Respeten el humo de ficci¨®n
Una queja contra 'Hair' porque se fuma choca con la libertad creativa - La ley del tabaco no prev¨¦ la excepci¨®n cultural
Una bolsa de papel llena de hierba daba fe ayer por la tarde de que lo que fuman los actores y cantantes del musical Hair en escena no es tabaco. Tranquilos que tampoco es marihuana. Se trata de una mezcla de albahaca, hierba luisa y hoja de nogal. "Es un preparado de herborister¨ªa, totalmente inocuo, que se conoce tambi¨¦n como el tabaco del pastor", comentaba ayer Roger Pe?a, director de producci¨®n del espect¨¢culo que se representa estos d¨ªas en el teatro Apolo del Paralelo de Barcelona y que ha saltado a la palestra porque la Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona les ha advertido de que podr¨ªan estar incumpliendo la ley antitabaco.
Pero no, lo que fuman poniendo cara de colocados los actores de Hair es, m¨¢s o menos, lo mismo que fuman los superadictos personajes de Mad Men, cigarrillos de hierbas con aspecto, eso s¨ª, de pitillo, que no contravienen las tambi¨¦n muy restrictivas leyes californianas antitabaco. En este sentido, un portavoz de la agencia barcelonesa reconoci¨® ayer que la ley espa?ola se refiere solo al tabaco, no al fumar en general, por lo que seguramente esta advertencia a ra¨ªz de la denuncia de un espectador, paso previo a un expediente que puede finalizar con multas de entre 600 y 10.000 euros, no tendr¨¢ continuidad. La pol¨¦mica, sin embargo, est¨¢ servida ya que hay otras obras en cartelera en la que s¨ª se fuma tabaco en el escenario.
Igual que el 'whisky' no es real, el cigarrillo puede imitarse en escena
"Encuentro est¨¦tico el humo flotando sobre el escenario", dice Julio Manrique
"Es una intrusi¨®n y un retorno a la censura", afirma Albert Boadella
"Est¨¢ claro que falta una excepci¨®n a la ley a nivel art¨ªstico", pide Dani Angles
"No es lo mismo que fumar en un bar, es una cuesti¨®n art¨ªstica no de salud p¨²blica". El director Llu¨ªs Pasqual llamaba ayer a la cordura y consideraba que las normas, por muy buenas que sean, deben tener excepciones para casos como este. Sin embargo, Pasqual no opina que se deba hacer un casus belli de la pol¨¦mica. "No me parece grave que se proh¨ªba. La esencia de la interpretaci¨®n es fingir, igual que en el escenario los actores no se beben los whiskys o el vino reales, porque se ponen sustitutivos en los vasos, zumo o t¨¦, tampoco es necesario que fumen de verdad. ?Que si se perder¨¢ autenticidad? No creo, tambi¨¦n fingen que se mueren".
Es lo que opina asimismo el doctor Manuel Barrueco, responsable de la Unidad Especializada de Tabaquismo del Hospital Universitario de Salamanca. "Hay suficientes procedimientos t¨¦cnicos para simular el consumo de tabaco sin necesidad de que se fume en el escenario", asegura. "Poniendo casos extremos, si hay una obra en la que aparece un drogadicto damos por hecho que no se va a pinchar hero¨ªna, y si hay un asesinato tampoco esperamos que el actor muera... Si en lugar de simular se fuma, parece que lo que se busca es provocar".
No todos est¨¢n de acuerdo. Igual que muchos consideraron una renuncia imperdonable la censura que sufri¨® hace a?os Lucky Luke, el famoso vaquero de c¨®mic cuando en su versi¨®n audiovisual Morris le sustituy¨® el cigarrillo por una ramita "pol¨ªticamente correcta" (recibi¨® un premio de la OMS por esta autocensura), hace poco en Francia la Asamblea Nacional Francesa aprob¨® una modificaci¨®n de la normativa para salvar de la prohibici¨®n de exhibir im¨¢genes de gente fumando a iconos culturales como Sartre o Jacques Tati.
A Julio Manrique, director de L'arquitecte, en el que el actor Pere Arquillu¨¦ fuma en diversas ocasiones en el escenario, todo esto le parece "una cursilada" y una "?o?er¨ªa" que se est¨¢ llevando a extremos rid¨ªculos. "En el teatro explicamos historias, ficciones que se desarrollan en un espacio de libertad art¨ªstica ", afirma Manrique, que se?ala que en muchas ocasiones es la propia obra la que explicita que se tiene que fumar. Y a?ade: "Personalmente encuentro est¨¦tico el humo flotando sobre el escenario".
En Amadeu, de Albert Boadella, "se fuma mucho, mucho, y hay humo en el escenario todo el rato". El director deplora que con casos como el de Hair se est¨¢ llegando a "l¨ªmites demenciales" de intrusi¨®n de las Administraciones. Consider¨® que ha surgido "una nueva inquisici¨®n que incita a los ciudadanos a la denuncia, una pr¨¢ctica poco edificante". Para Boadella se trata nada menos que de "un retorno a la censura" y "un atentado a la libertad de expresi¨®n".
