El 'coronel' se ablanda
Rufi Etxeberria, detenido en 1981 por un asesinato de ETA en San Sebasti¨¢n, abandera hoy la ruptura de Batasuna con el terrorismo despu¨¦s de haber ejecutado con mano firme y un f¨¦rreo control interno la l¨ªnea m¨¢s ortodoxa de la izquierda 'abertzale' durante dos d¨¦cadas
San Sebasti¨¢n. Octubre de 1980. El due?o del bar Kopos de San Sebasti¨¢n es asesinado por un comando de ETA. Apenas tres meses despu¨¦s, Rufi Etxeberria (Oiartzun, 1959) es detenido por su presunta participaci¨®n en el tiroteo.
Bilbao. Febrero de 2011. Rufi Etxeberria proclama que la izquierda abertzale ilegalizada "contribuir¨¢ a la definitiva y total desaparici¨®n de cualquier clase de violencia, en particular la de ETA".
?C¨®mo se explica esta catarsis personal?
"Los a?os de c¨¢rcel te hacen pensar y darte cuenta de que pasa tu vida y parece que sigues siendo ilegal", admite de inmediato un pol¨ªtico vasco que ha compartido mesas de negociaci¨®n con Rufi Etxeberria. Y es que despu¨¦s de haber sido detenido cuatro vece s, de pasar ocho a?os de vida en sus cinco pasos por prisi¨®n, este referente hist¨®rico de la izquierda radical todav¨ªa sigue reclamado por la justicia. Etxeberria, fr¨ªo y calculador, distante por desconfiado y t¨ªmido, de mirada dura pero cercano cuando avanza la conversaci¨®n, "pragm¨¢tico donde los haya", sabe que todav¨ªa le espera una petici¨®n de doce a?os de c¨¢rcel por la supuesta financiaci¨®n de ETA con fondos de las sedes sociales de Batasuna, las herriko taberna.
En 1993 auspici¨® la "socializaci¨®n del sufrimiento". Es duro y ortodoxo, pero abierto a la oportunidad pol¨ªtica
"Desde que ha salido de la c¨¢rcel creo que est¨¢ distinto. Cuando me vio, me dio un abrazo. Qued¨¦ sorprendido"
El Holand¨¦s, como es conocido por su aspecto f¨ªsico, mostr¨® desde temprana edad su gen¨¦tica abertzale. En Oiartzun, donde vive en el barrio Alzibar junto a su mujer, "la novia desde los 19 a?os", una andere?o (profesora) de la ikastola local, con la que tiene dos hijos en edad juvenil, a¨²n recuerdan haberle escuchado contar c¨®mo siendo ni?o qued¨® "impresionado porque la Guardia Civil vino a detener a un vecino y al no encontrarlo, en la operaci¨®n torturaron a sus dos hermanos". Quiz¨¢ as¨ª se explique f¨¢cilmente su r¨¢pida incorporaci¨®n en 1977 a las Gestoras Pro-Amnist¨ªa, desde donde irradi¨® las garant¨ªas suficientes para que, seg¨²n recoge su ficha en el Ministerio del Interior, en abril de 1980, una vez cumplido el servicio militar, Domingo Iturbe Ab¨¢solo, Txomin, le propusiera ingresar en el comando Txirrita. A partir de entonces despliega una amplia actividad terrorista y se le relaciona con el robo de varios coches, el atraco a una armer¨ªa y el asesinato, en la noche del 29 de octubre de 1980, del hostelero donostiarra Juan Fern¨¢ndez Aspiazu, a quien los chivatos de ETA consideraban un traficante de drogas. Curiosamente, la detenci¨®n del biso?o terrorista delat¨® su innato esp¨ªritu de rebeld¨ªa, ya que se encontraba encerrado en el Ayuntamiento de Oiartzun. En su declaraci¨®n ante la polic¨ªa confirm¨® su pertenencia a la banda terrorista y facilit¨® la situaci¨®n de tres zulos en los que luego fue intervenido diverso armamento. Tras m¨¢s de dos a?os en prisi¨®n, Etxeberria qued¨® en libertad sin cargos . En cambio, el 29 de noviembre de 1997 el Tribunal Supremo le condena a siete a?os de prisi¨®n por colaboraci¨®n con banda armada, en una causa seguida contra dirigentes de Herri Batasuna.
