Caras materias primas
Las amenazas que genera el encarecimiento generalizado de las materias primas van m¨¢s all¨¢ del riesgo inflacionista. Las materias primas agr¨ªcolas y las energ¨¦ticas no han dejado de subir desde el segundo trimestre del a?o pasado y son las responsables principales de la elevaci¨®n de los ¨ªndices generales de precios en la mayor¨ªa de las econom¨ªas. La propia volatilidad de esos componentes los excluyen de la mayor¨ªa de los ¨ªndices m¨¢s fiables de las tensiones subyacentes en la inflaci¨®n. Mucho m¨¢s relevantes que las implicaciones inflacionistas son las que condicionan el bienestar de amplias capas de poblaci¨®n en las econom¨ªas menos avanzadas. Los precios de los alimentos, en los que influyen directamente esas materias primas agr¨ªcolas y las de la energ¨ªa, casi determinan la capacidad adquisitiva y las condiciones de vida de numerosas personas.
La subida brusca de los alimentos de los cereales en los mercados internacionales es responsable en gran parte del descontento social en algunos pa¨ªses del norte de ?frica. A su vez, la inestabilidad geopol¨ªtica producida por esas tensiones contribuyen a la volatilidad y encarecimiento en los precios de otras materias primas minerales y, desde luego, de los precios de crudo y del gas. Problemas o distorsiones en la distribuci¨®n y transporte de esas materias primas en las zonas pr¨®ximas a los conflictos actuales han podido condicionar los procesos de almacenamiento y, en definitiva, el encarecimiento excesivo. Como tampoco cabe descartar la intensificaci¨®n de las operaciones especulativas estrictamente financieras en los mercados de contado y futuros de algunas de esas materias primas.
Junto a esas razones, y las igualmente relevantes derivadas de las malas cosechas asociadas al clima adverso (en el sudeste asi¨¢tico y Am¨¦rica Latina), quiz¨¢s la m¨¢s importante de las escaladas en precios de ambos grupos de primeras materias se explica igualmente por la presi¨®n de la demanda en las econom¨ªas consideradas emergentes. China, India, Brasil, de forma destacada, apenas han sufrido las contracciones en el ritmo de crecimiento econ¨®mico observado en la mayor¨ªa de las econom¨ªas de la OCDE desde el inicio de la crisis.
La presente distorsi¨®n en los procesos de formaci¨®n de precios deber¨ªan merecer la atenci¨®n de las autoridades multilaterales; en especial, de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio, para identificar antes que nada, probables pr¨¢cticas contrarias al libre juego de la oferta y la demanda. Pr¨¢cticas como las que son corrientes en carteles como la OPEP. Esta es la respuesta pertinente, complementada con las que lleven a cabo las autoridades nacionales, y no decisiones de endurecimiento de las condiciones monetarias, como si de amenazas inflacionistas consistentes se tratara. La recuperaci¨®n no solo no est¨¢ asentada en la mayor¨ªa de las econom¨ªas de la OCDE, sino que sigue pivotando sobre cimientos financieros d¨¦biles y una estrecha asociaci¨®n de estos con ratios de apalancamiento todav¨ªa muy elevados. La prudencia y capacidad de identificaci¨®n de los verdaderos problemas es una de las habilidades b¨¢sicas que deben exhibir las autoridades monetarias a uno y otro lado del Atl¨¢ntico.
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