La pel¨ªcula de Baltasar Garz¨®n
Isabel Coixet estrena un explosivo documental-entrevista en el que el juez se confiesa
Baltasar Garz¨®n mira al escritor Manuel Rivas, interlocutor en la charla, y en un momento de debilidad emocional suelta una palabrota: "?D¨®nde co?o hay un pago del Banco de Santander a m¨ª? [...] Por Dios, ?qu¨¦ es esto? ?Por qu¨¦? ?Porque me llamo Garz¨®n?". Es un instante de furia, de dolor, parecido al que se ve en pantalla cuando habla de su familia, de las tensiones sufridas por sus hijos -a los que dedic¨® y dirigi¨® un revelador libro, Un mundo sin miedo-, y que las tres c¨¢maras usadas por Isabel Coixet graban sin descanso. Es 18 de diciembre de 2010, en un fr¨ªo apartamento madrile?o prestado para la ocasi¨®n, y el silencio que sigue solo lo rompe la respiraci¨®n indignada del juez de la Audiencia Nacional, suspendido cautelarmente a la espera de un juicio que nunca llega.
"Cinco de los siete magistrados que me juzgar¨¢n son los que admitieron la querella, los que han resuelto los recursos, los que me han denegado las pruebas"
"Aqu¨ª lo que pasa es que ya no da miedo ser corrupto, porque lo eres y te siguen eligiendo"
"Combat 18, grupo de extrema derecha, dice en correos: 'Hay que liquidar a este juez"
"Consiguen que el ciudadano piense: 'Algo habr¨¢ hecho el sinverg¨¹enza este"
"?Qu¨¦ es eso de los pagos de Nueva York del Banco de Santander? ?D¨®nde co?o hay un pago del Santander a m¨ª? Por Dios, ?qu¨¦ es esto? ?Por qu¨¦? ?Porque me llamo Garz¨®n?"
La cineasta catalana, en un texto escrito para presentar su documental, asegura que ya en julio contact¨® con Baltasar Garz¨®n, a quien no conoc¨ªa, "para filmar un documento en el que ¨¦l hablara de la situaci¨®n por la que estaba atravesando". Le respondi¨® sin darle muchas esperanzas. Garz¨®n se instal¨® en La Haya, para trabajar de asesor del Tribunal Penal Internacional. "A cada nueva noticia alrededor del juez, crec¨ªa mi perplejidad y aumentaba mi estupor", escribe Coixet.
Finalmente, concertaron una cita, y la cineasta le pidi¨® al escritor Manuel Rivas que fuera ¨¦l quien interrogara al juez, mientras ella controlaba desde detr¨¢s de las c¨¢maras la grabaci¨®n. Durante seis horas, el pasado 18 de diciembre Rivas y Garz¨®n se sentaron cara a cara, pasaron fr¨ªo juntos y repasaron la carrera de una de las personalidades m¨¢s importantes de la sociedad actual espa?ola. El resultado final es Escuchando al juez Garz¨®n, 84 minutos de un documento revelador que se proyectar¨¢ en el pr¨®ximo festival de cine de Berl¨ªn el lunes 14, en la secci¨®n Eventos Especiales, y que posteriormente podr¨¢ verse en Internet en la web de cine indie filmin.es. En un blanco y negro excepcional, que de puro g¨¦lido salta a la gama de los azules, Baltasar Garz¨®n recuerda sus primeros pasos como juez -el pr¨®ximo domingo 13 se cumplir¨¢n 30 a?os del inicio de su carrera judicial-, los recuerdos de amigos ya fallecidos, como el juez Giovanni Falcone, a cuyo entierro asiste el espa?ol en mayo de 1993, y que le dejan marcado, o su paso por la pol¨ªtica y su an¨¢lisis de los GAL.
Tambi¨¦n hay tiempo para que describa con todo lujo de detalles los d¨ªas previos y posteriores a la detenci¨®n en Londres del dictador chileno Augusto Pinochet, y c¨®mo la embajada brit¨¢nica en Espa?a apoy¨® sus pasos. Y en la media hora final llegan los temas actuales, los tres sumarios a los que se enfrenta Garz¨®n. Como describe Coixet: "En medio de todo esto, un juez que, a mi modo de ver, no ha hecho m¨¢s que hacer su trabajo. Con rigor, con pasi¨®n y con entusiasmo. Algo de lo que no andamos precisamente sobrados". El hombre detr¨¢s de la figura judicial se enfada, cuenta c¨®mo alguien quem¨® los coches del ahora marido de su hija y de un escolta, los miedos que ha superado junto a su familia, los asaltos a su hogar y el mancillamiento de su nombre. Es Garz¨®n, s¨ª, pero como nunca le hemos visto. "Al acabar el montaje, se lo mostramos y Garz¨®n dio su aprobaci¨®n inmediatamente, sin tocar un fotograma", recuerda Coixet. "Luego, dijo t¨ªmidamente: '?No se me ve muy crecido?'. No dud¨¦ en contestar: 'Baltasar, si con todo lo que est¨¢s pasando, no se te viera crecido, ?empezar¨ªa a preocuparme!". Garz¨®n sigue a la espera de fechas para su juicio.
