"No creo en el efecto domin¨®"
Mourad Medelci, de 67 a?os, ministro de Asuntos Exteriores de Argelia desde 2007, no cree en el contagio de las revoluciones tunecina y egipcia a su pa¨ªs, y menos a¨²n de la revuelta libia. "El efecto domin¨® es un invento de la prensa, entre otras de la argelina, que es muy libre", explica en la residencia de su embajador en Madrid, donde recibi¨® a EL PA?S. "Funciona all¨ª donde debe funcionar, pero no en todas partes", insiste. "No creo que se aplique a Argelia". "Argelia no es Egipto ni T¨²nez".
Medelci pas¨® 24 horas en Madrid para conocer a su hom¨®loga espa?ola, Trinidad Jim¨¦nez, y regres¨® ayer s¨¢bado a Argel justo cuando, por segunda vez, la coordinadora que reagrupa a un partido de oposici¨®n (RCD), a sindicatos independientes y a varias ONG intent¨® llevar a cabo su segunda manifestaci¨®n en una semana para exigir el "cambio del sistema".
Pese a que no cree en el contagio, el ministro reconoce "estar inquieto por lo que pasa a las puertas" de Argelia. "Lo estamos por ellos, por nuestros vecinos, a los que nos unen lazos seculares, y por nosotros mismos", confiesa. "Hay inestabilidad". "Hemos visto esa movilizaci¨®n de las fuerzas vivas gracias a Internet, que puede adquirir grandes proporciones", se sorprende.
En Argelia, las manifestaciones han sido prohibidas desde que hace 19 a?os se instaur¨® el estado de emergencia para combatir el terrorismo islamista y las fuerzas del orden las han abortado. "Ya el s¨¢bado se les impidi¨® desfilar, pero se concentraron en la plaza del 1 de Mayo y all¨ª, seg¨²n datos fiables que comunic¨® la polic¨ªa, no hab¨ªa m¨¢s de 500 personas, a las que se podr¨ªan a?adir algunos transe¨²ntes", asegura Medelci. "Qued¨® demostrado que los convocantes son muy minoritarios".
Estados Unidos, Francia y Alemania pidieron entonces a Argel que se respetasen esos derechos, y los tres partidos pol¨ªticos argelinos que integran la coalici¨®n que apoya al presidente Abdelaziz Bouteflika denunciaron esa "injerencia". "Washington mencion¨® la necesaria retenci¨®n policial y la libre navegaci¨®n por Internet", se?ala Mourad Medelci.
"La polic¨ªa no llevaba armas ni granadas lacrim¨®genas y la Red funcion¨® con normalidad", recalca el ministro, dando a entender que no se da por aludido por el comunicado estadounidense. "Fue una declaraci¨®n prudente y no una constataci¨®n de lo sucedido", sostiene. Tampoco considera que las palabras de la ministra Jim¨¦nez sobre el necesario respeto del derecho de manifestaci¨®n "fueran un mensaje a Argelia". "Reiter¨® unos principios que compartimos", se?al¨®.
Medelci reh¨²sa precisar qu¨¦ d¨ªa ser¨¢ levantada la legislaci¨®n de excepci¨®n instaurada en 1992, aunque el primer ministro Ahmed Ouyahia indic¨® que ser¨ªa antes de fin de mes. Entonces los argelinos podr¨¢n de nuevo manifestarse, pero no en Argel, donde seguir¨¢n prohibidas. ?Por qu¨¦? "Tenemos malos recuerdos de los disturbios de 2001", responde.
"Los argelinos no quieren que se reproduzcan situaciones anteriores salpicadas de violencia". "Ni siquiera nuestros partidarios podr¨¢n salir a la calle en la capital, pero ponemos a disposici¨®n de todos las grandes salas, incluida la Coupole", con un aforo de unas 10.000 personas.
"Nunca vi en el estado de emergencia una restricci¨®n de las libertades p¨²blicas", asevera el ministro. "Fue una medida destinada a luchar contra el terrorismo". "Cuando ya ha dado todos sus frutos puede ser levantada". "Entonces luch¨¢bamos solos, sin aliados en el extranjero, pero ahora muchos se nos acercan para aprender de nuestra experiencia".
Argelia mantiene su frontera cerrada con Marruecos desde hace 16 a?os y la relaci¨®n con el vecino es muy escasa. "Lo que funciona menos mal con Marruecos es la cooperaci¨®n en materia de seguridad", se?ala Medel. La relaci¨®n deber¨ªa, sin embargo, mejorar porque el ministro revela que ambos vecinos han acordado "reanudar las visitas ministeriales" con una agenda que abarca la energ¨ªa, la educaci¨®n y la agricultura, entre otros sectores.
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