La medicina de Merkel es enga?osa
La medicina econ¨®mica que publicita Angela Merkel como soluci¨®n para los pa¨ªses europeos con mayores dificultades tiene una elevada probabilidad de no funcionar. Y, lo que es m¨¢s grave, puede crear un clima que haga que la uni¨®n monetaria y el euro sean vistos como una circunstancia muy inconfortable para muchos pa¨ªses. Una circunstancia que, a la larga, puede cronificar un desequilibrio a la italiana en Europa, con un Norte rico y un Sur pobre.
Si, en vez de una pol¨ªtica econ¨®mica, lo que vendiese Merkel fuese un nuevo producto farmac¨¦utico de un laboratorio alem¨¢n, dif¨ªcilmente pasar¨ªa las pruebas que exige la agencia europea de evaluaci¨®n de medicamentos antes de autorizar su uso. Pero aun siendo potencialmente tan da?inas como un mal medicamento, para las pol¨ªticas econ¨®micas no hay ninguna agencia europea de ese tipo. Una pena.
Hay numerosos ejemplos de c¨®mo la austeridad practicada sin mesura lleva al fracaso
Esa medicina se apoya en un argumento moralmente perverso. Supone que el aceite de ricino de la austeridad es la justa penitencia a un pecado de lujuria crediticia y consumista cometido por los Gobiernos y ciudadanos de pa¨ªses como Grecia, Irlanda, Portugal, Italia o Espa?a, es decir, los PIIGS (acr¨®nimo que en ingl¨¦s significa "cerdos"). Por cierto, pa¨ªses mayoritariamente cat¨®licos, algo que creo que no es indiferente a la visi¨®n de la luterana Merkel.
Ese enfoque es moralmente perverso. Oculta que el origen de la crisis financiera no fue el despilfarro p¨²blico, sino la falta de prudencia y los desmanes del sector privado financiero de la UE; y, en particular, del sistema financiero alem¨¢n. Sin reconocer esa responsabilidad privada, la medicina es enga?osa. Por eso, la reforma del sistema financiero para evitar nuevos desmanes y fallos es, como m¨ªnimo, igual de prioritaria que otras reformas m¨¢s publicitadas, como la de las pensiones o la laboral.
?Qu¨¦ proponen Merkel y, por puro mimetismo, Sarkozy? Que los ciudadanos de los PIIGS paguen todas la deudas -incluidas las del sector privado financiero e inmobiliario-, disminuyan el d¨¦ficit mediante el recorte de gastos y practiquen reducciones dr¨¢sticas y masivas de los salarios nominales que hagan que los precios de sus bienes y servicios sean m¨¢s competitivos.
?Por qu¨¦ esa medicina, publicitada bajo el se?uelo de la "competitividad", tiene muchas probabilidades de no curar y, por el contrario, puede agravar la enfermedad? Porque es muy dif¨ªcil que un pa¨ªs muy endeudado, con elevado d¨¦ficit exterior y sin poder devaluar, pueda pagar sus deudas, recortar los gastos y ganar r¨¢pidamente competitividad mediante reducciones brutales de salarios.
Esa medicina funciona razonablemente bien cuando la austeridad y las reformas se pueden combinar con la devaluaci¨®n de la moneda. La devaluaci¨®n, junto con la moderaci¨®n salarial, permiten un shock de competitividad a corto plazo, impulsa las exportaciones, el crecimiento, el empleo y los ingresos p¨²blicos. Eso da ox¨ªgeno a corto plazo y permite ganar tiempo para que las reformas aumenten la productividad a medio plazo. Finalmente, esa mejora de productividad genera una competitividad sana y sostenible, no basada en las reducciones salariales.
Hay muchos casos de ¨¦xito de esta combinaci¨®n de austeridad, devaluaci¨®n y reformas. Sin ir m¨¢s lejos, Espa?a en 1977, 1982 y 1993.
Pero les aseguro que les ser¨¢ dif¨ªcil encontrar casos en que la austeridad, por s¨ª sola, funcione. Ni la propia Alemania lo es. Su ¨¦xito de posguerra fue la combinaci¨®n de austeridad con una enorme ayuda financiera externa (Plan Marshall) que no solo les condon¨® las deudas de la guerra, sino que financi¨® su reconstrucci¨®n y tir¨® de su demanda.
En sentido contrario, hay numerosos ejemplos de c¨®mo la austeridad practicada sin mesura lleva al fracaso. Un ejemplo paradigm¨¢tico fue el patr¨®n oro posterior a la I Guerra Mundial, un mecanismo monetario que al imponer la austeridad generalizada e impedir devaluar cre¨® un clima tan hostil que acab¨® rompiendo el sistema.
?No hay alternativa dentro de una Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria para sin devaluar ganar competitividad? La hay. Pero se necesitan dos condiciones. La primera, es que exista dentro de la Uni¨®n un mecanismo de rescate de ¨²ltima instancia de los pa¨ªses con problemas financieros, sin que ese rescate empeore a¨²n m¨¢s las cosas, como el ejemplo de Grecia e Irlanda ha puesto de manifiesto. La segunda es que exista un consumidor de ¨²ltima instancia que tire de la demanda y permita a los pa¨ªses que est¨¢n tratando de ganar competitividad con salarios vender sus productos.
En el caso de los Estados Unidos, ese consumidor de ¨²ltima instancia es el Gobierno federal, con capacidad para endeudarse, gastar y tirar de la econom¨ªa, como lo est¨¢ haciendo el Gobierno de Obama. En Europa no existe ese gobierno econ¨®mico de la Uni¨®n. En su ausencia, solo Alemania est¨¢ en condiciones de hacer ese papel.
Pero Angela Merkel no quiere. La comprendo. Como representante pol¨ªtico se debe al inter¨¦s de los que la votan. No somos los europeos, son los ciudadanos alemanes. Tiene derecho a no querer cargar sobre los contribuyentes alemanes la carga del rescate de otros pa¨ªses. Pero al menos que no nos venda medicina enga?osa, ni nos haga discursos morales tramposos. Sencillamente, solo hemos de reconocer que su poder para imponernos esa medicina le viene de que es el gran prestamista. Y nada m¨¢s.
Creo que fue el ex canciller alem¨¢n Helmut Kohl quien dijo que el problema de Europa es que Alemania es muy grande para ser un socio igual a los dem¨¢s, pero demasiado peque?o para ejercer el liderazgo econ¨®mico que Europa necesita. Esa es la realidad. Veamos c¨®mo podemos convivir con ella, a la espera de que la moneda europea com¨²n nos lleve a un gobierno europeo com¨²n, sin que la inconfortabilidad nos lleve a males mayores.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica en la Universidad de Barcelona.
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