Postales de John Cale
Pretendo demostrar que puedes ganarte la vida en la m¨²sica y no morir joven y enloquecido como Mozart", dijo hace siglos John Davies Cale (Garnant, Gales, 1942). Lo ha logrado el joven hijo de un minero y una maestra que, becado, viaj¨® a Estados Unidos para educarse en vanguardia junto a Iannis Xenakis y John Cage. Cuando hablamos se encuentra en el estudio ultimando bandas sonoras para Un ?t¨¦ Br?lant de Philippe Garrel y Sport de Filles de Patricia Mazuy, ganadora de un C¨¦sar por St. Cyr, tambi¨¦n musicada por Cale. Las labores cinematogr¨¢ficas le sustentan en una intermitente trayectoria rock cuyo ¨²ltimo trabajo, Black Acetate, data de 2005. Prepara nuevo disco para este a?o.
"Algunas de estas letras me siguen pareciendo muy opacas, pero eso me agrada"
Su crucial papel en la g¨¦nesis de Velvet Underground, donde chocaron egos en rompedor e influyente enfrentamiento con Lou Reed, transform¨® la m¨²sica popular. Pero, en los setenta, entraba en una enloquecida, espectral zozobra, con ¨¢lbumes de esplendor neoclasicista y otros virulentamente rock, dicotom¨ªa traspasada a sus actuaciones, mercuriales o lamentables. ?l admite ahora que las drogas le afectaron severamente, pero siempre fue un car¨¢cter inquieto, complejo, autocr¨ªtico. El tiempo ha sedimentado el dolor del que surgieron obras tan ateridas y hermosas como Music for a New Society . A sus 69 a?os, Cale se ve impelido a revisitar en vivo, con acompa?amiento orquestal, su obra m¨¢s luminosa y valorada, Paris 1919. La pr¨®xima representaci¨®n, en el Primavera Sound.
Fragante ¨¢lbum de viajes geogr¨¢ficos y mentales publicado en 1973, fue seg¨²n su autor "un ejemplo de c¨®mo decir algo realmente horrible del modo m¨¢s refinado". Vaporoso y literario, transitado por distinguidos fantasmas y abarrocadas nostalgias, im¨¢genes de Beaujolais lloviendo sobre los Champs ?lys¨¦es y navidades de infancia en Gales, Paris 1919 albergaba un terrible coraz¨®n. El a?o del t¨ªtulo es por supuesto el del Tratado de Versalles que finiquit¨® la Gran Guerra, inaugurando la alegre posguerra de los a?os veinte, humillando a una Alemania que gestar¨ªa su disgusto hasta ser hipnotizada por Hitler. En John Cale, la l¨ªrica llega embriagada de paranoia, a la caricia la sigue siempre el rasgu?o.
PREGUNTA. Curioso que vuelva a residir en Los ?ngeles, ciudad que en su d¨ªa calific¨® de desierto, culp¨¢ndola de sus errores vitales y art¨ªsticos en los setenta.
RESPUESTA. Sigue igual, todav¨ªa es una anomal¨ªa. No se siente uno natural aqu¨ª. Pero el clima es m¨¢s benigno con mis huesos que en Nueva York.
P. En su momento, Paris 1919 fue recibido como un portento europe¨ªsta, pese a estar grabado en Los ?ngeles con Little Feat...
R. Y la orquesta de UCLA. Cuando la presentamos all¨ª el a?o pasado volv¨ª a usar la orquesta de la universidad. Hac¨ªa tiempo que me ped¨ªan que llevase el ¨¢lbum a los escenarios, pero no me interesaba realmente. Me parec¨ªa que era demasiado trabajo. Hay un festival en Cardiff dedicado al cine y la m¨²sica, y quer¨ªan plantear algo multidisciplinar. Acced¨ª, aunque el ensayo result¨® bastante ca¨®tico. ?Y qui¨¦n se present¨® en Cardiff? Chris Thomas, el productor del ¨¢lbum, a quien no hab¨ªa visto en a?os. Luego lo presentamos en Londres, en el Royal Festival Hall, y en Brescia, Italia. Tambi¨¦n en Par¨ªs y Melbourne. En Melbourne doblamos la secci¨®n de cuerda, todo un lujo.
P. Sus canciones siempre han usado referencias hist¨®ricas y culturales. ?Se acentu¨® esto al residir en EE UU y sentirse inmerso en un cierto vac¨ªo cultural?
