La Europa simuladora
Las insurrecciones ¨¢rabes democr¨¢ticas desnudaron la complicidad del establishment europeo con el autoritarismo y este ha reaccionado prometiendo rectificaci¨®n. Para que la redenci¨®n sea efectiva es menester subrayar que hay un patr¨®n consistente de simulaci¨®n.
Jos¨¦ Ignacio Salafranca, l¨ªder de la fracci¨®n del Partido Popular ante el Parlamento Europeo, reaccion¨® a los acontecimientos ¨¢rabes lanz¨¢ndose contra la complacencia europea hacia los "enemigos de la libertad" y puso como tarea "apoyar decididamente estos procesos de transici¨®n para no frustrar las esperanzas de libertad". Propuso, por ejemplo, organizar una "misi¨®n de observaci¨®n electoral de la Uni¨®n Europea" a T¨²nez y supongo que har¨¢ lo mismo con Egipto y aquellos pa¨ªses en donde las elecciones son piezas decorativas.
Europa dice que velar¨¢ por la limpieza de las elecciones ¨¢rabes. Esperemos que mejor que en M¨¦xico
El texto es ejemplar de lo que no debe hacer un grupo serio de observadores
Los observadores internacionales son los testigos objetivos que, con una metodolog¨ªa rigurosa, opinan sobre la calidad de una elecci¨®n. Cuando hay dudas sobre la limpieza y confiabilidad de esta, sus informes orientan a la opini¨®n p¨²blica, a Gobiernos y organismos multilaterales. Hay ocasiones en las cuales quebrantan su mandato. Salafranca encabez¨® la Misi¨®n de Observaci¨®n Electoral enviada a M¨¦xico por la Uni¨®n Europea (UE) para las elecciones presidenciales de 2006. Aquello fue un ejercicio vergonzoso de complicidad y encubrimiento de una elecci¨®n plagada de irregularidades que contribuy¨® al quebranto que vive la democracia de mi pa¨ªs.
La UE se gast¨®, en M¨¦xico en 2006, 2.470.000 euros y un d¨ªa despu¨¦s de los comicios, el 3 de julio, Salafranca declar¨® a la prensa que la elecci¨®n se "desarroll¨® en un ambiente transparente y competitivo". Mencion¨®, es cierto, "algunos desequilibrios y preferencias", pero luego aclar¨® que no enturbiaron el "proceso electoral" caracterizado "por altas dosis de apertura, imparcialidad y profesionalismo".
El dictamen tuvo efectos pol¨ªticos. En su editorial del 7 de julio, EL PA?S asegur¨® que los "observadores (han) calificado como limpios" los comicios para luego descalificar las protestas de quienes los tachaban de fraudulentos. Lo mismo hizo la entonces comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Wadlner, quien calific¨® las elecciones como "limpias y justas". El pronunciamiento tambi¨¦n fue utilizado por los partidarios de Felipe Calder¨®n para apuntalar la legitimidad de su triunfo.
Las posturas de la Misi¨®n recibieron algunas cr¨ªticas en Europa. El eurodiputado alem¨¢n Tobias Pfl¨¹eger cuestion¨® al jefe de los observadores, Jos¨¦ Ignacio Salafranca, por promover la "victoria
(de Calder¨®n) antes de conocerse el resultado final". El diputado del Partido Verde Europeo, Ra¨¹l Romeva, afirm¨® que la Misi¨®n actu¨® "por lo me
nos,precipitadamente (...) (L)a valoraci¨®n de la situaci¨®n electoral fue precipitada. Cuando una campa?a es tan confusa, tan llena de incidentes; cuando la diferencia entre el virtual ganador y el virtual perdedor es tan peque?a, los integrantes de la misi¨®n debieron ser m¨¢s prudentes, m¨¢s cautos y esperar el resultado definitivo".
Los meses pasaron y el 23 de noviembre de 2006, la Misi¨®n public¨® un Informe final de 57 apretados folios. No tuvo repercusiones porque fue poco difundido; ni siquiera lo tradujeron al espa?ol, lengua que, como se sabe, hablan los nativos de M¨¦xico. Al establishment europeo le urg¨ªa dejar atr¨¢s la elecci¨®n y su papel en ella. Las tesis centrales son similares a las del comunicado del 3 de julio: el proceso se apeg¨® a los "principios internacionales de elecciones genuinas y democr¨¢ticas. Fueron competitivas, transparentes y bien administradas, y tuvieron lugar en una atm¨®sfera de respeto para las libertades de expresi¨®n, de asamblea y de asociaci¨®n, demostrando el firme compromiso de la ciudadan¨ªa mexicana con el fortalecimiento y la consolidaci¨®n de la democracia". Mencionan unas cuantas irregularidades pero concluyen que el "5 de septiembre de 2006, el Tribunal Electoral valid¨® las elecciones como aut¨¦nticas, libres y democr¨¢ticas".
