Notable en poder, cero en maltrato
Latinoam¨¦rica ha alcanzado grandes cotas en formaci¨®n y representaci¨®n de las mujeres - Pero las agresiones machistas y la impunidad lastran los avances
"Del dicho al hecho". El lema del informe elaborado en 2009 por la Comisi¨®n Econ¨®mica de Naciones Unidas para Am¨¦rica Latina (Cepal) sigue resumiendo muy bien el principal problema con el que se enfrentan, ya bien entrado el siglo XXI, las mujeres de ese continente: en los ¨²ltimos 10 a?os se han experimentado avances muy importantes en las legislaciones que reconocen sus derechos y condenan la violencia machista, pero, en la pr¨¢ctica, las autoridades, jueces incluidos, no aplican esas normas con suficiente rigor ni persistencia como para que las cifras explosivas de maltrato, abuso y discriminaci¨®n hayan experimentado un retroceso aceptable. La impunidad de sus agresores sigue siendo en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de Am¨¦rica del Sur, Centroam¨¦rica y Caribe la peor pesadilla de las mujeres.
En M¨¦xico sufre violencia f¨ªsica el 35% de las mujeres; en Bolivia, el 52%
En Centroam¨¦rica dos de cada tres asesinadas mueren por ser mujeres
Once pa¨ªses han aprobado leyes que establecen cuotas electorales
Argentina y Brasil a¨²n penalizan la interrupci¨®n del embarazo
Esa realidad convive con otra: en Am¨¦rica Latina ha habido hasta el momento nueve mujeres que alcanzaron la presidencia de su pa¨ªs, tres de ellas, en Argentina, Brasil y Costa Rica, en ejercicio; la directora de Naciones Unidas para la Igualdad de G¨¦nero es la expresidenta chilena Michelle Bachelet, y se ha producido un aumento espectacular en el n¨²mero de parlamentarias. Mejor a¨²n, un 55% de las latinoamericanas de 20 a 24 a?os ha completado la educaci¨®n secundaria (mientras que solo lo ha conseguido el 49% de los hombres). Incluso en las zonas rurales, en las que la extensi¨®n de la secundaria es mucho menor, el promedio de mujeres de esa edad que ha alcanzado ese grado supera notablemente al de los hombres (31% frente al 26%).
El menor porcentaje de paro y, sobre todo, las transferencias de recursos puestas en marcha por los Gobiernos de varios pa¨ªses, como Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador o Bolivia, que tienen sistemas de ayudas a la familia, han disminuido los ¨ªndices de pobreza extrema y mejorado las condiciones de salud y educaci¨®n de la infancia, ni?as incluidas.
Sin embargo, esas mejoras no impiden que Am¨¦rica Latina siga siendo la regi¨®n con mayores desigualdades ni que sea una de las zonas m¨¢s peligrosas del mundo para las mujeres, tanto por el feminicidio y casos graves de maltrato, como por el alto porcentaje de abusos sexuales en el entorno familiar, la mortandad maternal y el gran n¨²mero de abortos clandestinos a los que obligan las omnipresentes legislaciones contrarias a la interrupci¨®n legal del embarazo. Cuatro millones de abortos ilegales y 4.000 muertas al a?o no consiguen torcer el brazo a las poderosas iglesias cat¨®lica y evang¨¦lica.
Entre el 39% y el 42% de las mujeres peruanas confiesa, por ejemplo, haber sido v¨ªctima de violencia f¨ªsica por parte de su pareja o marido, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica e Inform¨¢tica. "Las agresiones recibidas por las v¨ªctimas fueron empujones, golpes, patadas, ataques o amenaza con cuchillo u otra arma, adem¨¢s de ser forzadas a tener relaciones sexuales sin su consentimiento, entre otras formas de violencia f¨ªsica y psicol¨®gica", asegura el documento, que analiz¨® una encuesta realizada entre 24.000 mujeres.
"La ¨²ltima vez que Keiko Tamaca, de 14 a?os, vio a su enamorado, William Chiroque, de 18, fue cuando le apuntaba con una pistola de 9 mil¨ªmetros, ebrio de celos por haberla visto conversando con otro muchacho", relata un diario local. La adolescente fue una de las dos o tres menores de 18 a?os que mueren asesinadas cada mes en Per¨². "Reproducen patrones de conducta que ven en casa", explicaba en el peri¨®dico la psic¨®loga Tesania Vel¨¢zquez.
