Lecciones de las relaciones entre Rusia y Polonia
En la tarjeta de visita de Adam Daniel Rotfeld, que fue ministro de Exteriores de Polonia, figura uno de los cargos m¨¢s extraordinarios del mundo: ministro plenipotenciario de Asuntos Dif¨ªciles. Qu¨¦ idea tan maravillosa. Todos los pa¨ªses, todas las empresas, todas las familias deber¨ªan tener uno.
Los asuntos dif¨ªciles de los que se encarga Rotfeld pertenecen al ¨¢mbito de las relaciones ruso-polacas. Es decir, son firmes aspirantes al t¨ªtulo de "asuntos m¨¢s dif¨ªciles del mundo", aunque tienen una competencia feroz en todo el mundo: las relaciones entre China y Jap¨®n, entre Reino Unido e Irlanda, entre los hutus y los tutsis, entre los sun¨ªes y los chi¨ªes. Rotfeld y su hom¨®logo ruso presiden un Grupo Ruso-Polaco para los Asuntos Dif¨ªciles (ese es el nombre oficial), que hace poco public¨® un libro excepcional.
La controversia en torno a la muerte de Lech Kaczynski, hace un a?o, es de nuevo una amenaza
El volumen, del tama?o y el peso de una losa de granito, analiza, en una serie de ensayos paralelos escritos por autores polacos y rusos, la mayor¨ªa de los grandes conflictos que ha habido hist¨®ricamente entre los dos pa¨ªses, desde la guerra polaco-sovi¨¦tica tras la revoluci¨®n bolchevique hasta las relaciones entre la Rusia de Putin y la Polonia actual, miembro destacado de la OTAN y la UE, pasando por la ocupaci¨®n sovi¨¦tica del este de Polonia en septiembre de 1939 (La cuarta partici¨®n de Polonia, se subtitula el cap¨ªtulo) y el asesinato de miles de oficiales polacos a manos de las fuerzas de seguridad sovi¨¦ticas en Katyn en 1940 (El crimen de Katyn).
Lo que hace que este libro sea excepcional es que la verdad de estos hechos se ocult¨® durante decenios. No solo en Polonia, sino en toda Europa, se tendi¨® un velo de mentiras sobre los cad¨¢veres de los hombres, mujeres y ni?os asesinados. Al crimen inicial del asesinato de masas se uni¨® el insulto de la mendacidad totalitaria y nacionalista.
Para los polacos, Katyn fue el arquetipo de esta enfermedad tan europea. Durante casi medio siglo, los dirigentes sovi¨¦ticos insistieron en que eran los nazis quienes hab¨ªan matado a los oficiales polacos, tras la invasi¨®n alemana de la URSS en 1941, y no los propios rusos, cuando en realidad se hab¨ªa tratado, como ahora sabemos, de una decisi¨®n del Politbur¨® tomada el 5 de marzo de 1940. Los historiadores sovi¨¦ticos fueron capaces de mirarnos a la cara y mentir con todo descaro.
La primera vez que vine a Varsovia, hace m¨¢s de 30 a?os, encontr¨¦ en el claustro de la iglesia de San Antonio una l¨¢pida conmemorativa que se atrev¨ªa a desafiar esa gran mentira con una cifra: poniendo un 0 en lugar de un 1. "Katyn 1940", dec¨ªa, con la fecha y el lugar verdaderos de la muerte de un capit¨¢n polaco (volv¨ª hace unos d¨ªas para fotografiarla). Y un monje franciscano, emocionado, me ense?¨® otra. Como entonces yo no hablaba polaco, me cost¨® comunicarle mis pensamientos. Por fin di con las palabras latinas que constituyen el lema de la ciudad de Oxford: fortis est veritas, dije, et praevalebit. La verdad es fuerte y prevalecer¨¢. El rostro se le ilumin¨® con una enorme sonrisa.
La verdad es fuerte, y ha acabado prevaleciendo. Para indicar el fin de una etapa y el principio de otra nueva, los Gobiernos polaco y ruso decidieron celebrar una ceremonia conjunta en el escenario del crimen en abril del a?o pasado, en el que se conmemoraba el 70? aniversario. El primer ministro ruso, Vlad¨ªmir Putin, dijo que "la verdad purifica" (un principio que su Gobierno, en general, no suele respetar) y el primer ministro polaco, Donald Tusk, cit¨® un proverbio ruso que Alexander Solzhenitsin hizo famoso: "Una palabra de verdad pesa m¨¢s que el mundo entero".
