La ignorancia activa
Hace diecis¨¦is a?os el clamor popular canario, encabezado por ecologistas, arque¨®logos, gem¨®logos y antrop¨®logos logr¨® arrumbar con contundentes razones el sue?o visionario de Eduardo Chillida, consistente en el vaciamiento de la monta?a sagrada Tindaya, en la isla de Fuerteventura, para crear en su interior una escultura o gran espacio no visible desde afuera.
[Tras aquella negativa salieron a la luz extra?as desapariciones de partidas millonarias y cuantiosas indemnizaciones no menos extra?as].
Inopinadamente, el actual presidente del Gobierno canario trata de retomar el proyecto. El pasado 18 de enero se reuni¨® en San Sebasti¨¢n con la familia Chillida. Le acompa?aba el consejero de Medio Ambiente. Todo r¨¢pido, con aceleradas urgencias, van a convocar en el plazo de dos meses un concurso p¨²blico para la adjudicaci¨®n de la obra, cuyo costo ser¨ªa de unos 75 millones de euros.
Dejen que el proyecto Tindaya se quede en una hermosa y perenne utop¨ªa
A primera vista esa compulsiva aceleraci¨®n parece propia de desaprensivos e ignorantes. Desaprensivos, porque es un atentado al patrimonio cultural y natural de la isla ("p¨¢jaro mal nacido es aquel que ensucia su propio nido"). Ignorantes, porque nada saben de arte, si dejan que con el proyecto se da?en las 217 huellas rupestres podom¨®rficas presentes en la monta?a. Para estas situaciones, Goethe ten¨ªa acu?ada una imagen a la que llamaba "ignorancia activa", y ped¨ªa cuidarse mucho de quienes la practicaban, dada su peligrosidad social.
Mas hablemos de arte -como aprendizaje de vida-, y m¨¢s en concreto de Eduardo Chillida. A tenor por su escrito, publicado en EL PA?S, el 27 de julio de 1996, bajo el t¨ªtulo Hace a?os tuve una intuici¨®n, todo indica que nadie lleg¨® a informarle con exactitud realista sobre las verdaderas razones de la denegaci¨®n a llevar adelante su proyecto. En el escrito se duele el artista de los resquemores y suspicacias entrevistos, en tanto alude a oposiciones dif¨ªciles de evaluar, adem¨¢s de intuir luchas pol¨ªticas. Por lo visto, no le dijeron que con el vaciamiento de la monta?a sagrada iba a da?ar -?horror!- dos centenares de grabados rupestres podomorfos all¨ª existentes.
De haber sabido que su proyecto pod¨ªa damnificar siquiera a una sola de esas misteriosas pisadas rupestres, probablemente ser¨ªa el propio Chillida el primero en cejar en el empe?o. Por respeto al arte. ?l ten¨ªa por cierto que el arte no debe ejercer como agente corrector del propio arte ni mucho menos convertirse en un execrable ente exterminador. La finalidad esencial del arte es mostrar,ofrecer una proposici¨®n. Nunca una imposici¨®n, tal esa repentina toma de decisi¨®n de los gobernantes canarios. De estar vivo el escultor donostiarra comprender¨ªa que la "ignorancia activa" goethiana de los dirigentes actuales iba a convertir el arte en celestina de lujo, en la que ¨¦l ser¨ªa un convidado de piedra (o tierra de basalto, como es la roca volc¨¢nica de la monta?a). Ser¨ªa el tonto ¨²til de no se sabe qu¨¦ tejemanejes especulativos en torno a esos 75 millones de euros (12.000 millones de pesetas, dicho para quienes siguen pensando en la moneda anterior).
Por aquellos lejanos a?os de la negativa a su proyecto, le escrib¨ª una carta a Eduardo Chillida, pidi¨¦ndole que se olvidara del asunto. Se lo dije por su bien -o por lo que a m¨ª me parec¨ªa su bien-, siempre desde el m¨¢ximo cari?o, respeto y admiraci¨®n a su persona y su arte.
Al final, como refrendo de mis palabras, le puse como ejemplo harto significativo un precioso verso del poeta y arque¨®logo franc¨¦s Victor Segalen (1871-1919), extra¨ªdo de su ¨²ltimo libro De Thibet, donde dice: "Monta?as, escultura de la tierra".
Cualquiera puede ver en la trascripci¨®n del verso de Segalen una ingenuidad por mi parte (y tal vez lo sea). Pero no creo que lo tomara as¨ª Chillida, estando la poes¨ªa de por medio. A los dos nos interesaban los mismos poetas: G¨®ngora, Jorge Guill¨¦n, Edmond Jab¨¦s, Octavio Paz -no tanto como poeta, como ensayista- y Jos¨¦ ?ngel Valente, entre otros. Los dos sab¨ªamos que la poes¨ªa es el ¨²nico ¨¢ngel vivo sobre la tierra, incontaminado y fuera del negocio.
Sea lo que fuere, dos a?os despu¨¦s, con ocasi¨®n de la apertura del Museo Chillida-Leku, fui invitado a su acto inaugural. Escrib¨ª en mi columna de los lunes en la edici¨®n vasca de EL PA?S un art¨ªculo sobre el museo. Atr¨¢s quedaba el clarividente verso de Victor Segalen.
De vuelta a la realidad, pensemos que el verdadero protagonista de esta historia, el pueblo canario, tiene ante s¨ª la responsabilidad de enfrentarse de nuevo a una situaci¨®n falaz que le quieren imponer. Antes de que le vac¨ªen los bolsillos, al pueblo canario le corresponde vaciar de contenido la pol¨ªtica medioambiental de su propio Gobierno. Al frente o tras de s¨ª -tras de s¨ª y al frente-, tiene consigo a ecologistas, arque¨®logos, gem¨®logos y antrop¨®logos, y tiene, sobre todo, la verdad de la raz¨®n.
En cuanto a la familia Chillida, har¨ªa bien en no permitir que mancillen el buen nombre del padre. Dejen que el proyecto de hacer un "espacio amplio y profundo, accesible a la luz del Sol y de la Luna", seg¨²n sus palabras, se quede en una hermosa y perenne utop¨ªa. Sepan que la utop¨ªa, como la irrealidad, es aquella parte de la realidad que mejor y m¨¢s ampliamente explica el resto de la realidad.
es escritor.
Jos¨¦ Luis Merino
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