La Doctrina Zero
Mientras los pueblos de la ribera sur luchan por recuperar su dignidad, nosotros dilapidamos la nuestra a espuertas. En pol¨ªtica exterior, una doctrina representa el intento de situar bajo un mismo principio de actuaci¨®n una serie de acontecimientos que plantean desaf¨ªos similares. Sobre los principios de no-intervenci¨®n y no-colonizaci¨®n, el presidente Monroe anunci¨® en 1823 que Estados Unidos considerar¨ªa un acto hostil el intento por parte de cualquier potencia europea de acrecentar sus posesiones en el continente americano. En 1947, m¨¢s de un siglo despu¨¦s de la Doctrina Monroe, el presidente Truman anunciaba que su Gobierno apoyar¨ªa "a los pueblos libres que se est¨¢n resistiendo a la subyugaci¨®n por parte de minor¨ªas armadas o presiones exteriores". Dada la vuelta, la Doctrina Truman se convirti¨® en 1968 en la Doctrina Brehznev, que permit¨ªa a la Uni¨®n Sovi¨¦tica intervenir militarmente para restaurar el orden socialista en los pa¨ªses de Europa Central y Oriental. Y el certificado de defunci¨®n de la guerra fr¨ªa vino en 1989, tambi¨¦n en forma de doctrina, cuando el portavoz de Gorbachov, preguntado por la vigencia de la Doctrina Brezhnev en relaci¨®n a las reformas democr¨¢ticas en Hungr¨ªa y Polonia, contest¨® de modo inesperado que en adelante regir¨ªa la Doctrina Sinatra, en alusi¨®n a su canci¨®n A mi manera (I did it my way), lo que provoc¨® un efecto domin¨® democratizador en la regi¨®n.
La UE quiere influir sin injerir, protestar sin molestar, participar sin pagar
Ahora, la Uni¨®n Europea, en lugar de buscar una doctrina para responder a las revoluciones ¨¢rabes, anda de puntillas sobre ellas. Esa doctrina no tiene nombre ni contenido. No tiene nombre debido a una clamorosa falta de liderazgo en todos los niveles: en las capitales, donde los mandatarios se miran de reojo para no ser el primero en equivocarse apostando por el cambio, y en Bruselas, donde Ashton tampoco ha querido arriesgar nada. Esta crisis pod¨ªa haber sido la oportunidad de Ashton de inventarse a s¨ª misma, pero la baronesa ha aceptado con total sumisi¨®n ser la mera portavoz de lo que los Veintisiete acuerden por unanimidad cuando buenamente puedan. As¨ª que no habr¨¢ una Doctrina Ashton. Pero tampoco hay contenido para esa doctrina, pues nuestros l¨ªderes lo quieren todo a cambio de nada: protestar sin molestar, influir sin injerir, condenar sin sancionar, ayudar sin arriesgar, participar sin pagar. Y encima, como continuaci¨®n de la hipocres¨ªa con la que se han conducido hasta ahora, ni siquiera se molestan en disimular que lo que verdaderamente les preocupa son los refugiados y los precios de la energ¨ªa. Como el milagro de la coca-cola sin az¨²car ni cafe¨ªna, Europa ha puesto en marcha la Doctrina Zero: cambios a cambio de nada.
Buscando armar una doctrina se podr¨ªan utilizar los principios expuestos por Saif el Islam, el siniestro hijo de Gadafi, en su tesis doctoral, defendida en 2007 en la London School of Economics bajo el incre¨ªble t¨ªtulo El papel de la sociedad civil en la democratizaci¨®n de las instituciones de la gobernanza global. En la tesis, Saif recoge la distinci¨®n del te¨®rico de la justicia John Rawls entre, por un lado, sociedades "bien ordenadas", que aunque no sean plenamente democr¨¢ticas, son pac¨ªficas, sus l¨ªderes gozan de cierta legitimidad ante los ciudadanos y respetan los derechos humanos, y, por otro, los reg¨ªmenes "proscritos" o sociedades "injustas" que violan sistem¨¢ticamente los derechos humanos y que, en consecuencia, deben ser sometidas a presi¨®n y sanci¨®n, neg¨¢ndoles la ayuda militar o de cualquier tipo y suspendiendo o congelando los v¨ªnculos econ¨®micos con ellas.
Concluye Saif el Islam en la p¨¢gina 236 de su tesis (pensando en el islamismo radical): "Esta tesis muestra su conformidad con el argumento de Rawls de que a los Estados proscritos no se les debe dejar campar a sus anchas". Y contin¨²a en la p¨¢gina 237: "El aislamiento y la eventual transformaci¨®n de los Estados proscritos es de importancia vital para la estabilidad global".
Apliquemos pues los principios de Rawls (recogidos ya por Naciones Unidas bajo el concepto de "Responsabilidad de Proteger"), y hagamos una clara distinci¨®n entre los que estos d¨ªas usan la violencia contra la sociedad y los que dialogan con la oposici¨®n. Al parecer, los Veintisiete todav¨ªa no parecen haberse enterado, pero Libia ha supuesto un salto cualitativo que debe ser respondido desde el Consejo de Seguridad de la ONU con un duro r¨¦gimen de sanciones, una zona de exclusi¨®n a¨¦rea, la apertura inmediata de un procedimiento ante la Corte Penal Internacional y la congelaci¨®n de todos los activos de la familia Gadafi en el extranjero. Es un Estado proscrito, as¨ª que trat¨¦moslo como tal.
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