Reabrir las heridas
La direcci¨®n posibilista de Batasuna, basada en la habilidad jur¨ªdica de I?igo Iruin y en el pragmatismo pol¨ªtico de Rufi Etxeberria, teme que el previsible veto inicial a Sortu les obligue, para su consiguiente superaci¨®n legal, a nuevas renuncias ideol¨®gicas de mayor calado que, a su vez, aviven la tensi¨®n entre el sector de bases insurrectas, ahora mismo ya muy molestas por el discurso redentista, a su juicio, que escucharon el pasado lunes en el Palacio Euskalduna.
Este espectro abertzale, galvanizado por j¨®venes radicales sin otro nuevo argumento ideol¨®gico que la dudosa rentabilidad de la ekintza (acci¨®n) y por veteranos etarras desgastados tras a?os de exilio y c¨¢rcel, jam¨¢s pudo imaginar que respetados compa?eros de la lucha compartida durante d¨¦cadas podr¨ªan abominar tantas veces en p¨²blico del terrorismo como lo hicieron con elocuente significaci¨®n durante el acto pol¨ªtico celebrado en Bilbao.
Sabido es que la controvertida reconversi¨®n de Batasuna hacia los valores democr¨¢ticos arranca, despu¨¦s de dos a?os de tormentosas asambleas internas, sin la ansiada unanimidad del entramado radical. M¨¢s a¨²n, que irrumpe vigilada por la elocuente incomodidad que supone para el tacticismo de ETA verse desplazada, por primera vez y por culpa de su palmaria debilidad, del centro neur¨¢lgico de decisi¨®n. Sin embargo, ha sido la escenograf¨ªa empleada por Iruin y Rufi, entendida por sus cr¨ªticos como una sobreactuaci¨®n, la espoleta para reabrir aquellas heridas ideol¨®gicas que siguen sin cicatrizar.
Las permanentes descalificaciones al terrorismo y, principalmente, el intencionado olvido de los presos en el discurso de la antigua Batasuna y de sus sucesores en Sortu han soliviantado sobremanera a quienes siempre tildaron de entreguismo la renuncia a la violencia como requisito imprescindible para regresar a la vida pol¨ªtica. Y es que el prolongado silencio al que se asiste sobre el futuro de los etarras encarcelados se ha interpretado como una capitulaci¨®n m¨¢s al Estado por parte de quienes han hecho hasta ahora de su defensa la raz¨®n de su existencia.
El malestar radical por el alcance de las concesiones de Batasuna empieza a tomar cuerpo. Sirva como muestra indicativa el que apenas horas despu¨¦s de conocerse el ins¨®lito rechazo a la violencia de ETA, fue harto significativo asistir a su interpretaci¨®n entre internautas en la web de Berria, el ¨²nico peri¨®dico en euskera. Entre los 47 comentarios recibidos, 20 de ellos mostraron su rechazo a los estatutos que ahora estudia Interior. Entre los argumentos m¨¢s empleados: una abierta coincidencia en que se trataba de "una humillaci¨®n" y "un paso atr¨¢s", que va a suponer, dec¨ªan algunos, "perder fuerza en la lucha por la independencia".
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