"A partir del 'caso G¨¹rtel' comienzan un acoso y una persecuci¨®n implacables"
A continuaci¨®n se ofrece un extracto de las respuestas de Baltasar Garz¨®n a Manuel Rivas en el documental Escuchando al juez Garz¨®n, de Isabel Coixet. Algunas declaraciones han sido editadas para su mejor comprensi¨®n.
? Cr¨ªmenes del franquismo. "Lo que me llam¨® poderosamente la atenci¨®n, de una forma que me derrot¨®, fue que despu¨¦s de 70 a?os en Espa?a no hubiera un organismo que tuviera un ¨ªndice, un documento donde estuvieran identificadas las v¨ªctimas, el n¨²mero y los lugares, es decir, un mapeo de aquel fen¨®meno. Es verdad que en algunas comunidades aut¨®nomas se ha hecho, y algunas asociaciones de la memoria hist¨®rica lo han hecho, pero a nivel de Estado no exist¨ªa".
? La cacer¨ªa, el 'caso G¨¹rtel' y el acoso. "Hay una fecha que para m¨ª es determinante, que es cuando estalla el denominado caso G¨¹rtel. A partir de ah¨ª, con aquella mascarada que montaron determinados medios de comunicaci¨®n en torno a la cacer¨ªa [...] comenzaron el acoso y una persecuci¨®n implacable en mi vida privada y en la vida profesional, con denuncias y querellas constantes, solo por estar investigando delitos graves de blanqueo de dinero, que era mi obligaci¨®n como juez, nada m¨¢s".
? "Me siento condenado". "Se est¨¢n necesitando dos a?os para que se celebre el juicio de la Memoria Hist¨®rica, dos a?os para un caso que no tiene nada que investigar y en el que adem¨¢s ha sido denegado todo. ?Esto qu¨¦ es? No soy yo el que lo tiene que decir. Solamente analicemos la situaci¨®n y que cada uno saque sus propias conclusiones. Yo lo ¨²nico que he pedido es que me juzguen ya para poder defenderme, aunque visto lo visto va a ser bastante limitadamente. Todo es muy llamativo. Algunos me han preguntado: '?Usted se siente condenado?' Hombre, sentirme condenado, s¨ª; estar condenado, no. Es diferente. Por lo que estamos viendo s¨ª me siento condenado. El tribunal que admite la querella hace adem¨¢s acto de instrucci¨®n y me va a juzgar tambi¨¦n. [...] Ahora, ?estoy condenado? No. ?Tengo energ¨ªas para seguir? S¨ª. Y lo voy a hacer".
M¨¢s adelante, Garz¨®n ahonda en el tribunal que le va a juzgar. "Me encuentro en una situaci¨®n en la que cinco de los siete magistrados que me van a juzgar son los que admitieron la querella, los que han resuelto los recursos contra esa admisi¨®n, los que han dado participaci¨®n a todas las partes, los que han resuelto todos los recursos planteados por esas partes, los que han confirmado la decisi¨®n del juez instructor de imputarme, de no sobreseer el procedimiento, de abrir procedimiento contra m¨ª, los que me han denegado las pruebas. ?Usted cree que me puedo sentir absuelto?".
? Corrupci¨®n. "La corrupci¨®n es el c¨¢ncer de la democracia. Democracia y corrupci¨®n deber¨ªan de ser incompatibles. Corrupci¨®n y dictadura... la propia dictadura es una corrupci¨®n. Son t¨¦rminos que pueden ir enlazados y del brazo permanentemente [...]. Es incompatible que el sistema democr¨¢tico pueda beneficiarse de comportamientos il¨ªcitos. El liderazgo pol¨ªtico, el liderazgo social, conlleva una carga de confianza hacia el ciudadano, y el ciudadano necesita confiar en los l¨ªderes pol¨ªticos que le representan. Cuando lo que se le ense?a o se transmite al ciudadano es que todo vale, que no importa, que lo trascendente es que no te pillen [...] que no sepan que has metido mano en la caja... Eso es una filosof¨ªa peligros¨ªsima. Esa ha sido la cultura durante muchos a?os en Espa?a [...]".
