El paso de Batasuna
A estas alturas nada es gratis. Todo cuesta. Hasta el miedo tiene su contrapartida. Lo dif¨ªcil es distinguir, como dec¨ªa el poeta, valor y precio. En materia pol¨ªtica, la presentaci¨®n por parte de la izquierda abertzale ilegalizada de los estatutos de su nuevo partido abre un escenario en el que se "rechaza ya cualquier violencia de ETA si la hubiera". Algunos hoy se preguntan si es suficiente. Pues simplemente, calculando los tiempos, se ha querido hacer p¨²blico.
La izquierda abertzale estaba esperando desde junio a que ETA respondiera a su reclamaci¨®n, materializada en un acto p¨²blico en Gernika, de un alto el fuego permanente y verificable, como antesala a un final definitivo de la violencia. El comunicado del 5 de septiembre, en el que se limitaba a anunciar el cese de los atentados, no colm¨® las expectativas de la izquierda abertzale radical y decidi¨® seguir su camino, abriendo un debate interno sobre la constituci¨®n de un nuevo partido. Una formaci¨®n que hoy ya conocemos, pero que tuvo su antesala en Navarra, cuando el 27 de noviembre en un hotel de Pamplona el nuevo referente de Batasuna, Rufi Etxeberria, eludiendo a ETA, dejaba encima de la mesa los principios org¨¢nicos del mismo: compromiso con las v¨ªas exclusivamente pac¨ªficas. Todo sea dicho de paso, una cuesti¨®n aprobada hace ahora un a?o por las bases de la izquierda abertzale. En aquel entonces, el documento lo ratificaba con contundencia: "No hay cabida para forma alguna de coacci¨®n violenta en nuestra estrategia". Ahora, la presentaci¨®n de estos estatutos en el registro del Ministerio del Interior representar¨¢ el inicio de una batalla legal de la izquierda abertzale por su legalizaci¨®n, la posterior creaci¨®n de una plataforma de apoyo y la convocatoria de actos nacionales e internacionales.
Todos esperan que se acredite en el tiempo que su voluntad es la que plasman esos estatutos
Y en este punto, sus l¨ªderes saben que lo tienen dif¨ªcil mientras ETA siga existiendo. El Gobierno, con el ministro P¨¦rez Rubalcaba a la cabeza, y los principales partidos les seguir¨¢n poniendo el list¨®n alto para estar en las instituciones: o convencen a la banda de que abandone definitivamente la violencia o rompen inequ¨ªvocamente con ETA, que es en lo que est¨¢n. Detr¨¢s de esta exigencia est¨¢ claramente la tesis que ilegaliz¨® a Batasuna en 2003 y ratific¨® el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo en junio de 2009: la vinculaci¨®n estrecha entre la formaci¨®n de Otegi y ETA. Esto ¨²ltimo le obliga a la izquierda abertzale a probar que no tiene nada que ver con la banda. De ah¨ª las exigencias que vendr¨¢n a partir de ahora para que visualice a¨²n m¨¢s su ruptura con los terroristas. Ni el Gobierno ni la sociedad aceptar¨¢n una formulaci¨®n jur¨ªdica m¨¢s o menos h¨¢bil para distanciarse de la violencia.
Sin obviar los importantes pasos que se est¨¢n dando en el seno de la izquierda abertzale, lo que todos est¨¢n esperando es que sean capaces de romper en la pr¨¢ctica con una trayectoria que en los ¨²ltimos 25 a?os les ha unido a ETA. Lo que todos esperan es que se acredite en el tiempo que su voluntad es la que est¨¢ plasmada negro sobre blanco en esos estatutos que ya conocemos. Sus dirigentes lo saben y lo peor de todo, a tres meses de las elecciones, son conscientes de que hasta ahora tampoco han convencido a la ciudadan¨ªa. Como muestra un bot¨®n. M¨¢s de la mitad de los vascos (el 53%) apreciaba en el ¨²ltimo Euskobar¨®metro realizado en diciembre "poca o ninguna voluntad en el entorno de Batasuna por integrarse en el sistema democr¨¢tico". Habr¨¢ que ver qu¨¦ opinan ahora.
La izquierda abertzale radical lo tendr¨ªa f¨¢cil si ETA desapareciese. Sabe que dispondr¨ªa de representaci¨®n suficiente en las instituciones para condicionar el d¨ªa a d¨ªa. No hay que olvidar, por ejemplo, que en 1998 Euskal Herritarrok obtuvo 14 esca?os, convirti¨¦ndose en la tercera fuerza del Parlamento vasco, con un 17,91% de los votos y 224.001 papeletas. La mejor marca de toda su historia. Lo dec¨ªa recientemente Otegi en una de las entrevistas concedidas desde prisi¨®n: "Cada tiempo exige unas formas organizativas y de lucha espec¨ªficas. Y ahora para obtener los mismos objetivos ha llegado el momento de superar definitivamente el ciclo politico-militar".
El problema es que tanto la izquierda abertzale como ETA han vivido una readaptaci¨®n permanente y hasta ahora la falta de claridad les ha perjudicado. Resulta hist¨®rico que quienes hasta hace no mucho justificaban a la banda, afirmen ahora su voluntad de hacer pol¨ªtica sin su cobertura e incluso hablen de justicia para las v¨ªctimas. Por eso, desde este mismo momento, la meta para la transici¨®n emprendida por Batasuna deja sin miramientos de un lado a la banda. Y lo hace en plena tregua, por lo que tendremos que estar muy atentos tambi¨¦n al pr¨®ximo comunicado de ¨¦sta.
El Museo de Arte Contempor¨¢neo de Barcelona acog¨ªa hace unos meses la exposici¨®n ?Est¨¢is listos para la televisi¨®n? Esta pregunta fue el gancho de la casa Westinghouse para lanzar sus televisores a color en 1954 y ha sido siempre un recurso publicitario en este medio que dice reinventarse constantemente. Trazando un s¨ªmil, ahora algunas de las preguntas son: ?est¨¢ lista Batasuna para volver a las instituciones? ?Y el resto de partidos? ? Y la sociedad?
Andoni Orrantia es periodista.
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