?tica policial y valores democr¨¢ticos
El C¨®digo de ?tica Policial aprobado por Joan Saura, anterior consejero de Interior de la Generalitat ha sido derogado por su sucesor, Felip Puig. Ello satisface a quienes se hab¨ªan opuesto al texto -fundamentalmente, sindicatos policiales-, pero tambi¨¦n desilusiona a las organizaciones c¨ªvicas que lo hab¨ªan apoyado. Se dice que se elaborar¨¢ otro c¨®digo mejor y con m¨¢s consenso, pero quienes firmamos estas l¨ªneas creemos que la discrepancia tiene razones profundas que apuntan a distintos modelos policiales, lo que ha determinado nuestra dimisi¨®n como miembros del Comit¨¦ de ?tica Policial que redact¨® el proyecto.
De entrada, muchas de las cr¨ªticas vertidas son desproporcionadas respecto de la real dimensi¨®n del C¨®digo ?tico, lo que revela que algunos discrepantes desconoc¨ªan el texto. Se ha tildado de intervencionistas, coactivos y sometedores de las polic¨ªas locales a los Mossos d'Esquadra (?), cuando lo que se establecen son principios orientadores comunes a todas las polic¨ªas dependientes de autoridades catalanas, pretendiendo reforzar la funci¨®n policial en materias como la proximidad, la prevenci¨®n, la mediaci¨®n, la relaci¨®n con otros servicios p¨²blicos y la investigaci¨®n. El c¨®digo derogado declaraba expresamente que no impon¨ªa sanciones y que el Comit¨¦ de ?tica no pod¨ªa interferir en la cadena de mando. Se dirig¨ªa a "consolidar y promover los valores democr¨¢ticos ya asumidos por las polic¨ªas de Catalu?a", permitiendo una valoraci¨®n de su cumplimiento mediante un informe anual del Comit¨¦ de ?tica, sin constancia de datos personales. Por tanto, ni supon¨ªa una coacci¨®n para los agentes, ni exponerlos al escarnio p¨²blico, ni interfer¨ªa en las competencias de las autoridades policiales, ni en la autonom¨ªa municipal.
Las instituciones fuertes y seguras de s¨ª mismas no temen el escrutinio p¨²blico porque admitirlo refuerza su prestigio
Entonces, ?por qu¨¦ el c¨®digo no cont¨® con el necesario consenso ni con el informe favorable del Consejo Superior de la Polic¨ªa? Tenemos suficiente esp¨ªritu autocr¨ªtico como para admitir que el debate pod¨ªa haber sido m¨¢s amplio, pero en ning¨²n caso puede presentarse el texto resultante como un tr¨¢gala de ¨²ltima hora, impuesto a espaldas de los polic¨ªas. Hubo un dilatado periodo de alegaciones sobre dos versiones del proyecto, enviadas a sindicatos policiales, asociaciones de mandos, entidades municipalistas y varios expertos. De la veintena de entidades consultadas solo dos asociaciones policiales formularon enmiendas al texto y el resultado del proceso fue la supresi¨®n de 33 art¨ªculos del proyecto inicial y la modificaci¨®n de otros muchos. Cabe deducir, por tanto, que la oposici¨®n se dirig¨ªa no tanto al texto como al modelo de control externo de la actuaci¨®n policial que el Comit¨¦ de Ministros del Consejo de Europa recomend¨® con el C¨®digo Europeo de ?tica de la Polic¨ªa y que hemos intentado trasladar a Catalu?a.
El modelo propuesto pretend¨ªa ejercer ese control mediante la advertencia de los errores y la recomendaci¨®n de buenas pr¨¢cticas, haciendo, adem¨¢s, que los principios b¨¢sicos de la actuaci¨®n policial fueran accesibles a los ciudadanos para generar mayor confianza en el servicio policial y sus agentes. Los Mossos d'Esquadra son una referencia como polic¨ªa democr¨¢tica, pero, aunque han descendido en los ¨²ltimos a?os, las numerosas denuncias penales contra algunos agentes -659 en los ¨²ltimos tres a?os, con 410 juicios y 28 condenas-, justifican medidas de evaluaci¨®n que contribuyan a mejorar el ejercicio de la funci¨®n. Se nos ha dicho que eso supone "desprestigiar" a los polic¨ªas y mantenerlos "bajo sospecha", pero creemos que se trata justamente de lo contrario: en primer lugar, porque reforzar el control y la evaluaci¨®n supone partir de la extraordinaria importancia de su trabajo, dedicado, ni m¨¢s ni menos, que a la defensa de nuestros derechos como ciudadanos. Y, adem¨¢s, porque admitir la evaluaci¨®n externa supone reafirmarse en la voluntad de servicio y adecuaci¨®n a las exigencias de una sociedad democr¨¢tica. Las instituciones fuertes y seguras de s¨ª mismas no temen el escrutinio p¨²blico porque admitirlo refuerza su prestigio. Esperemos que la derogaci¨®n del C¨®digo ?tico no transmita el mensaje contrario a los ciudadanos.
Carlos Jim¨¦nez Villarejo es exfiscal anticorrupci¨®n y Mercedes Garc¨ªa Ar¨¢n es catedr¨¢tica de Derecho Penal.
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