que elimina la condescendencia y sin la cual es posible que no exista gran literatura.
Uno empieza The Master y ya est¨¢ en la conciencia de Henry James, y la mezcla de opacidad y transparencia que percibe tal vez se parezca mucho a la que el propio James sent¨ªa hacia s¨ª mismo, perpetuamente revel¨¢ndose y escondi¨¦ndose en sus veladoras de palabras, en sus historias en las que las cosas se dicen y al mismo tiempo no se dicen y la verdad ¨²ltima sobre los personajes o sus destinos queda inaccesible al otro lado de un umbral que no cruzaremos, aunque la puerta est¨¦ entornada. Desde las primeras frases de Brooklyn el mundo se ve a trav¨¦s de la mirada serena y atenta de una chica irlandesa de provincias al principio de los cincuenta. Eilis Lacey no ha salido nunca de su peque?a ciudad y tiene muy escasas perspectivas vitales -el trabajo en una tienda de comestibles, el baile semanal, la misa del domingo por la ma?ana-, pero su inteligencia es tan cavilosa y tan observadora como la de Henry James en The Master o como las de esas hero¨ªnas admirables que a James le gustaba inventar, mujeres de un ¨ªmpetu y una fantas¨ªa que han de quedar casi siempre confinadas en el teatro sofocante de la vida social pero que de alg¨²n modo acaban sabiendo vivir a la altura de sus propios sue?os, o renunciar a ellos con sabidur¨ªa. Publicada inmediatamente despu¨¦s de The Master, Brooklyn fue uno de esos quiebros de direcci¨®n que los escritores no siempre se atreven a tomar, porque desconcertar¨¢n las expectativas de algunos de sus lectores m¨¢s asiduos. En apariencia, no puede haber dos novelas m¨¢s distintas entre s¨ª. The Master era un desaf¨ªo que puede parecer menos dif¨ªcil por el hecho mismo de la calidad asombrosa de su resultado, y porque la novela, como es habitual en la literatura en ingl¨¦s y muy raro en la nuestra, no pretende llamar la atenci¨®n sobre su propia factura. ?C¨®mo se escribe, sin incurrir en el pastiche o en los enjuagues metaliterarios, una novela meticulosa e introspectiva sobre el m¨¢s meticuloso e introspectivo de los novelistas, el m¨¢s consciente de su estilo y de su oficio? Alguien, adem¨¢s, que dej¨® un rastro tan copioso de su propia voz escrita, en diarios, cuadernos de notas, cartas innumerables.
La soluci¨®n es doble: por una parte, esa tercera persona interior que el propio James us¨® con tanta maestr¨ªa, y que le permite espiar de cerca la intimidad de los personajes y presentar las cosas como filtradas por ellos; y por otra, un talento m¨¢s musical que literario para interpretar una forma de escribir como se interpreta una partitura, o m¨¢s exactamente como un m¨²sico de jazz homenajea a un maestro y revive el estilo de sus improvisaciones sin mimetismo ni parodia, de modo que hace su propia m¨²sica y al mismo tiempo la de su maestro, y que cuanto m¨¢s fielmente le sigue m¨¢s intensamente es ¨¦l mismo. The Master suena a James como Tete Montoliu sonaba a veces a Art Tatum o a Thelonious Monk, o Billie Holiday a Bessie Smith, o Charles Mingus a Duke Ellington. Pero no hay ninguna duda, a quien escuchamos es a Colm T¨®ib¨ªn, y estamos leyendo una novela de principios del siglo XXI y no un pastiche de una de finales del XIX. El irland¨¦s T¨®ib¨ªn, que empez¨® a cultivar la extranjer¨ªa desde que se fue por primera vez a Barcelona con veinte a?os, y que se ha hecho escritor en la cultura literaria inglesa y americana, intuye con naturalidad la extranjer¨ªa inversa de Henry James, que dej¨® los Estados Unidos para instalarse en una Europa en la que siempre estar¨ªa de paso, en una Inglaterra en la que no dejar¨ªa nunca de ser forastero; el homosexual criado en una cultura cerrada y cat¨®lica en la que el primer aprendizaje ten¨ªa que ser el del disimulo revive esa parte de la intimidad de Henry James que se insin¨²a y que no llega a revelarse nunca, el desasosiego y la costumbre de pasar parte de la vida representando a un personaje, muchas veces en el filo entre la respetabilidad y la verg¨¹enza.
Extranjer¨ªa y disimulo, huida y regreso, lealtad y ruptura, impudor y contenci¨®n, son los temas que se entrelazan de nuevo en el ¨²ltimo libro de T¨®ib¨ªn, The Empty Family, una colecci¨®n de relatos. Ning¨²n gran m¨²sico tiene un repertorio ilimitado. Cada comienzo es otra vez un inmediato sumergirse: Estoy de vuelta aqu¨ª. Puedo asomarme y ver el cielo delicado y la l¨ªnea d¨¦bil del horizonte y el modo en que la luz cambia sobre el mar. T¨®ib¨ªn escribe sobre gente que se march¨® hace tiempo y que vuelve llamada por el remordimiento, o por la nostalgia, o por la enfermedad o la muerte de esas personas queridas que mantienen los lazos y alimentan la culpa del que se atrevi¨® a marcharse. Los detalles del origen o de la huida importan menos que la realidad del desarraigo o que la pesadumbre de un regreso demasiado tard¨ªo: una decoradora de cine que viaja desde Los ?ngeles a Irlanda para el rodaje de una pel¨ªcula; una hija de una familia burguesa catalana que tuvo que irse al exilio y vuelve despu¨¦s de la muerte de Franco; un emigrante paquistan¨ª que no sale nunca de las pocas calles del Raval de Barcelona en las que sucede su vida desterrada y furtiva.
Pero en la deserci¨®n tambi¨¦n est¨¢ la libertad: en Barcelona, en 1975, en el carnaval alucinante de las v¨ªsperas de la muerte de Franco, el temeroso estudiante irland¨¦s encuentra la temeridad y la desverg¨¹enza del amor. Tambi¨¦n en Barcelona, en ese presente que a los escritores de ficci¨®n espa?oles nos cuesta tanto llevar a las novelas, el emigrante paquistan¨ª elude la vigilancia policiaca de su comunidad para entregarse al amor de su vida. Y cada uno de ellos afirma con naturalidad su presencia soberana en el mundo. Hace falta mucho talento para que los personajes ocupen del todo el espacio que ha abierto para ellos un autor que no tiene miedo de volverse invisible. / Scribner, 2010 / 2011. 288 p¨¢ginas. www.colmtoibin.com.
The Empty Family. Colm T¨®ib¨ªn. Viking antoniomu?ozmolina.es
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.