30 a?os a vueltas con la LTH
El Gobierno va a estudiar las duplicidades y el sobrecoste del reparto competencial - Los partidos han renunciado a retocar la ley pese a los desajustes
La reforma del sistema institucional es uno de esos debates c¨ªclicos que aparecen y desaparecen, sobre todo, vinculados a situaciones, o bien de estrechez econ¨®mica, o a intereses partidistas. En una mezcla de ambas, el ex presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, abri¨® el debate la pasada semana, en Madrid, al pedir una "profunda reforma" del modelo territorial espa?ol que frene a aquellas "comunidades aut¨®nomas que aspiran a convertirse en mini-Estados".
En Euskadi ese debate lleva treinta a?os emergiendo a lo p¨²blico y ahog¨¢ndose despu¨¦s, pero sin materializarse en nada, pese a que todos los grupos pol¨ªticos coinciden en que la distribuci¨®n de las competencias entre provincias e instituciones podr¨ªa mejorarse y abaratarse sustancialmente.
Hay quien sostiene que el problema no son las duplicidades sino las diputaciones
Para EA las pretensiones provinciales debilitan al pa¨ªs
Guevara sostiene que no hay alternativa al actual sistema
El Parlamento vasco encarg¨® el jueves al Gobierno la tarea de elaborar un informe que describa las duplicidades y los costes adicionales que genera el especial entramado vasco en el que conviven tres administraciones -Gobierno, diputaciones y ayuntamientos- con amplia capacidad de gasto, pero en el que s¨®lo una recauda, la foral.
Se trata de analizar los puntos de fricci¨®n que genera la Ley de Territorios Hist¨®ricos, un texto dise?ado en 1983 por el PNV y que todos los partidos quieren cambiar, salvo, parad¨®jicamente el PNV y el PP. El caso es que despu¨¦s de casi 30 a?os como un "t¨®tem inmutable", ha generado duplicidades de gasto, ineficiencia en la prestaci¨®n de los servicios y rivalidades competenciales entre instituciones vascas que encarecen el sistema.
La pregunta es ?por qu¨¦ si todo esto es conocido y en algunos casos est¨¢ incluso cuantificado, no se ha corregido antes? Las respuestas son m¨²ltiples, y oscilan desde quienes opinan que el problema no son las duplicidades, f¨¢cilmente subsanables- sino las diputaciones y por lo tanto habr¨ªa que eliminarlas del sistema institucional, hasta quienes defienden su vigencia a ultranza, con m¨ªnimas correcciones. "La LTH es como el und¨¦cimo mandamiento, se cumple con obediencia incuestionable", caricaturiza un acad¨¦mico experto en el tema, como una manera de criticar esa especie de bloqueo pol¨ªtico ante una cuesti¨®n como esta que, sigue dando ejemplos a diario de su inoperancia.
El ¨²ltimo enfrentamiento, esta vez entre el Gobierno y la Diputaci¨®n de Vizcaya por el autob¨²s de Galdakao hasta el metro de Basauri es elocuente. La competencia del Gobierno es el transporte por v¨ªa f¨¦rrea, la diputaci¨®n capitaliza el transporte por carretera. Una diferencia de criterio entre ambas ha puesto en jaque durante varios d¨ªas la lanzadera para conectar el metro, perjudicando seriamente al usuario.
El catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la UPV, Felipe Serrano, que ha analizado el asunto en dos informes de 1996 y 2006, sostiene que "hay que abordar dos reformas, acabar con las diputaciones como estructuras arcaicas y caras, y desmontar despu¨¦s la parte innecesaria de sociedades p¨²blicas que se ha creado alrededor de las instituciones por puro clientelismo".
En su opini¨®n la inmovilidad de los pol¨ªticos en este asunto se basa en que "reformadores y reformados no pueden coincidir", y en este caso suceder¨ªa si se da la reforma. Seg¨²n esta tesis, las tres diputaciones representan una reserva de poder y clientelismo pol¨ªtico al que, de verdad, ning¨²n partido est¨¢ dispuesto a renunciar en serio, por si acaso. En el otro lado, la parlamentaria del PNV, Ane Urkiola, est¨¢ radicalmente en contra de "poner el pa¨ªs patas arriba" con la reforma de una ley que sigue contribuyendo al desarrollo de Euskadi. "Se puede solucionar con retoques que estamos dispuestos a hacer pero siempre en un marco de lealtad institucional que ahora creemos que no se da", sostiene.El acuerdo de gobierno que en 1999 firmaron PNV y EA ya recog¨ªa que, tras veinte a?os de vigencia de las instituciones auton¨®micas "era aconsejable abordar el estudio de la LTH desde la ¨®ptica de conseguir el funcionamiento m¨¢s eficiente de los diferentes niveles institucionales y proceder, en su caso, a una eventual redefinici¨®n de funciones". Esa propuesta, con una redacci¨®n similar figur¨® tambi¨¦n en los posteriores programas de coalici¨®n nacionalista de 2001 y 2005, sin que llegara siquiera a iniciarse el m¨¢s m¨ªnimo estudio para su puesta en marcha.