Tres d¨ªas despu¨¦s, como si al diablo le hubieran empalagado todo ese amor, toda esa luz y toda esa verdad, ocurri¨® la tragedia. Cuando se dirig¨ªa a toda prisa a otra ceremonia relacionada con Katyn, el avi¨®n del presidente polaco, Lech Kaczynski, se estrell¨® en medio de la niebla en un rudimentario aeropuerto pr¨®ximo a Smolensk, construido originalmente para el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico. Murieron las 96 personas que iban a bordo. Entre ellas, adem¨¢s del presidente y su esposa, muchos personajes destacados de la vida p¨²blica de Polonia y los jefes supremos de sus Fuerzas Armadas.La primera reacci¨®n de Rusia fue generosa, comprensiva y, en un aspecto, incluso asombrosa. La televisi¨®n rusa exhibi¨®, en horario estelar, la pel¨ªcula del director polaco Andrzej Wajda sobre Katyn, que muestra a las claras la colaboraci¨®n sovi¨¦tica con los nazis y, por consiguiente, ataca de frente el mito patri¨®tico fundamental de la Rusia moderna.
Sin embargo, las viejas costumbres no desaparecen as¨ª como as¨ª. A medida que se investigaba el accidente, con penosa lentitud burocr¨¢tica, empezaron a extenderse las dudas, recriminaciones y teor¨ªas de la conspiraci¨®n. En medio de su desolaci¨®n personal, Jaroslaw Kac-zynski, el hermano gemelo del presidente fallecido, y una figura dominante en el partido de derechas Ley y Justicia que hab¨ªa creado con su hermano, acus¨® al Gobierno de Tusk de mostrarse cobarde con una Rusia que estaba volviendo a encubrir sus faltas. Durante meses, pareci¨® que los medios polacos no hablaban de ninguna otra noticia.
A principios de este a?o public¨® por fin su informe el comit¨¦ de investigaci¨®n ruso. Lo que demuestra es lo que todos los observadores razonables pensaban desde hace tiempo: que el avi¨®n no ten¨ªa que haber intentado aterrizar con aquella niebla y que seguramente el piloto lo hizo por las presiones del jefe de la Fuerza A¨¦rea polaca, que lleg¨® a estar en la cabina parte del vuelo, y por los deseos, te¨®ricos o reales, del propio presidente Kaczynski. "Todav¨ªa no hay una decisi¨®n del presidente sobre qu¨¦ hacer a continuaci¨®n", dice, seg¨²n el informe, una voz que se oye en la caja negra. "Se enfadar¨¢ si otra vez...".
Ahora, lo que el informe ruso no aclara es en qu¨¦ condiciones estaba el aeropuerto de Smolensk, qu¨¦ papel desempe?aron los trabajadores de la torre de control ni qu¨¦ comunicaciones mantuvieron con las autoridades rusas. Un descuido que sorprende menos cuando se sabe que la comisi¨®n responsable del informe, encabezada por una arp¨ªa rusa llamada Tatiana Anodina, es tambi¨¦n la encargada de supervisar el estado de los aeropuertos.
En Polonia han vuelto a estallar la controversia y la especulaci¨®n. En las pr¨®ximas semanas deber¨ªa darse a conocer un informe polaco sobre el accidente, en el que es posible que se revelen m¨¢s detalles espantosos. Se aproxima el primer aniversario de la tragedia. Un representante del partido Ley y Justicia de Kac-zynski dice que ellos no participar¨¢n en las conmemoraciones, porque no quieren figurar al lado de "personas que ocultan la verdad al pueblo polaco". Cuando parec¨ªa que estaba llegando a su fin todo un siglo de asuntos dif¨ªciles, un nuevo problema est¨¢ interfiriendo en las relaciones entre Rusia y Polonia. Y lo peor es que los familiares de las v¨ªctimas van a seguir sin poder llorar a sus muertos en paz.
Sentado en un caf¨¦ de Varsovia el martes pasado, mientras le¨ªa el tomo que me hab¨ªa regalado amablemente el ministro plenipotenciario Rotfeld, se me acerc¨® una mujer polaca que dirige una revista mensual en lengua inglesa. Me pregunt¨® qu¨¦ opinaba de la situaci¨®n. Le contest¨¦ que, a pesar de que el informe ruso deja mucho que desear, no me cabe duda de que lo que sucedi¨® en el aeropuerto de Smolensk fue un tr¨¢gico accidente. Ella me respondi¨®: "?Pero no le parece que podr¨ªa haber sido niebla artificial?". Al parecer, un general estadounidense hab¨ªa dicho que es perfectamente posible fabricar ese tipo de niebla... De modo que la historia contin¨²a.
Este es el caso concreto de las relaciones entre Rusia y Polonia, pero todos tenemos nuestros asuntos dif¨ªciles, en un pa¨ªs, una comunidad, una empresa, una familia. Como ocurre en este ejemplo, la b¨²squeda de la verdad hist¨®rica es al mismo tiempo la causa y el s¨ªntoma de que existe m¨¢s entendimiento pol¨ªtico. Si se dan las dos cosas, se refuerzan mutuamente. Si falta una de las dos, la otra se debilita. En cualquier caso, el mero hecho de identificar las ¨¢reas m¨¢s delicadas ya revela mucho. Dime cu¨¢les son tus asuntos dif¨ªciles y te dir¨¦ qui¨¦n eres.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador titular en la Hoover Institution de la Universidad de Stanford. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.