Cristina y la inflaci¨®n
La presidenta de Argentina, Cristina Fern¨¢ndez, parece bien situada para su reelecci¨®n en octubre. Uno de los pocos riesgos que corre es la perspectiva de una inflaci¨®n galopante. Puede que la finalidad de las nuevas barreras a las importaciones sea la de proteger a los fabricantes nacionales, pero al final podr¨ªa resultar contraproducente para la inflaci¨®n. La pinta que tengan los precios dentro de ocho meses puede decidir si Fern¨¢ndez, que sigui¨® las pol¨ªticas estatalistas de su difunto marido, logra otro mandato.
Las pol¨ªticas econ¨®micas que fomentan la autosuficiencia de Argentina son una tradici¨®n que se remonta a la presidencia de Juan Domingo Per¨®n en la d¨¦cada de los a?os cuarenta del siglo XX. Para muchos argentinos, est¨¢n confirmadas por el fracaso de las alternativas de libre mercado en las d¨¦cadas de los treinta y los noventa. Por tanto, no resulta sorprendente que N¨¦stor Kirchner volviera a ellas tras resultar elegido en 2003, ni tampoco que su mujer continuase estas pol¨ªticas despu¨¦s de ser elegida en 2007 y que las haya modificado poco desde la muerte de su marido en octubre.
Las ¨²ltimas restricciones sobre las importaciones de m¨¢s de 200 productos son innecesarias, por lo menos a primera vista. Con 51.000 millones de d¨®lares en reservas, hasta el aumento del 46% de las importaciones argentinas en 2010 deber¨ªa haberse superado sin m¨¢s controles. En todo caso, las barreras simplemente refuerzan una pol¨ªtica de sustituci¨®n de las importaciones que favorece a los productores nacionales.
Los problemas con las pol¨ªticas de ese tipo han quedado ocultados por el incremento mundial de los precios de las materias primas, que han aumentado la capacidad exportadora argentina y han permitido al pa¨ªs prosperar a lo largo de los ¨²ltimos ocho a?os. Argentina disfrut¨® de un crecimiento del 9% en 2010, y la solidez continuada de las exportaciones y la acumulaci¨®n de unas importantes reservas de divisas extranjeras hacen que el aumento de las importaciones sea poco alarmante, por lo menos a corto plazo.
Pero la inflaci¨®n, a la que el ministro de Econom¨ªa, Amado Boudou, se refiere eufem¨ªsticamente como una "dispersi¨®n de precios", supone un problema. Unos asesores independientes han calculado que la tasa de inflaci¨®n actual ronda el 25%. El Gobierno est¨¢ cuestionando su metodolog¨ªa bajo la amenaza de multas, pero eso no cambia la realidad. Los tipos de inter¨¦s a corto plazo, que se encuentran m¨¢s de 10 puntos porcentuales por debajo de la tasa de inflaci¨®n, son muy negativos en t¨¦rminos reales. Eso implica unas distorsiones en la asignaci¨®n de recursos que empeorar¨¢n con los controles. Lo m¨¢s probable es que los desequilibrios de Argentina provoquen finalmente una recesi¨®n y unos niveles de inflaci¨®n incluso m¨¢s alarmantes.
Eso podr¨ªa ser suficiente para torpedear las esperanzas de Fern¨¢ndez de ser elegida si empieza a suceder en octubre. Pero ella parece decidida a usar cualquier herramienta disponible para que eso no ocurra.
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