Aunque no hay estad¨ªsticas fiables para el conjunto de la regi¨®n, los datos parciales que van facilitando organismos especializados de los distintos pa¨ªses son escandalosos. El 35% de las mujeres mexicanas sufre violencia f¨ªsica; 39% en Colombia; 31% en Ecuador y hasta un 52% en Bolivia. En Chile, en 2002, se calculaba que solo el 3,8% de los casos denunciados terminaba en condena. En Brasil, se?alan algunos estudios, el 10% de las mujeres del ¨¢rea urbana y el 14% de las mujeres del ¨¢rea rural han sufrido violencia sexual. En Centroam¨¦rica, dos de cada tres asesinadas son v¨ªctimas de un crimen machista, es decir, mueren por ser mujeres.
En el mejor de los casos, asegura la Cepal, en la hip¨®tesis m¨¢s leve, una de cada diez mujeres de Latinoam¨¦rica sufre violencia f¨ªsica, "que se manifiesta desde golpes hasta violencia severa con amenaza de muerte junto con una fuerte violencia psicol¨®gica y, muchas veces, con violencia sexual". En solo siete pa¨ªses se han aprobado leyes espec¨ªficas sobre la violencia contra las mujeres (la Venezuela de Hugo Ch¨¢vez, entre ellos), siguiendo la estela de la ley llamada Mar¨ªa Pehna, aprobada en Brasil en 2006. (Mar¨ªa da Pehna es una farmac¨¦utica brasile?a cuyo marido intent¨® asesinarla en dos ocasiones y termin¨® dej¨¢ndola parapl¨¦jica. 15 a?os despu¨¦s de aquellos hechos, el agresor segu¨ªa en libertad, amparado por jueces que dilataban el proceso. La nueva ley consigui¨® al fin llevarle a prisi¨®n.
Nadie puede negar que en Am¨¦rica Latina el acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones pol¨ªticas ha crecido de manera muy notable en la ¨²ltima d¨¦cada. Nueve pa¨ªses (entre ellos Bolivia, con el Gobierno de Evo Morales) han aprobado leyes a favor de la igualdad. El promedio regional de mujeres diputadas es del 20,7% (lo que supone oscilar entre el 40% de presencia femenina en el Parlamento argentino, al 9% que existe en Colombia).
El aumento del promedio se debe a que 11 pa¨ªses has aprobado leyes que establecen cuotas en las listas electorales, aunque en solo cuatro casos existe el llamado "sistema cremallera" que impide que las mujeres sean ubicadas al final de la lista. En los casos en los que no existen cuotas, como en las alcald¨ªas, por ejemplo, el desfase sigue siendo muy importante: la presencia femenina no llega al 6,8%, seg¨²n la Cepal. En el sistema judicial, el avance es desesperantemente lento: solo el 19% de los jueces de los tribunales superiores y cortes supremas son mujeres.
Muchas de las cifras que reflejan la evoluci¨®n positiva de los derechos de la mujer van acompa?adas por otros datos alarmantes. La tasa global de fecundidad baj¨® de 5,9 hijos en los a?os cincuenta a 2,4 en el primer lustro del nuevo siglo, pero el embarazo de las adolescentes pr¨¢cticamente ha duplicado su aporte a la fecundidad total, pasando de un 8,5% en 1950 a un 14,3% en 2005. La mortalidad materna se redujo en un 28% desde 1990, pero aun as¨ª demasiadas mujeres siguen muriendo de parto en Am¨¦rica Latina: 130 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos es una cifra que est¨¢ muy por encima del quinto objetivo del Milenio, pero que no resulta extra?a si se constata que el 80% de las mujeres pobres de Bolivia, o de Hait¨ª, dan a luz fuera del sistema hospitalario.
El dif¨ªcil cambio cultural en todo lo relacionado con la situaci¨®n y los derechos de la mujer en Am¨¦rica Latina brilla con todas sus contradicciones en pa¨ªses como Chile, que lleva a?os en una s¨®lida progresi¨®n econ¨®mica pero que ha sido el ¨²ltimo del mundo, en noviembre del 2004, en aprobar una ley que regulara el divorcio. O en Argentina, con la tradici¨®n educativa e igualitaria m¨¢s fuerte de toda la regi¨®n, presidido en la actualidad por una mujer, pero que no ha logrado despenalizar el aborto voluntario, algo que tampoco pudo hacerse en Uruguay, pese a que desde 2005 gobierna un amplio frente de izquierdas. Ni tan siquiera Dilma Rousseff, heredera de Lula, ha dado se?ales de ir a presentar una ley en ese sentido, pese a que algunas de las cl¨ªnicas brasile?as especializadas en abusos sexuales est¨¦n denunciando, desde hace a?os, que casi la mitad de los casos que tratan involucra a ni?as menores de 12 a?os.
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