EA, que naci¨® de una escisi¨®n del PNV precisamente tres a?os despu¨¦s del nacimiento de la LTH, y en parte por discrepar del modelo institucional que consagraba, lo analiz¨® en su anterior congreso. "Este no es un problema de modelo administrativo centralizado o descentralizado, sino una cuesti¨®n pol¨ªtica previa: la convicci¨®n de que no se puede configurar una naci¨®n ni un estado con instituciones y poderes debilitados por pretensiones provinciales o territoriales en constante competencia o desgaste".
El an¨¢lisis de EA es compartido, de alguna manera, por algunos soci¨®logos y economistas que atribuyen a la LTH que, un cierto modo de provincianismo y localismo est¨¦ calando en la sociedad y con ¨¦l algunos efectos indeseados como la justificaci¨®n de otro tipo de duplicidades. "A la gente, no solo no le preocupa que el despliegue de algunas facultades en los campus universitarios sea m¨¢s caro que trasladar a todos sus alumnos en helic¨®ptero a otra provincia, o que haya que triplicar instalaciones, con lo que supone de gasto in¨²til", asegura un profesor universitario, sino que demanda que ese tipo de servicios se den en cada ciudad.
El abogado, negociador del Estatuto, y ex diputado general de ?lava, Emilio Guevara, asegura que el sistema institucional vasco carece de una alternativa que suscite al menos igual consenso y estabilidad que el actual. En uno de los documentos solicitados por el PSE durante la precampa?a de las elecciones auton¨®micas que provocaron el cambio de Gobierno, sostiene que "el cambio" en este momento pasa por la depuraci¨®n y eliminaci¨®n de los vicios que se han producido en ese cuarto de siglo largo de su vigencia. Luego aclara que esos vicios no son atribuibles al propio modelo, sino "a la actuaci¨®n err¨®nea de nuestros representantes en las instituciones comunes y forales vascas".
Una conclusi¨®n que el PSE ha hecho suya y que aleja cuanquier ¨¢nimo reformista, pero que devuelve la cr¨ªtica a las consecuencias negativas de la lucha diaria entre instituciones, es decir de la defensa a ultranza de la exclusividad de sus competencias y de sus territorios.
Ese concepto casi localista de desarrollo interior y exterior choca diametralmente con lo que proponen todos los expertos como la ¨²nica v¨ªa para resituarse en la actual coyuntura que est¨¢ dibujando la crisis financiera mundial. Una coyuntura en la que empresarios y te¨®ricos sostienen que es mejor difuminar el control para ganar influencia y se esa manera beneficios para la sociedad a la que sirves. El catedr¨¢tico de Hacienda P¨²blica de la UPV, Ignacio Zubiri emplaz¨® el jueves a las diputaciones a aliarse con grupos de presi¨®n, institucionales o no, para lograr regiones m¨¢s grandes, en este caso para que la UE descentralice los impuestos indirectos.
El pol¨¦mico pulm¨®n del foralismo
La Ley de Territorios Hist¨®ricos, de noviembre de 1983, es la que restableci¨®, actualiz¨® y despleg¨® el autogobierno foral, despu¨¦s del franquismo, fijando las relaciones y el reparto competencial entre las diputaciones y el Gobierno.
Dise?ada en su d¨ªa a imagen y semejanza del PNV, tres a?os despu¨¦s ya empez¨® a dar problemas al convertirse en una de las causas de la escisi¨®n que parti¨® a la organizaci¨®n que presid¨ªa Xabier Arzalluz con la salida del entonces lehendakari, Carlos Garaikoetxea y la creaci¨®n de EA.
La LTH reserva al Parlamento vasco y al Gobierno auton¨®mico la supremac¨ªa pol¨ªtica e institucional de la administraci¨®n de Euskadi. Otra cosa es la econ¨®mica.
Las diputaciones, al ser las ¨²nicas entidades reacaudadoras, condicionan y mediatizan todas las pol¨ªticas econ¨®micas de Gobierno y ayuntamientos. El Ejecutivo no dispone de instrumentos para abordar reformas tributarias y mejorar sus ingresos, s¨®lo los tienen las diputaciones con lo que todo el presupuesto del Gobierno depende de las aportaciones forales.
Los ayuntamientos est¨¢n todav¨ªa mucho peor. En estos ¨²ltimos 30 a?os los sucesivos gobiernos del PNV no han sido capaces de aprobar la Ley Municipal, dejando incompleto el modelo institucional y a los ayuntamientos pendientes de las decisiones de la diputaci¨®n de turno para sacar adelante sus proyectos. Ahora est¨¢ intentado sacarla adelante el PSE. La Ley de Aportaciones es la tercera pata del entramado, y ¨¦sta regula los flujos econ¨®micos entre la administraci¨®n foral y la vasca.
El encaje de la LTH en la Constituci¨®n es a trav¨¦s de la disposici¨®n adicional primera. El Estatuto de Gernika la canaliza a trav¨¦s del art¨ªculo 3 de su texto.
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