R. Absolutamente. Me hablaba a m¨ª mismo, me explicaba lo que a?oraba. As¨ª que en realidad el ¨¢lbum fue una suerte de viaje imaginario a lugares que a?oraba; trata sobre lo que recordaba y me gustaba de ellos. Como una postal.
P. Una canci¨®n cita a Graham Greene, pero el aliento general queda m¨¢s pr¨®ximo a Guy de Maupassant.
R. Cierto. Us¨¦ esa historia en que un hombre llega a su casa y las luces est¨¢n encendidas, las puertas abiertas. No encuentra a su familia ni a nadie. Entonces oye un rumor en la calle y sale a ver qu¨¦ ocurre; el ruido, el estruendo va en aumento y de pronto sus muebles bajan por la calle y le atropellan.
P. Las letras funden naturalismo con surrealismo. ?Fue el dada¨ªsmo una influencia?
R. Totalmente. Cuando las escrib¨ª me parec¨ªa que conten¨ªan toda clase de significados, pero no hab¨ªa forma de que pudiese concretarlos. Algunas de estas letras me siguen pareciendo muy opacas, pero eso me agrada. Si una canci¨®n te hace elucubrar sobre qu¨¦ estar¨ªa yo pensando, no es algo de lo que me resienta.
P. Andaluc¨ªa conjura im¨¢genes de su primera visita a la regi¨®n en los a?os sesenta. ?Tuvo problemas al ser un joven extranjero?
R. Te refieres a los a?os de Franco, claro. No, no tuve problemas, pero era muy consciente de la situaci¨®n. ?bamos con mucha precauci¨®n, hab¨ªamos o¨ªdo historias sobre la Guardia Civil. Incluso en los setenta, cuando estuve en Mallorca, en Deia; cada primavera se produc¨ªa una invasi¨®n desde Londres y me advirtieron de los peligros. En cuanto a Andaluc¨ªa, es una de las primeras canciones que compuse. Siempre me gust¨® convertir los nombres de lugares en nombres de chicas. Una idea rom¨¢ntica.
P. En Hanky-Panky Nohow escribi¨®: ''Nada me asusta m¨¢s, que la religi¨®n llamando a mi puerta''. Ha resultado prof¨¦tico.
R. Tienes raz¨®n... Fue cat¨¢rtico para m¨ª, era una cuesti¨®n que me preocupaba. Hab¨ªa abandonado la religi¨®n muchos a?os antes, pero en aquella canci¨®n la puse en un contexto que para m¨ª ten¨ªa sentido. Era un modo sensible de exponerlo, pues no afirmaba que no creyese en Dios. S¨®lo que la idea misma de la religi¨®n es inquietante.
P. El ¨¢lbum llega a una sublime, aterradora conclusi¨®n en Antarctica Starts Here, inspirada en la pel¨ªcula El crep¨²sculo de los dioses. ?Se sinti¨® alguna vez, en sus a?os salvajes, como la protagonista, observada en su estupor?
R. S¨ª, por supuesto. Pero esto fue m¨¢s tarde, en 1974, cuando viv¨ªa en Londres y todo se vino abajo. La canci¨®n suger¨ªa una sociedad de voyeurs que te observan a trav¨¦s de una ventana mientras te desmoronas. Era muy consciente de ello y trat¨¦ por todos los medios de que la gente no me viera as¨ª.
P. En aquella ¨¦poca, parec¨ªa que el p¨²blico demandara excesos y dolor a sus artistas.
R. Bowie fue quien realmente lo impuls¨®.
P. Paris 1919 fue visto como el retrato de una civilizaci¨®n en decadencia. Hoy parece evocar la p¨¦rdida como parte esencial de la vida.
R. Era nostalgia, pero pose¨ªa cierta firmeza. No una nostalgia ciega, incondicional, m¨¢s bien adoptaba una posici¨®n que se?alase lo que a?oras y aprecias. No era un lamento por algo que nunca m¨¢s ver¨¢s; sino la a?oranza por algo que fue magn¨ªfico pero seguimos disfrutando, recordando.
P. La inolvidable Child Christmas in Wales fue su primer gui?o a Dylan Thomas, a quien adaptar¨ªa en Words for the Dying. Se ha manifestado contra los nacionalismos, ?se siente gal¨¦s?
R. No es algo de lo que haga proselitismo, no soy un fan¨¢tico. Siempre me consider¨¦ un ciudadano del mundo m¨¢s que de alguna parte en concreto.
John Cale actuar¨¢ el pr¨®ximo mes de mayo en el San Miguel Primavera Sound (Barcelona). www.primaverasound.com.

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