En su a?o escaso de militancia en ETA, Etxeberria comparti¨® comando con Jon Gaztelumendi, un amigo tambi¨¦n de Oiartzun, localidad con poco m¨¢s de 9.000 habitantes situada a 10 kil¨®metros de San Sebasti¨¢n y uno de los buques insignia de Batasuna. Gaztelumendi, con nueve asesinatos en su historial, lleg¨® a cartearse desde la c¨¢rcel con monse?or Seti¨¦n en 1998 sobre una supuesta negociaci¨®n en favor de los presos etarras.
Cuando Etxeberria sale de la c¨¢rcel encuentra refugio a su "solidez ideol¨®gica" en Batasuna . Con el pedigr¨ª propio de un pasado etarra, este estudiante de FP en Renter¨ªa, seguidor empedernido de la Real Sociedad, "por la que sufre cuando pierde", obligado a dejar la bicicleta por razones de salud, escala con facilidad en el entramado abertzale. "En las reuniones no se pierde en detalles. Va al grano y procesa todo lo que se dice con tal exactitud que en la siguiente cita recuerda cada uno de los argumentos de la anterior", indica un ex parlamentario de EA.
Receloso siempre de las apariciones p¨²blicas, el acceso de Etxeberria a la Mesa Nacional de Batasuna en 1988 estuvo precedido de un "aut¨¦ntico golpe de Estado", a juicio de quien lo vivi¨® muy de cerca, aunque fuera presentado "eufem¨ªsticamente" como "una renovaci¨®n interna". Supuso la despedida tormentosa, "por blandos", de curtidos dirigentes como los abogados I?aki Esnaola y Txema Montero, a quienes acompa?aron entonces Jon Id¨ªgoras y Tasio Erkizia, luego recuperado.
Nadie cuestiona jam¨¢s su autoridad. Incluso para reforzarla, a Etxeberria no le ha importado bajar a la arena ante cualquier conflicto interno. "En una pugna que j¨®venes e hist¨®ricos de Batasuna manten¨ªan en Renter¨ªa, no dud¨® en ir a una asamblea y, para sorpresa de todos, dar la raz¨®n a los menos radicales". En realidad, "suyo es el control absoluto y suya la ¨²ltima palabra", admite un pol¨ªtico del PNV, a cuya puerta siempre acudi¨® utilizando la v¨ªa de Joseba Egibar. "Cuando nos ve¨ªamos en las reuniones de Lizarra, siempre era ¨¦l quien fijaba la posici¨®n de su delegaci¨®n, era el coronel que lo grababa todo en la cabeza y que retrataba lo que hab¨ªamos hablado", recuerda el miembro de EA.
En este control personal del entramado radical, donde es idolatrado por los cachorros abertzales, a quienes "sabe dedicar mucho tiempo porque conecta con ellos f¨¢cilmente por su discurso", es reconocido como el permanente guardi¨¢n de las esencias ortodoxas que muy posiblemente ¨¦l mismo se encarga de perge?ar despu¨¦s de horas interminables de reflexi¨®n y de contactos confidenciales. "No existe un arrano
[lugar de encuentro de los radicales] que no conozca cada una de sus interioridades. Se ha pateado el pa¨ªs totalmente y por ah¨ª tambi¨¦n le viene su fuerza de saber leer el pensamiento de los dem¨¢s", a?aden desde dentro. Quiz¨¢ encuentre la necesaria descompresi¨®n en sus excursiones al monte, y de manera especial a Pe?as de Aya, un parque natural situado en el extremo oriental de Guip¨²zcoa.
