?Rumbo a la libertad?
Con la hist¨®rica ca¨ªda de Mubarak, Egipto inicia un largo y dif¨ªcil camino bajo tutela militar
Tras 18 d¨ªas de ejemplar empe?o colectivo, los egipcios han conseguido el primer y fundamental objetivo de su revuelta, la ca¨ªda de Hosni Mubarak. El j¨²bilo en las calles sellaba ayer lo aparentemente imposible semanas atr¨¢s: el final relativamente pac¨ªfico de una infame dictadura de 30 a?os en el m¨¢s importante pa¨ªs ¨¢rabe, y su referente pol¨ªtico y cultural. En Egipto -como antes en T¨²nez, donde comenz¨® todo- se hab¨ªa llegado en los ¨²ltimos d¨ªas a una situaci¨®n insostenible, arbitrada cada vez con mayores dificultades y desgaste por los generales. Son esos generales los que ayer se han hecho cargo del poder, en un esperanzador volat¨ªn que puede iniciar el camino a la libertad, pero tambi¨¦n lleno de riesgos. Lo que suceda en El Cairo est¨¢ destinado a hacer historia.
La anhelada renuncia del rais abre el crucial interrogante del traspaso del poder a los militares egipcios, decisivos en el manejo y el desenlace de la crisis, anunciado por el ef¨ªmero vicepresidente, Omar Suleim¨¢n. Una Junta dirigida por el general Mohamed Tantaui, ministro de Defensa, te¨®ricamente garante de una aut¨¦ntica reforma democr¨¢tica, como la exigida por la calle, pero que tambi¨¦n podr¨ªa acabar erigi¨¦ndose en valladar del cambio.
El historial de los militares en las naciones ¨¢rabes no es precisamente alentador y los ambiguos mensajes castrenses que han puntualizado desde el jueves la vor¨¢gine egipcia, m¨¢s all¨¢ de sus buenas intenciones, no aportan demasiada luz. En su "comunicado n¨²mero tres", anoche, los generales tomaban nota de las demandas ciudadanas para "iniciar cambios radicales" y anunciaban una declaraci¨®n posterior sobre los pasos y procedimientos a adoptar, necesariamente de una "legitimidad aceptable por el pueblo".
El dictador Mubarak pod¨ªa haber elegido salir dignamente hacia su mundano retiro en el mar Rojo. Ha decidido lo contrario, prestando un flaco servicio al pueblo al que aseguraba servir en su ret¨®rico mensaje del jueves por la noche. No solo porque su abandono se ha producido horas despu¨¦s de asegurar altanero que continuar¨ªa en el poder hasta septiembre, sino, sobre todo, porque deja tras de s¨ª la inquietante inc¨®gnita militar. Durante las casi tres semanas que ha durado su acoso popular, tuvo tiempo para perfilar una transici¨®n ordenada para la que el guion estaba escrito: disoluci¨®n del Parlamento t¨ªtere, fruto de las fraudulentas elecciones de noviembre; abrogaci¨®n de la eterna ley de emergencia y formaci¨®n de un Gobierno provisional y representativo que preparase unas elecciones libres y con ellas una nueva Constituci¨®n. La actual, de 1971, blindada, est¨¢ hecha a la medida del d¨¦spota derrocado y consagra la total impunidad de los militares y los poderosos servicios secretos.
M¨¢s all¨¢ de su enorme trascendencia para 80 millones de personas, en Egipto se ha abierto una espita incontrolable para un mundo ¨¢rabe superpoblado de d¨¦spotas, algunos de los cuales ya han iniciado maniobras de distracci¨®n. Pero la ca¨ªda del rais, que abre para una sociedad semifeudal la posibilidad de incorporarse al orden de las democracias modernas, modifica tambi¨¦n el tablero geopol¨ªtico de Oriente Pr¨®ximo, tan inmutablemente sostenido por las fuerzas combinadas y convergentes de sus propios dictadores y el inter¨¦s de las potencias occidentales (EE UU y la UE sobre todo) por mantenerlos en el poder a cambio de apoyo a sus objetivos en materia exterior: petr¨®leo sin sobresaltos, control del islamismo radical y mantenimiento de la paz con Israel. Un Israel al que la crisis en el pa¨ªs vecino coloca de nuevo en el ojo del hurac¨¢n.
El camino de Egipto hacia la libertad acaba de comenzar y todo est¨¢ por verse. El pa¨ªs ¨¢rabe entra en una dif¨ªcil fase de efervescencia, en la que los actores del cambio deber¨¢n hacer las cosas r¨¢pido y bien para evitar su degradaci¨®n. Si determinante va a ser el papel de unas fuerzas armadas hasta ahora aparentemente m¨¢s alineadas con los intereses populares que con los del r¨¦gimen autocr¨¢tico (que promet¨ªan ayer levantar un estado de excepci¨®n de 30 a?os y elecciones presidenciales limpias), tambi¨¦n deber¨ªa serlo el apoyo occidental a una reforma democr¨¢tica sin letra peque?a. Tareas inmediatas de esa reforma son liberar a los prisioneros pol¨ªticos y hacer real la participaci¨®n de los partidos opositores en el dise?o del nuevo orden. Por su importancia intr¨ªnseca y su condici¨®n de espejo en el mundo ¨¢rabe, lo que suceda en El Cairo atronar¨¢ en adelante en la regi¨®n m¨¢s conflictiva del planeta.
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