El texto es ejemplar de lo que no debe hacer un grupo serio de observadores. Hay un manejo intencionado de la informaci¨®n porque el objetivo era legitimar lo acontecido y minimizar las irregularidades y protestas. Por ejemplo, los europeos reconoc¨ªan que el proceso estuvo "marcado por una intensa campa?a del candidato del PAN, Felipe Calder¨®n, contra L¨®pez Obrador", present¨¢ndolo en una serie de spots como "un peligro para M¨¦xico". Se les olvid¨® aclarar que los spots fueron calificados como ilegales por el Tribunal Electoral.
Tambi¨¦n dicen que el "respetado Consejo Coordinador Empresarial (CCE)" difundi¨® "spots de confrontaci¨®n". Callaron sobre un aspecto fundamental: el Tribunal calific¨® de ilegal la participaci¨®n del CCE. En esas circunstancias, ?se justifica calificar de "respetado" a un organismo que viola la ley? Hay un patr¨®n sistem¨¢tico de negaci¨®n, evasi¨®n y parcialidad que presenta una imagen superficial y parcial de un evento bastante m¨¢s complejo y m¨¢s traum¨¢tico. Un lector poco familiarizado con la vida mexicana se queda con una visi¨®n err¨®nea de lo que sucedi¨® aquel a?o.
Investigu¨¦ este cap¨ªtulo de complicidad europea y entrevist¨¦ a cuatro integrantes de la Misi¨®n de Observaci¨®n Electoral que pidieron el anonimato porque firmaron un acuerdo de confidencialidad. Tambi¨¦n convers¨¦ con varios embajadores de la UE estacionados en M¨¦xico en aquel momento. Todos coinciden en la pobreza del Informe que se explica por una mezcla de factores circunstanciales y acciones deliberadas. La Misi¨®n se prepar¨® de manera intempestiva, lleg¨® tarde y algunos de sus integrantes no ten¨ªan la preparaci¨®n requerida. Influy¨® que los observadores m¨¢s experimentados de Am¨¦rica Latina estaban asignados a Bolivia, que tuvo elecciones por esas mismas fechas. Los pocos conocedores de M¨¦xico iban acompa?ados por personas sin experiencia o capacidad ling¨¹¨ªstica para interpretar al pa¨ªs. Un caso extremo fue el encargado de monitorear los medios: no hablaba una palabra de espa?ol.
Tambi¨¦n hubo acuerdo sobre la parcialidad del jefe de la Misi¨®n, Jos¨¦ Ignacio Salafranca. En su agenda estaba favorecer al ahora presidente Felipe Calder¨®n. Su nombramiento como jefe de la Misi¨®n ya arrastraba un conflicto de inter¨¦s porque su l¨ªder pol¨ªtico, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, hab¨ªa invitado al electorado a votar por Calder¨®n. En consecuencia, Salafranca excluy¨® deliberadamente informaci¨®n sobre irregularidades reportadas por los observadores. Una de ellas, por ejemplo, fue la participaci¨®n de la Iglesia en los comicios.
Salafranca cont¨® con la aprobaci¨®n t¨¢cita de los Estados miembros que consideraron que Calder¨®n garantizaba sus intereses. Su toma de partido contribuy¨® a la polarizaci¨®n que aceler¨® el deterioro de la democracia que M¨¦xico padece. Para enfrentar las dudas sobre su legitimidad, Calder¨®n hizo una apresurada declaraci¨®n de guerra a los carteles de la droga y su dependencia con los poderes f¨¢cticos -entre los que est¨¢n los grandes inversionistas espa?oles y europeos- le ha impedido combatir la pobreza, la corrupci¨®n y la degradaci¨®n del ambiente. Como en los pa¨ªses ¨¢rabes.
En los pr¨®ximos a?os Occidente se volcar¨¢ en el mundo ¨¢rabe para apuntalar la democracia y los procesos electorales. Ser¨ªa conveniente que los dem¨®cratas de esa regi¨®n del mundo se tomen su tiempo para validar una Misi¨®n de Observaci¨®n Electoral europea o estadounidense. Primero verifiquen el historial ideol¨®gico y el profesionalismo de quienes la integran. La UE, por su parte, tiene la obligaci¨®n de garantizar la integridad de sus enviados a los pa¨ªses con democracias enclenques. A la democracia mexicana le urge la solidaridad europea. Qu¨¦dense, por favor, con simuladores como Jos¨¦ Ignacio Salafranca. Ya tenemos bastante con los nuestros.
Sergio Aguayo Quezada es profesor del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de M¨¦xico.
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