Con todo, y aunque no fuera necesario apuntalar su liderazgo, Rufi Etxeberria tuvo de entrada el apoyo log¨ªstico de su hermano Jos¨¦ Antonio, responsable de las finanzas de Batasuna en Guip¨²zcoa. Tambi¨¦n encarcelado, se le recuerda por su presencia en toda negociaci¨®n sensible que afectara a un ayuntamiento de gobierno abertzale.
En el acotado campo de la cr¨ªtica interna apenas se llega a susurrar c¨®mo "a veces al escucharle no sab¨ªas muy bien si era el discurso que ven¨ªa desde ETA o era un mensaje para que no lo olvid¨¢ramos. Y siempre expresado con contundencia. Ha sabido crearse su fama de duro incluso estando en silencio". Una veterana periodista recuerda c¨®mo "deseaba que ni me mirara en las ruedas de prensa porque parec¨ªa que nos fichaba". Eran a?os dif¨ªciles para los informadores, boicoteados y amenazados. "A¨²n recuerdo cuando Gorka Mart¨ªnez, con Rufi a su lado callado todo el tiempo, nos dijo que los culpables ¨¦ramos los periodistas y no nuestras empresas". Por eso, cuando ahora se suceden las entrevistas selectivas de este dirigente, algunos informadores recuerdan demasiados momentos de tensi¨®n por la resistencia de los cargos de Batasuna a responder a preguntas en sus actos. En especial, admite una locutora, cuando la izquierda radical fue interpelada por el asesinato del vicelehendakari socialista Fernando Buesa y su escolta, en febrero de 2000. "Preguntamos una y otra vez si lo iban a condenar, y ellos, erre que erre sin decir una palabra, hasta que se acerc¨® Petrikorena [entonces jefe de prensa de Batasuna] para advertirme contundentemente: '?cu¨¢ndo vas a dejar de preguntar de una puta vez?".
Hoy, El Holand¨¦s se ve obligado a cumplir las funciones de portavoz que desempe?aba "con m¨¢s desparpajo" Arnaldo Otegi hasta su encarcelamiento. "Est¨¢ deseando que el p¨¢jaro salga de la jaula para acabar con su nuevo papel", dice uno de los absueltos en el caso Egunkaria. Ahora Etxeberria se ve "forzado" a desplegar una amplia relaci¨®n con los medios, pero sigue sin vencer su timidez sobre todo cuando se expresa en castellano. El pasado martes, casi al t¨¦rmino de su entrevista en la cadena SER, Carlos Francino no aguant¨® m¨¢s y antes de lanzarle la pen¨²ltima pregunta le pidi¨®: "Por favor, m¨ªreme a la cara y d¨ªgame, ?van ustedes a...?".
Para quienes le tratan, tama?a introversi¨®n no les sorprende, aunque es persistente. "Es verdad que mira mucho al suelo, pero una vez que coge conversaci¨®n y si se expresa en euskera, es m¨¢s que afectuoso", dice un ex parlamentario que recuerda tambi¨¦n que "hay gente con la que te topas 40 veces en el ascensor" de la C¨¢mara vasca "y 39 no te saluda".
Bien es cierto que Etxeberria "no malgasta un segundo en chascarrillos". En los ¨²ltimos meses viene manteniendo una fren¨¦tica sucesi¨®n de reuniones, que comienzan "sin dar muchos rodeos", comenta uno de sus interlocutores. "Nunca le he o¨ªdo hacer comentarios sobre otra gente ni de dentro ni de fuera de Batasuna", a?ade. "Viene a lo que viene, es de los que dejan hablar y tiene mucha m¨¢s cintura de lo que la gente puede creer por la fama que le precede", reconoce la misma fuente, incapaz de saber "qu¨¦ coche o qu¨¦ familia tiene Rufi. Como mucho le he o¨ªdo alg¨²n comentario de la Real", admite.
