La validaci¨®n de Sortu
La gente de Batasuna se desmarca p¨²blicamente de ETA por primera vez. Y proclama solemnemente su renuncia a la violencia. Qui¨¦rase o no es una noticia positiva. Naturalmente, todas las suspicacias son fundadas. Una historia de m¨¢s de 40 a?os y 800 muertos avala todo tipo de sospechas. Atendiendo a los precedentes, hay m¨¢s razones para pensar que estamos ante un ejercicio de cinismo para obtener cargos y recursos p¨²blicos que para apostar por un giro estrat¨¦gico definitivo. Pero es innegable que, en ninguna de sus metamorfosis anteriores, Batasuna hab¨ªa osado desmarcarse de ETA. Los abertzales presentan los estatutos de su nueva marca: Sortu. En funci¨®n de la Ley de Partidos, que a m¨ª personalmente me parece restrictiva de derechos, pero que est¨¢ vigente y avalada por los tribunales, los de Sortu ya saben lo que les espera: sus estatutos han de ser ajustados a la ley (y lo ser¨¢n, porque buenos abogados tienen para ello); la ruptura con ETA y con la lucha armada ha de ser inequ¨ªvoca; la nueva organizaci¨®n no debe ser una f¨®rmula blanca de las variantes ilegalizadas de Batasuna y debe quedar clara la inexistencia de v¨ªnculos org¨¢nicos con el grupo terrorista.
Ser¨ªa positivo que los batasunos demostraran que han roto de manera total y definitiva con ETA
Sobre los dos ¨²ltimos puntos se librar¨¢ la batalla jur¨ªdica y el debate p¨²blico. Y ser¨¢n los tribunales los que dar¨¢n la respuesta definitiva. Como prueba de la continuidad entre Batasuna y Sortu, se se?ala que son las mismas personas con distinta marca. Ciertamente, hay l¨ªderes abertzales que han estado en todas las salsas. Pero ?c¨®mo puede pretenderse que la izquierda abertzale se transforme en partido democr¨¢tico sin la gente de la izquierda abertzale? ?O es que, en el fondo, se pretende negar a todos los que participaron en las movidas de la izquierda abertzale la posibilidad de incorporarse al juego democr¨¢tico? Si se hubiese aplicado un principio parecido en la transici¨®n, Alianza Popular, por ejemplo, no lo hubiese tenido f¨¢cil para ser legal.
Para demostrar la fiabilidad del giro estrat¨¦gico, se pide que los abertzales demuestren que carecen de vinculaci¨®n org¨¢nica con ETA. Algunos afirman que esto es imposible de demostrar mientras ETA exista. Por supuesto, si ETA deja de existir dejar¨¢ de haber v¨ªnculo alguno. Pero tiendo a pensar que la desaparici¨®n de ETA no tendr¨¢ un d¨ªa y una hora, ni la solemnidad de un comunicado definitivo. Lo m¨¢s probable es que sea una muerte larga por inanici¨®n. Con lo cual ser¨ªa extraordinariamente positivo para todos que los batasunos demostraran que han roto de manera total y definitiva con ETA. La organizaci¨®n terrorista habr¨ªa perdido la batalla incluso ante los suyos. Su muerte se acelerar¨ªa.
El Gobierno opta por la prudencia y la exigencia. Pero sabe que forma parte de su responsabilidad optimizar las oportunidades de resolver los problemas graves. Ante la presi¨®n de la derecha y sus medios afines, lo m¨¢s f¨¢cil ser¨ªa cerrarse en banda, pero la obstinaci¨®n de los dem¨¢s no es buena consejera. A menudo lleva alguna trampa incorporada. El Partido Popular prepara el escenario para volver a las andadas: a la utilizaci¨®n pol¨ªtica de la cuesti¨®n terrorista, en la que alcanz¨® cotas insuperables en la anterior legislatura. ?Por qu¨¦ siempre que se abre alguna v¨ªa para un final ordenado de la violencia en Euskadi el Partido Popular se apresura a cerrar la puerta?
Me parece evidente que la participaci¨®n de una sigla del mundo de Batasuna en las pr¨®ximas elecciones solo es posible si se tienen garant¨ªas suficientes como para pensar que marcar¨¢ el fin de la violencia. Es decir, que estrangular¨¢ definitivamente el espacio etarra. Pero los que cierran la puerta de antemano, ?qu¨¦ quieren? Que la violencia desaparezca de la escena pol¨ªtica vasca es de por s¨ª un enorme paso adelante. Es f¨¢cil imaginar c¨®mo cambiar¨¢ la vida para las personas directa o indirectamente amenazadas.
Y c¨®mo cambiar¨¢n las condiciones de decencia de la propia sociedad vasca. Evidentemente, quedar¨¢n muchas cosas por resolver y muchos da?os por reparar. De modo que la pregunta es: ?hay acuerdo en que acabar con la violencia sin concesiones pol¨ªticas inadmisibles es el objetivo o hay otros objetivos ocultos? Dicho de otro modo: ?se quiere acabar con ETA o se quiere impedir que determinadas posiciones pol¨ªticas, el independentismo, por ejemplo, puedan adquirir carta de normalidad en la sociedad vasca? ?Por qu¨¦ a algunos les da tanto miedo el final de ETA? ?Bajo la ret¨®rica de la dignidad, se esconde la voluntad de mantener el conflicto abierto en intensidad limitada para que la sombra del terrorismo siga lastrando el escenario vasco?
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