Juan Carlos Rubio es el autor y director de la obra teatral Humo, precisamente. "No se podr¨ªa hacer sin fumar, desde luego", se?ala. En la pieza, Juan Luis Galiardo y Kiti Manver fuman. El primero encarna a un individuo que imparte cursos para librarse de la adicci¨®n, pero que ¨¦l mismo ha vuelto a fumar. "Esta pol¨¦mica es risible, y que conste que la ley antitabaco me parece muy bien, pero no se puede aplicar a lo que sucede en un escenario, que es ficci¨®n. En escena revivimos vidas que a menudo no se corresponden con nuestra realidad hist¨®rica o social. El teatro, adem¨¢s, no es ejemplarizante. Con ese criterio no se podr¨ªa escenificar historias de yonquis o de borrachos". Rubio no est¨¢ de acuerdo con lo de fingir que se fuma: "Es un hecho tan reconocible para el espectador que fingirlo quedar¨ªa falso, aparte de que me parece rid¨ªculo".
Cada vez son m¨¢s los espectadores que amparados en la ley reclaman que no se deje fumar en escena. Por ejemplo, en el foro nofumadores.org una espectadora se quejaba de que no le hab¨ªan hecho caso cuando protest¨® porque en la obra La ratonera, que se representa en el teatro Reina Victoria de Madrid, "se est¨¦ fumando todo el rato". La ley, explican en la agencia barcelonesa, es clara en este sentido, pero no hay suficiente personal para inspeccionar todas las obras o los locales en los que podr¨ªa infringirse la ley por lo que conf¨ªan en la colaboraci¨®n (denuncia) ciudadana.
Pero para muchos dramaturgos la presencia f¨ªsica del tabaco es imprescindible para entender la obra. "Todo esto me parece, precisamente, cog¨¦rsela con papel de fumar; la ley se ridiculiza a s¨ª misma", se?ala Joan Oll¨¦, director de El quadern gris. En el espect¨¢culo, centrado en la figura de Josep Pla, el actor que lo encarna, Joan Anguera, se fuma dos cigarrillos de picadura liados a mano y le pega algunas caladas a un puro Montecristo del 4. "Habr¨ªa que calcular que nivel de contaminaci¨®n y toxicidad produce eso en el teatro, o que mal ejemplo da el ver fumar a Pla (que lo hac¨ªa continuamente) en un escenario. No se puede confundir la realidad con la ficci¨®n. Ma?ana estaremos viendo c¨®mo se denuncia al actor que interpreta a Otelo por matar a Desd¨¦mona y porque la obra de Shakespeare hace apolog¨ªa de la violencia de g¨¦nero". Oll¨¦ opina que la legislaci¨®n deber¨ªa hacer una excepci¨®n con el fumar en el escenario, "como hace con los psiqui¨¢tricos, los geri¨¢tricos y las prisiones".
Oll¨¦ recuerda que Pina Bausch "no aceptaba encargos si no pod¨ªa fumar en los ensayos, lo que hizo que muchos teatros p¨²blicos de Europa cerrar¨¢n los ojos y as¨ª ella pas¨® diez a?os contraviniendo las normas antitabaco".
Sea como sea, el caso de Hair ha sacado a colaci¨®n un problema que hasta ahora parec¨ªa haberse pasado por alto a los legisladores y que puede poner en un aprieto muchas producciones teatrales y, tambi¨¦n, cinematogr¨¢ficas. "Me preocupa este tema para otras producciones futuras", comenta Dani Angl¨¨s, director art¨ªstico de Hair. "Uno de los argumentos del escrito es que 'los actores y actrices, como trabajadores que se encuentran en su centro de trabajo no pueden fumar de conformidad con el art¨ªculo 7 a de la ley'. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con los actores de una pel¨ªcula en cuyo gui¨®n aparece que fuman? ?No se puede rodar a alguien que fuma? Est¨¢ claro que falta una excepci¨®n a la ley a nivel art¨ªstico, como existe en otros pa¨ªses, porque sino trabajar en Espa?a ser¨¢ imposible".
De hecho, seg¨²n la Agencia de la Salud P¨²blica de Barcelona este supuesto ser¨ªa posible siempre que alg¨²n otro trabajador del rodaje lo denunciase por considerar que le perjudica el humo. El doctor Barrueco, que ha estudiado a fondo el tema de la relaci¨®n entre cine y tabaco, va m¨¢s all¨¢ y considera que deber¨ªa limitarse la "sobreexposici¨®n del tabaco en el cine". En su opini¨®n, en sus primeros a?os la introducci¨®n de los cigarrillos en la pantalla respond¨ªa a cuestiones puramente art¨ªsticas o realistas. "Soy fan de Casablanca y tengo claro que Bogart no ser¨ªa lo mismo sin el cigarrillo, pero despu¨¦s hubo una campa?a sistem¨¢tica de las tabaqueras para incitar el consumo y la presencia del cigarrillo ya no era fruto de un gui¨®n sino de estos intereses".
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