Los j¨®venes palestinos exigen la dimisi¨®n del Gobierno de Cisjordania
Las protestas en Ramala se intensifican pese a la prohibici¨®n policial
A algunos j¨®venes palestinos ya no les basta con culpar a los israel¨ªes de todos sus males. Las revueltas de Egipto y T¨²nez les han permitido quitarse el miedo a criticar a su Gobierno, al que culpan de convertir Cisjordania en un "estado policial", en el que las libertades escasean y en el que los l¨ªderes se vuelven inamovibles gracias a la complicidad de las potencias occidentales.
"Mientras en el resto del mundo ¨¢rabe soplan vientos de reformas, aqu¨ª el Gobierno palestino cada vez acumula m¨¢s poder", se queja Nidal, un licenciado en geoqu¨ªmica de 22 a?os que teme dar a conocer su apellido. Nidal es uno de los organizadores de las protestas que en las ¨²ltimas semanas han sacado a la calle a cientos de j¨®venes en Bel¨¦n, Ramala, Nablus y Yen¨ªn. Lo hacen desafiando las ¨®rdenes de la Autoridad Palestina, que hace semanas prohibi¨® cualquier manifestaci¨®n, aunque fuera de solidaridad con los egipcios. Nadi se junt¨® con otros palestinos "frustrados, hartos de que los servicios se seguridad palestinos controlen la vida de los ciudadanos". Montaron una p¨¢gina en Facebook y convocaron la primera manifestaci¨®n.
El Ejecutivo de Abbas teme que el descontento favorezca a Ham¨¢s
La v¨ªspera de la protesta, los agentes detuvieron al creador de la p¨¢gina. Aquello les dio m¨¢s razones para seguir adelante. Luego vinieron las manifestaciones, las detenciones y las acusaciones de abusos en comisar¨ªa. Como en Egipto, la brutalidad policial no hizo m¨¢s que evidenciar a ojos de los j¨®venes el abismo que separa a los gobernantes de los gobernados. "Todo ha evolucionado muy r¨¢pido. Al principio los manifestantes se solidarizaban con los egipcios. Ahora piden el fin de la divisi¨®n entre Gaza y Cisjordania y la cabeza del presidente palestino", dice Nidal.
Adnan Damiri, comisario pol¨ªtico y portavoz de las fuerzas de seguridad palestinas, es el hombre que emiti¨® la prohibici¨®n de manifestarse. "Tenemos otras prioridades, como resistir en contra de la ocupaci¨®n israel¨ª. No debemos inmiscuirnos en los asuntos internos de los egipcios", explica en su oficina de Ramala.
Semanas m¨¢s tarde y ante la presi¨®n de grupos como Human Rights Watch y figuras de la sociedad palestina, el Gobierno autoriz¨® una manifestaci¨®n el pasado s¨¢bado, a la que acudieron unas 1.000 personas y que acab¨® en un enfrentamiento entre la polic¨ªa y un grupo de supuestos espont¨¢neos pro Mubarak. Damiri reconoce que hay casos de agentes palestinos que cometen abusos y que este a?o hasta 400 han comparecido por ello ante los tribunales militares.
Hani al Masri, analista del think tank Alternativas, explica que hay que distinguir entre el impacto de la revuelta egipcia en la calle palestina, donde "la gente est¨¢ entusiasmada" y "los l¨ªderes, que est¨¢n muy preocupados porque temen que [la revuelta] se traslade al pueblo palestino. Al fin y al cabo, al margen de la ocupaci¨®n, hay muchas similitudes: corrupci¨®n, desempleo, detenciones injustificadas, abusos, cierre de ONG". El hecho de que desde 2007 el Parlamento palestino no funcione y que un Ejecutivo que hace dos a?os deber¨ªa haber pasado por las urnas acumule todo el poder tampoco ayuda a ojos de los j¨®venes que reclaman transparencia y democracia.
Al Gobierno de Ramala le preocupa sobre todo c¨®mo saldr¨¢ parado del vuelco de la ecuaci¨®n pol¨ªtica regional en ciernes. Temen que la coreograf¨ªa negociadora que mantiene con los israel¨ªes, ayudados por Washington y El Cairo, se venga abajo. Y piensan que la posible participaci¨®n de los Hermanos Musulmanes en un Ejecutivo cairota beneficiar¨ªa a Ham¨¢s, el movimiento islamista que gobierna con pu?o de hierro la franja de Gaza. Buenas noticias para el enemigo Ham¨¢s suponen por definici¨®n malas noticias para Fatah, el partido que domina la Autoridad Palestina.
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