"Aqu¨ª lo que ha pasado es que ya no da miedo ser corrupto. Porque lo eres y te siguen eligiendo, te siguen celebrando. Y toda la fuerza va dirigida a decir: 'Esto es una tonter¨ªa, si el malo es el juez. ?C¨®mo se atreve? ?Pero qu¨¦ hace? Si hizo aquello, si hizo aquello'. ?C¨®mo pueden atacar a las instituciones de esta manera? Al juez, al fiscal, a la polic¨ªa, al Gobierno, a todos. Hay unas personas que est¨¢n siendo investigadas con todas las garant¨ªas, se desarrolla esa investigaci¨®n, unos quedan fuera, otros quedan dentro, un juez empieza, otro contin¨²a y ratifica las medidas iniciales, y a un juez se le somete a un juicio ante el Tribunal Supremo, cuando otros han hecho exactamente lo mismo. Y se acota respecto a Baltasar Garz¨®n. ?Por qu¨¦? Es una pregunta que me estoy haciendo todav¨ªa".
? "Por Dios, ?qu¨¦ es esto?". "De las tres causas, esta [la de los supuestos pagos] es la m¨¢s desquiciante. Es para m¨ª alucinante. No entiendo nada. Ya no es que me tenga que defender de acusaciones, es que no s¨¦ de lo que me tengo que defender. Porque no s¨¦ cu¨¢l es la acusaci¨®n. La acusaci¨®n de que he cobrado dinero, que no he cobrado, que he percibido fondos, que no he percibido, que he distribuido, que no he distribuido, que he gestionado, que no he gestionado... Es decir, no s¨¦ a d¨ªa de hoy por qu¨¦ se me est¨¢ investigando, por qu¨¦ se me ha abierto una causa general. En Estados Unidos, cuando llego lo que hago es, sencillamente, por mi car¨¢cter altamente inquieto, no quedarme tranquilo como me pod¨ªa haber quedado...".
Sigue la conversaci¨®n:
"Entonces de ah¨ª se deriva una investigaci¨®n en la que se llama a los presidentes de las entidades bancarias, a todos los responsables, bueno, a m¨ª, por supuesto. Y todos dicen: 'Mire, no, no ha recibido, no, no solicit¨®, no, no'... Encima el juez instructor, incomprensiblemente para m¨ª alguna vez tendr¨¦ que estudiar en profundidad y analizar qu¨¦ es lo que ha sucedido aqu¨ª, dice que la universidad ha mentido, que yo he mentido, que a m¨ª me est¨¢n protegiendo, que si mi hija...".
El juez explica sus cuentas: "Yo era un profesor invitado all¨ª, era el ¨²ltimo mono, ten¨ªa un despachito chiquitito y estaba all¨ª, y luego, cuando hab¨ªa un evento de estos, se convocaba al p¨²blico y ya est¨¢. Hombre, no es de recibo que se ponga en duda esto, sin ninguna base, y se acuerde una investigaci¨®n de todas mis cuentas. Muy bien, que investiguen lo que quieran, se van a encontrar mi sueldo, mis derechos de autor de las obras que he publicado y lo que he podido cobrar de la universidad y de las conferencias que he podido dar. Todo est¨¢ ah¨ª. ?A qu¨¦ viene esto? ?A qu¨¦ viene esto? Pero es que incluso est¨¢n llegando a cuentas que son tituladas por otra persona que no est¨¢ implicada para nada. ?Hasta d¨®nde? Y despu¨¦s, oiga, yo le he aportado el n¨²mero de mi cuenta en Nueva York, mire usted, este es el n¨²mero de mi cuenta, pida usted el saldo. Pero es m¨¢s, es que le voy a dar m¨¢s, le voy a dar todas las n¨®minas que tengo, los cheques de la universidad, pida la contrastaci¨®n, pida la declaraci¨®n del responsable de finanzas, del responsable legal, h¨¢galo por comisi¨®n rogatoria, hasta he puesto las preguntas para que libremente digan all¨ª todo. No s¨¦ qu¨¦ hacer m¨¢s. Es que se ha llegado a publicar en un libro que est¨¢ en la base de todo esto y que en su momento tendr¨¦ que exigir las responsabilidades, y se ha editorializado en alg¨²n medio de comunicaci¨®n con un director amigo m¨ªo, que mi patrimonio est¨¢ m¨¢s all¨¢ de los once y pico millones de euros. Pero, ?est¨¢n locos? Pero, ?esto qu¨¦ es? Pero, ?c¨®mo se puede destruir a una persona? ?Qu¨¦ es eso de los pagos de Nueva York del Banco de Santander? ?D¨®nde co?o hay un pago del Banco de Santander a m¨ª? Ni a nadie de mi familia. Y las cosas est¨¢n ah¨ª y siguen y siguen. Por Dios, ?qu¨¦ es esto? ?Por qu¨¦? ?Porque me llamo Garz¨®n?".
