Candidato Camps
La autoproclamaci¨®n del valenciano representa una bofetada al PP y a la calidad democr¨¢tica
Dos d¨ªas despu¨¦s de que el fiscal pidiera sentar en el banquillo al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, este se ha apresurado a autoproclamarse candidato para los pr¨®ximos comicios auton¨®micos. El suyo no es solo un desaf¨ªo a la direcci¨®n nacional del PP, que debe ahora ratificar su designaci¨®n. Es tambi¨¦n una actitud retadora hacia la acci¨®n de la justicia, a la que ha intentado oponerse hasta la fecha con todo tipo de artima?as para salir indemne del delito que se le acusa.
Lenta pero inexorablemente, sin embargo, la justicia ha ido cercando al pol¨ªtico valenciano, que no se limit¨® a aceptar de regalo "cuatro corbatas" como dice Esteban Gonz¨¢lez Pons, ahora secretario de Comunicaci¨®n del partido y antes estrecho colaborador del president en la Generalitat. La fiscal¨ªa pide para Camps una multa de 41.250 euros por aceptar regalos por valor de 14.021 euros de varias empresas de la trama G¨¹rtel, con la que su administraci¨®n contrataba. Adem¨¢s, el Tribunal Superior de Valencia ha encontrado indicios de financiaci¨®n irregular del partido, lo que sigue investigando.
La estrategia de Rajoy de dejar pudrir los problemas para que estos caigan por su propio peso, como hizo, por ejemplo, con el extesorero B¨¢rcenas, no ha funcionado con Camps. Aferrado al poder y a las buenas expectativas electorales de su partido en la Comunidad Valenciana, su actitud ha causado malestar en la direcci¨®n nacional del PP. Esta, sin embargo, parece dispuesta a ratificarle a rega?adientes, con tal de evitar la confrontaci¨®n con un pol¨ªtico al que quiz¨¢ haya que pagar los servicios prestados.
El resultado es un espect¨¢culo grotesco por partida doble. El PP, que tiene fundadas aspiraciones en ganar las pr¨®ximas elecciones locales y auton¨®micas y en descabalgar a Zapatero, puede ser percibido m¨¢s que nunca como el partido de la corrupci¨®n, incapaz de prescindir de las manzanas podridas y, por tanto, connivente con ellas. El caso G¨¹rtel le salpicar¨¢ antes o despu¨¦s a Mariano Rajoy si apoya la candidatura de Camps, cuya autoridad moral al frente del Gobierno valenciano quedar¨¢ a¨²n m¨¢s erosionada el d¨ªa que se siente en el banquillo.
Pero lo peor es la degradaci¨®n de la vida pol¨ªtica a la que est¨¢ llevando la estrategia del PP. Cegado por el mero c¨¢lculo electoral, el desprecio que sus dirigentes muestran por las instituciones democr¨¢ticas y, muy especialmente, por la justicia cuando su acci¨®n no les complace, es m¨¢s que preocupante. Flaco favor le est¨¢ haciendo a este pa¨ªs el partido que se alz¨® con la victoria en 1996 abanderando la lucha contra la corrupci¨®n.
Los populares no son los ¨²nicos que utilizan una doble vara de medir. Tambi¨¦n los socialistas muestran una preocupante tendencia a cerrar filas en torno a los suyos cuando tienen problemas con la ley. Pero el nivel de desaf¨ªo del PP amenaza como ninguno con hipotecar la salud democr¨¢tica espa?ola por muchos a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.