El miedo al hambre

El contagio de la revuelta tunecina al resto de pa¨ªses ¨¢rabes se nos presenta a veces como una concatenaci¨®n l¨®gica de sucesos.

Pero la historia institucional, colonial y pol¨ªtica de T¨²nez, Yemen, Argelia, Jordania, Egipto, etc¨¦tera, son bien distintas. Tal vez no se trate del todo de una revoluci¨®n contra el sistema, aunque su consecuencia ¨²ltima haya sido derrocar a Ben Ali y a Hosni Mubarak, sino una revuelta que tiene como base la inseguridad econ¨®mica. El T¨²nez y Egipto profundos, alejados del milagro de los turistas, son enormemente pobres. All¨ª la gente se ech¨® a la calle simplemente porque ya no pod¨ªa comprar pan y alimentos b¨¢sicos, porque su precio se hab¨ªa disparado. El precio de los alimentos sube sin parar y son muchos los pa¨ªses, incluso los de renta intermedia, que empiezan a tener bolsas importantes de poblaci¨®n incapaces de pagar su pan de cada d¨ªa. ?No es llamativo que los reg¨ªmenes que intentan contener el contagio de la revuelta, como Marruecos, subvencionen precisamente ahora el precio de los alimentos b¨¢sicos?

La obsesi¨®n de los pa¨ªses occidentales por querer o¨ªr un grito por la democracia, como si estuvi¨¦ramos ante la versi¨®n ¨¢rabe de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, no nos deja escuchar el constante sonido de fondo: el del miedo al hambre.