La semana de la 'boina'
Esta ha sido para Madrid la semana de la boina. Y aunque parezca un buen t¨ªtulo para un certamen sobre ese tradicional tocado lo cierto es que lo que nos cubri¨® estos d¨ªas no es franela sino contaminaci¨®n pura y dura. Resulta desalentador escuchar a la concejala de Medioambiente decir que lo que nos asfixia no es el aire sino el paro. Tratar de eludir responsabilidades sobre un problema de esta magnitud se?alando otro que no te compete insulta a la inteligencia.
No cabe duda de que hay una despreocupaci¨®n general por la calidad de nuestra atm¨®sfera que solo la inconsciencia puede explicar. Un experto norteamericano dice que un d¨ªa respirando en una ciudad contaminada equivale a fumarse media cajetilla de cigarrillos. Si es as¨ª, en Madrid hay cuatro millones de almas fumando como carreteros sin encender un cigarro. En condiciones normales la capital sobrepasa el nivel de suciedad atmosf¨¦rica tolerado por la Uni¨®n Europea. Una p¨¦sima circunstancia que ya reconoci¨® oficialmente el Ayuntamiento de Madrid antes de que el anticicl¨®n de esta semana nos plantara encima tan siniestra chapela. Y lo admiti¨® bas¨¢ndose en los c¨¢lculos de una red de estaciones de medici¨®n que cambi¨® porque supuestamente la de antes solo reflejaba las zonas m¨¢s contaminadas. Cambio que el fiscal de Medioambiente calific¨® de operaci¨®n de maquillaje para encubrir una situaci¨®n grave. O sea que habitualmente estamos mal y la factura que pagamos en t¨¦rminos de salud p¨²blica resulta inasumible. El causante principal es el di¨®xido de carbono que producen los veh¨ªculos a motor, un gas irritante para las v¨ªas respiratorias que provoca alergias y patolog¨ªas cardiovasculares. Un silencioso desastre que llevamos a?os sufriendo amodorrados por la resignaci¨®n de lo que se nos pinta como inexorable.
Gallard¨®n nos vendi¨® en 2006 una "estrategia local de calidad de aire" para limpiar la atm¨®sfera
Si fue de agradecer que Ana Botella reconociera al menos que la capital supera los l¨ªmites legales de contaminaci¨®n, no puede ser m¨¢s desolador que la ¨²nica reacci¨®n del Gobierno municipal fuera pedir una moratoria a la Uni¨®n Europea. Este es un asunto de la suficiente envergadura para que el propio alcalde encabezara la manifestaci¨®n y no se limitara a recomendar tibiamente que dejemos el coche en casa. Porque fue Alberto Ruiz-Gallard¨®n quien nos vendi¨® en 2006, con la alharaca que acostumbra, aquella "estrategia local de calidad del aire" con la que limpiar¨ªa la atm¨®sfera en cuatro a?os. Un plan que, adem¨¢s de construir aparcamientos disuasorios, extender los carriles bus y otras medidas para rebajar el movimiento de coches, creaba unas zonas de "emisi¨®n baja" vetadas para los veh¨ªculos m¨¢s contaminantes.
Nada de eso pas¨® y de lo ¨²nico que puede presumir el se?or alcalde es de la peatonalizaci¨®n de las calles de la Montera, Arenal y Fuencarral.
Ahora parecen contemplarlo como un problema de segundo orden, un mal inevitable en las actuales circunstancias. No es cierto, hay ciudades incluso m¨¢s grandes que Madrid que han logrado reducir dr¨¢sticamente sus registros de contaminaci¨®n atmosf¨¦rica sin grandes traumas. Son aquellas que han acometido planes integrales con rigor y determinaci¨®n. No ha de ser una sola medida sino muchas enmarcadas en una acci¨®n global las que han de concurrir para lograr una mejora sustancial en la calidad de tan vital elemento.
Ser¨¢ ineludible la intervenci¨®n dr¨¢stica sobre el tr¨¢fico en los espacios urbanos atmosf¨¦ricamente m¨¢s cr¨ªticos. Habr¨¢ que aplicar tambi¨¦n un punto de osad¨ªa en la elecci¨®n de medidas ya experimentadas con ¨¦xito en otras capitales y acompa?arlas de iniciativas m¨¢s vanguardistas como la potenciaci¨®n decidida de los veh¨ªculos propulsados por energ¨ªa el¨¦ctrica ahora que la industria empieza a presentar una oferta amplia y accesible. La borrasca acabar¨¢ pronto con la boina y tratar¨¢n de que olvidemos que Madrid sobrepasa regularmente los l¨ªmites de contaminaci¨®n marcados por la Uni¨®n Europea. Solo habremos visto la boina una semana, los pulmones seguir¨¢n negros todo el a?o.
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