? "Que no impliquen a mi familia". "Si quieren acabar conmigo que lo hagan de otra manera, pero que no impliquen a mi familia, que no impliquen a mis amigos, que no est¨¦n destruyendo a unos y a otros. Aquellos que creen en la justicia se est¨¢n echando las manos a la cabeza. A m¨ª me llaman: '?Qu¨¦ hacemos'. Desde febrero: 'Oiga, pero si nosotros hemos estado all¨ª, si sabemos que esto no es'. [...] Los cobros, los pagos... claro, eso va generando una base y el ciudadano normal acaba diciendo: 'Oye, pues algo habr¨¢, ya se habr¨¢ llevado algo ese, el sinverg¨¹enza este, mira el de los derechos humanos, mira'. Es una f¨®rmula evidentemente concertada por quienes dicen esto para que el apoyo o la credibilidad de una persona caiga: 'Hombre, este que est¨¢ diciendo que lucha contra la corrupci¨®n y ahora resulta que se lo est¨¢ llevando crudo, pues vaya credibilidad, ?no?'. ?C¨®mo combates eso? Porque a m¨ª lo que se me est¨¢ diciendo es que pruebe un hecho negativo. Es que es incomprensible porque incluso cuando demuestras el hecho negativo todav¨ªa se te siguen exigiendo responsabilidades. Entonces, yo, ?qu¨¦ tengo que hacer?".
? Amenazas de extrema derecha. "Yo estoy ahora en La Haya y lo primero que se recibi¨® fue una informaci¨®n de que un grupo de extrema derecha, Combat 18, hab¨ªa cruzado unos correos diciendo: 'Hay que liquidar al juez porque est¨¢ investigando los cr¨ªmenes del franquismo'. No lo hab¨ªa dicho nunca, pero, bueno, lo digo ahora. ?C¨®mo explico yo esto a mis hijos? Ellos tienen que aprenderlo, ellos tienen que vivirlo".
? La gravedad de la prevaricaci¨®n. "La acusaci¨®n de prevaricaci¨®n respecto de un juez es la m¨¢s grave que se le puede hacer. El dolor que lleva consigo es muy grave, sobre todo cuando uno tiene la conciencia y la seguridad de no haber cometido ning¨²n delito, de haber hecho lo que ten¨ªas que hacer como juez, juez competente al que le correspondi¨® por sorteo riguroso esta investigaci¨®n. He tenido que sufrir incluso las dudas de que se podr¨ªa haber alterado el reparto para quedarme con el asunto. Eso es especialmente doloroso porque quien se atreve a dudar de eso [...], es decir, de haber actuado correctamente, tiene muy poca sensibilidad".
? "Se quiere acabar con un modelo de juez". "Yo no s¨¦ si se pretender¨¢ eso o no, pero desde luego lo que s¨ª se quiere es acabar con un modelo de juez. 'No m¨¢s Garz¨®n' es lo que est¨¢n pidiendo todo ese conjunto de medios que jalean desde la extrema derecha y desde la radicalidad y el fanatismo m¨¢s absoluto. Que se vaya Garz¨®n, que se vaya cuanto m¨¢s lejos de Espa?a mejor y que desaparezca de la faz de la tierra, que es pernicioso para la sociedad espa?ola. En fin".
? "Nunca ser¨¦ derrotado". "No me puedo sentir derrotado. No, no. En absoluto. Al contrario, tengo m¨¢s ganas que nunca de que se establezca cu¨¢l es la verdadera situaci¨®n. Y adem¨¢s es que no me puedo sentir, no me puedo permitir, ni yo ni ning¨²n juez. Si t¨² has aplicado las leyes, has interpretado y ahora te encuentras en esa situaci¨®n, s¨ª te pueden hundir, claro, me pueden hacer perder la carrera. S¨ª, en ese sentido alguien puede decir que me ha derrotado. No en mis principios y mis convicciones, en lo que yo siento que es la justicia... En mi defensa por lo que creo que es justo en la aplicaci¨®n de la ley y de las v¨ªctimas no me van a derrotar jam¨¢s. Me pueden echar, s¨ª, y eso ser¨¢ muy doloroso, pero desde luego seguir¨¦ peleando y seguir¨¦ denunciando aquello que creo que debe ser denunciado".
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