Cumbres borrascosas
Atentos a lo que se cuece en Egipto y sus aleda?os por c¨®mo pudieran influir esos acontecimientos en su devenir profesional, hay pol¨ªticos que han incorporado a su ret¨®rica, que no a su ¨¦tica, los ¨²ltimos eventos cairotas. En la Asamblea de Madrid, escenario que las huestes populares utilizan estos d¨ªas como foro particular para entrar en campa?a, el consejero de Transportes de la Comunidad, Jos¨¦ Ignacio Echeverr¨ªa, compar¨® al consuetudinario alcalde de Getafe, Pedro Castro, con el defenestrado Mubarak, por colocar a su hijo en las listas electorales del municipio que gobierna. Con sus declaraciones asamblearias, Echevarr¨ªa, se situaba en la l¨ªnea del aguerrido portavoz nacional de su partido, Esteban Gonz¨¢lez Pons, que anima a los j¨®venes espa?oles a derrocar a Zapatero a trav¨¦s de Internet y de los foros sociales pero sin pasarse, se trata de echar al de La Moncloa pero de seguir votando a Camps, apoyando a Esperanza Aguirre y aupando a Mariano Rajoy como l¨ªder, excelso y carism¨¢tico, de la revoluci¨®n pendiente.
Esteban Gonz¨¢lez Pons anima a los espa?oles a derrocar a Zapatero a trav¨¦s de Internet Mientras, sus rivales socialistas siembran en Madrid vientos y cosechan tempestades internas
Desde su demostrada participaci¨®n en la muerte de Paquirri y en la masacre del 11-M, Zapatero ha ido desmontando el Estado de bienestar, instaurado por el presidente Aznar para sustituirlo por una dictadura del funcionariado, ineficaz y corrupta. Aunque esta l¨ªnea de pensamiento no goce de muchos apoyos en las redes sociales, en las que se detecta un generalizado hartazgo de toda la clase pol¨ªtica y de sus numerosas y enga?osas siglas, Gonz¨¢lez Pons trata de inflamar los ¨¢nimos de los internautas y dirigir las llamas hacia sus objetivos partidarios, pero su discurso de regeneraci¨®n choca frontalmente con la degeneraci¨®n galopante de las instituciones que controla su partido.
Despu¨¦s de su espantada durante la semana m¨¢s negra de la contaminaci¨®n en Madrid, la concejal Ana Botella declaraba a una cadena radiof¨®nica af¨ªn que "m¨¢s asfixia el paro", m¨¢s cornadas da el hambre. La "contaminaci¨®n electoral" que pregona la responsable de Medio Ambiente (cuarto y mitad) del Ayuntamiento de Madrid no es m¨¢s que una cortina de humo para ocultar la nube t¨®xica que las volanderas estaciones de medici¨®n y los pu?eteros ecologistas, con el auxilio de algunas irresponsables instituciones europeas, se empe?an en denunciar, cuando la culpa, como todo el mundo del PP sabe, es del pertinaz anticicl¨®n que tanto tard¨® en abandonarnos.
Y mientras los populares madrile?os soplan para provocar ben¨¦ficas borrascas, sus rivales socialistas siembran vientos y cosechan tempestades internas ajenos a los chaparrones dial¨¦cticos que les llueven encima y discuten sobre si ha de haber m¨¢s galgos trinitarios que podencos tomasistas en las listas de Lissavetzky. Pol¨¦mica cainita, revancha y vendetta de unas primarias competidas y comprometidas. Est¨¢ por demostrar que a los electores madrile?os les importen un ardite, a la hora de ejercer su voto, los nombres y las tendencias de los candidatos acompa?antes. Los votantes pasan pero los concejales se quedan, la pol¨¦mica no tiene como objeto aparente ganar las pr¨®ximas elecciones, sino guardar la ropa y asegurar los puestos tras una presumible derrota electoral, aventuran algunos polit¨®logos que estudian la incomprensible bipolarizaci¨®n y las querellas fratricidas surgidas en plena precampa?a, cuando m¨¢s falta hace dar impresi¨®n de unidad y compa?erismo.
Lloran, en el trayecto entre la sede del PSM de Callao y la del PSOE de Ferraz, los trinitarios como hu¨¦rfanos abandonados por haber sido fieles a las consignas del aparato nacional que mandaba votar a Jim¨¦nez frente a G¨®mez, claman ante la direcci¨®n federal para que no les dejen en el desamparo, el llanto y el crujir de dientes. El pr¨®ximo viernes, 600 militantes, seg¨²n la previsi¨®n de los organizadores, se manifestar¨¢n en Madrid para protestar por los desdenes de Tom¨¢s G¨®mez. Puede que sean m¨¢s si se les suman simpatizantes del PP camuflados para armar bulla y sembrar m¨¢s ciza?a en el campo contrario. "Queremos que se escuche a la mitad del partido a la que no se tiene en cuenta" proclaman los convocantes de la manifestaci¨®n anti-G¨®mez. Queremos que se hablen y se escuchen los miembros del PSM antes de dirimir sus rencillas internas en la calle, o ante los micr¨®fonos y las c¨¢maras, proponen los frustrados simpatizantes socialistas, abandonados y abochornados por sus dirigentes y representantes que se disputan el paraguas cuando m¨¢s arrecia la lluvia. Por fin lleg¨® la borrasca.
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