En el entorno abertzale ni siquiera se ponen de acuerdo en dibujar el perfil de Etxeberria. Hay quien sostiene que "le haces una pregunta, da al play y te suelta un mitin". Por el contrario, existe la creencia, "despu¨¦s de negociar varias semanas con ¨¦l", de que "deja hablar y no va con posiciones cerradas". Ante tal disparidad, en el intento de despejar la duda, un dirigente que estuvo en los contactos de Loiola -aquella fase pol¨ªtica en busca de la paz que reuni¨® a PNV, Batasuna y PSE, y que ETA desbarat¨® con el atentado de Barajas en 2006- se?ala que "despu¨¦s de salir de la c¨¢rcel hay otro Rufi, otro m¨¢s humano". As¨ª lo cree desde octubre de 2009, pocos d¨ªas despu¨¦s de recuperar la libertad tras cumplir en dos fases los cuatro a?os de prisi¨®n preventiva: "Me vio en la manifestaci¨®n en contra de las ¨²ltimas detenciones de responsables de Batasuna y me dio un abrazo sonriendo. Me dej¨® sorprendido", admite.
?Tiene amigos? Ha consolidado una relaci¨®n muy estrecha con Otegi y, sobre todo, con el abogado I?igo Iruin y el ex l¨ªder sindicalista de LAB Rafa D¨ªez Usabiaga. Precisamente a ellos se debe que al abandonar en 2009 la c¨¢rcel de Aranjuez no cumpliera su promesa de "irse para siempre a su casa". Antes de su ¨²ltima detenci¨®n, en un despacho de la sede central de LAB en San Sebasti¨¢n, este grupo, y en compa?¨ªa del ex dirigente etarra Antxon, hab¨ªa consumido muchas horas trazando el tr¨¢nsito a la legalidad. "Rufi ante todo es pragm¨¢tico y lleg¨® un momento en el que vio que ETA ten¨ªa que salir de la vida pol¨ªtica del pa¨ªs", se?ala un componente del polo soberanista, que re¨²ne a las principales fuerzas abertzales. M¨¢s a¨²n, quien sustenta desde EA la apuesta de Sortu insiste en que "Iruin y Rufi han unido su suerte en este empe?o y no quieren medidas tintas porque van en serio, se la juegan y tienen claro que ETA tiene que acabarse".
Quiz¨¢ a este fluido pragmatismo obedezca que Rufi Etxeberria sea capaz de auspiciar en 1993 la ponencia Oldartzen (Ofensiva, Combatiendo) basada en "la socializaci¨®n del sufrimiento" y tres a?os despu¨¦s llamar a la puerta del PNV para abrir con Egibar y Juan Mari Ollora el proceso de negociaci¨®n que llev¨® al Foro de Irlanda y luego a la Mesa de Lizarra, aquella fecha de confraternizaci¨®n abertzale que, seg¨²n Xabier Arzalluz, "fue el d¨ªa m¨¢s feliz de mi vida". Admitida esta capacidad de mutaci¨®n pol¨ªtica, los esc¨¦pticos con el actual giro copernicano de Batasuna, y de una manera especial los familiares de las v¨ªctimas, no olvidan que Oldartzen fue sin¨®nimo de asesinatos, del impulso de la kale borroka y del terror. Era entonces cuando Etxeberria sosten¨ªa, sin inmutarse en su discurso, que "si el pueblo vasco est¨¢ sufriendo, por qu¨¦ no van a sufrir sus enemigos". As¨ª lo recuerda un pol¨ªtico que vivi¨® muy de cerca la cascada de atentados, iniciada con la muerte a tiros de Gregorio Ord¨®?ez (PP), luego con la voladura contra Aznar hasta llegar al asesinato de Miguel ?ngel Blanco, aut¨¦ntico punto de inflexi¨®n para los nacionalistas, que despej¨® el camino para llegar a Lizarra y situar a Juan Jos¨¦ Ibarretxe al frente del Gobierno vasco. Todo un tr¨¢nsito endiablado y que ahora parece encarrilado. Y en su recorrido siempre aparece Rufi Etxeberria, impert¨¦rrito, con una estrategia para cada estaci¨®n.
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