Isabel monta a Fernando
Con raz¨®n me considerar¨¢n un pesado, pero siempre aducir¨¦ en mi descargo la vieja excusa infantil: "Yo no he empezado". Si la realidad es insistente y pelma, adem¨¢s de con frecuencia imb¨¦cil, hay que salirle al paso una y otra vez, porque los que la manipulan son tan tenaces -parece que les sobre el tiempo, o que lo dediquen todo a una sola causa- que, en cuanto nos cansemos quienes les contestamos y dejemos de hacerlo, aqu¨¦llos impondr¨¢n sus memeces como una apisonadora. Leo en una columna de mi colega P¨¦rez-Reverte que la Junta de Andaluc¨ªa, a trav¨¦s de sus consejer¨ªas de Medio Ambiente, Presidencia, Igualdad y Hacienda -cuatro, nada menos, han de estar bien ociosas-, publica una gu¨ªa de 71 p¨¢ginas para propiciar "el conocimiento de la perspectiva ecofeminista y potenciar el lenguaje period¨ªstico desde una perspectiva de g¨¦nero medioambiental". Al redactor o redactora de semejante galimat¨ªas habr¨ªa que enviarlo de vuelta a la escuela, o, mejor, deportarlo. Bueno, ya pueden imaginar de qu¨¦ va la gu¨ªa, apenas distinta de las directrices que hace unos a?os solt¨® Comisiones Obreras y de las que proliferan aqu¨ª y all¨¢: que no se diga "los alumnos" sino "el alumnado", ni "actor" sino "persona que act¨²a", ni siquiera "futbolistas", que termina en "as", sino "quienes juegan al f¨²tbol". Ya lo saben los periodistas deportivos: en aras de las perspectivas "ecofeminista" y "de g¨¦nero medioambiental", nada de escribir "Los futbolistas del Bar?a", sino siempre, y machaconamente, "quienes juegan al f¨²tbol del Bar?a". Amenas cr¨®nicas ¨ªbamos a leer.
"Estos nuevos puritanos inquisitoriales son capaces de reescribir la historia y la literatura"
Pero lo mejor ya lo se?alaba P¨¦rez-Reverte (no me parece justo que no se enteren los lectores de El Pa¨ªs Semanal). A partir de ahora, a la "infancia" andaluza se le escamotear¨¢ la famosa frase atribuida a la madre de Boabdil al perder ¨¦ste Granada en 1492, ya se acuerdan: "No llores como mujer lo que no supiste defender como hombre". Aquella madre era una machista del cop¨®n, y no la disculpan ni la ¨¦poca en que vivi¨® ni que por entonces las mujeres no guerrearan -salvo excepci¨®n- ni nada de nada. As¨ª que se censura lo que la leyenda o la poes¨ªa popular dicen que dijo, y se sustituye por la siguiente frase, sosa e inexacta a m¨¢s no poder: "No llores, pues no tienes motivos para ello". Hombre, motivos no le faltaban, acababa de perder su reino y lo hab¨ªan largado al exilio, y con ¨¦l a muchos de sus s¨²bditos. Nada, la gu¨ªa ni siquiera se ha preocupado de buscar un equivalente m¨¢s sonoro y lucido: pod¨ªan haber suprimido lo del hombre y la mujer y haberlo dejado al menos en "No llores ahora lo que no supiste defender". No s¨¦, lo de "defender" algo les debe de haber resultado sospechoso a las cuatro consejer¨ªas, quiz¨¢ poco medioambiental.
Si la cosa se limitara a Andaluc¨ªa ? No, se?or, en las mismas fechas nos enteramos de que un editor estadounidense ha decidido reeditar Huckleberry Finn, de Mark Twain, sustituyendo la palabra despectiva "nigger", que los personajes del siglo XIX emplean, por "esclavo", y la m¨¢s bien humor¨ªstica "injun" (transcripci¨®n de una determinada pronunciaci¨®n de "indian") por no s¨¦ bien qu¨¦, seguramente por "americano nativo", que es como ahora exige el esp¨ªritu censor que se denomine a comanches, siux, cheyenes y dem¨¢s. Lo peor de todas estas iniciativas no es su ridiculez intr¨ªnseca, sino el ¨¢nimo que subyace a ellas, y que no es otro que el de mentir, falsear, ocultar, tergiversar, adulterar y censurar el pasado, la historia y la literatura. Ya que el pasado no fue como deber¨ªa haber sido ni como el presente que aspiramos a instaurar, vamos a falsificarlo sin m¨¢s. Tiene gracia que alguien como Tarantino, en sus Malditos bastardos, se invente el ametrallamiento de Hitler a manos de un comando jud¨ªo: es una ficci¨®n y todo el mundo sabe -o eso creo, a¨²n- que las cosas no sucedieron as¨ª, que Hitler dur¨® m¨¢s de la cuenta y que le dio tiempo a exterminar a seis millones de jud¨ªos sin que ninguno de ellos pudiera so?ar ni con tocarle un pelo. Pero si en los colegios se ense?ara en serio lo que cuenta Tarantino en su farsa, supongo -supongo- que la gente pondr¨ªa el grito en el cielo. Pues eso es, nada menos, lo que pretenden la Junta andaluza y el reciente editor de Twain, sin que se les mueva un m¨²sculo; es m¨¢s, orgullosos de su falseamiento. El esp¨ªritu es el mismo de Stalin, quien, como es sabido, hac¨ªa eliminar de las fotos a los antiguos camaradas seg¨²n iban cayendo en desgracia, y junto a ¨¦l era raro que no se cayera en desgracia -es decir, se fuera a Siberia o al pared¨®n- antes o despu¨¦s. "No me gusta que se me vea con quien fue leal amigo pero ahora es un traidor", pensar¨ªa Stalin; "alteremos el pasado, hagamos que el traidor nunca fuera otra cosa". De la misma manera, estos nuevos puritanos inquisitoriales son capaces de reescribir la historia y la literatura enteras: "No nos gusta que Lady Macbeth, una mujer, instigara a su marido a asesinar. Vamos a convertirla en la que intent¨® disuadir al muy criminal". "Lo de la evoluci¨®n de las especies va contra la religi¨®n. Vamos a decir que Darwin es una leyenda urbana, que jam¨¢s existi¨®". "Es intolerable que Don Quijote tuviera escudero, menudo clasismo. Convirtamos a Sancho en otro hidalgo, para que se traten de igual a igual". "Y eso de 'Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando', nada, ni hablar, no es igualitario porque todos sabemos que la lista era ella y hay discriminaci¨®n a favor del var¨®n. A partir de ahora, 'Isabel monta a Fernando', que es mucho m¨¢s ecofeminista y de g¨¦nero medioambiental".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.