Espiral de quiebra
La justicia debe cerciorarse de que Ruiz-Mateos afronta sus responsabilidades en Nueva Rumasa
A medida que se van conociendo detalles sobre el deterioro econ¨®mico y financiero de Nueva Rumasa se aprecia con mayor nitidez que Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos y su familia hab¨ªan construido un grupo empresarial siguiendo las mismas pautas viciadas que condenaron a la vieja Rumasa a la expropiaci¨®n en 1983 para evitar da?os mayores a los accionistas minoritarios y a los empleados. La ruina de la Nueva Rumasa es algo m¨¢s que una hip¨®tesis; los cr¨¦ditos morosos del grupo ascienden ya a 161 millones de euros, el 22,6% del total de cr¨¦ditos que tiene concedidos. La ruina acecha al grupo empresarial en una espiral implacable: los proveedores responden a los impagos cortando el suministro de primeras materias, lo que a su vez amenaza con cierres de las plantas productivas y minimiza las posibilidades de recuperar ingresos y generar caja.
Pero la crisis de Nueva Rumasa no es un caso m¨¢s de dificultades moment¨¢neas causadas por la recesi¨®n econ¨®mica. La Rumasa de 1983 contraven¨ªa peligrosamente las normas de prudencia financiera y de gesti¨®n. Ruiz-Mateos sostuvo un holding empresarial con pr¨¢cticas muy pr¨®ximas al enga?o financiero (pagar¨¦s y solicitudes de capital a cambio de altas remuneraciones utilizadas para pagar las deudas vencidas, un sistema que se aproxima al llamado fraude piramidal) y la Nueva Rumasa est¨¢ cimentada sobre los mismos desafueros. La ¨²nica diferencia entre ambas es que el grupo que ahora se tambalea no est¨¢ conectado a una estructura bancaria. Pero el papel de las entidades de cr¨¦dito lo jugaba en esta ocasi¨®n Clesa, la mayor empresa del conglomerado.
No se entiende c¨®mo el responsable de un fiasco empresarial y financiero de la magnitud de la antigua Rumasa ha podido conseguir financiaci¨®n bancaria para construir de nuevo un castillo de naipes que amenaza con derrumbarse llev¨¢ndose por delante m¨¢s de 9.000 puestos de trabajo; ni es f¨¢cil imaginar por qu¨¦ algunos inversores han acudido a suscribir sus pagar¨¦s o ampliaciones de capital, como si no existiese el precedente de 1983. Ni las entidades financieras ni los suscriptores podr¨¢n decir que no estaban advertidos, por la CNMV y por los ostentosos precedentes de un empresario ofuscado; las deudas que no cobren o el dinero que no recuperen ser¨¢ el pago de la negligencia.
Pero mientras se decide el futuro del grupo, es imprescindible que la justicia investigue la trama de la Nueva Rumasa y aclare, en lo posible, la red de intereses, transferencias y pr¨¦stamos cruzados que contaminan las 160 empresas del grupo. La responsabilidad de esta quiebra es de Ruiz-Mateos y su familia; los tribunales deben asegurarse de que esas responsabilidades se cumplen. Es muy probable adem¨¢s que el empresario superm¨¢n d¨¦ rienda suelta a interpretaciones paranoicas (conjuras bancarias, presiones pol¨ªticas); nadie deber¨ªa alentarlas ni seguirlas. La cat¨¢strofe de la vieja Rumasa deber¨ªa ser vacuna suficiente contra grotescas cortinas de humo.
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