Atrapados en el limbo de la frontera egipcia
Las autoridades locales deniegan el acceso a los extranjeros sin papeles
Un centenar de pares de ojos se vislumbran en el medio de la carretera. Tras ellos, otros tantos africanos gesticulan y protestan. Sentados en el suelo, en medio de la oscuridad, discuten con un oficial del Ej¨¦rcito egipcio que quiere que despejen la v¨ªa para permitir el acceso de los veh¨ªculos que intentan cruzar la frontera. Hace una semana que est¨¢n en tierra de nadie. Llegaron de Libia huyendo de la sangr¨ªa que Muamar el Gadafi est¨¢ llevando a cabo en el pa¨ªs. Dicen que no tienen comida, ni agua, aunque media docena de organizaciones no gubernamentales, la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones y ACNUR est¨¢n trabajando en el puesto de control de pasaportes. Los militares egipcios les reparten bandejas con pan y un par de quesitos. Poco m¨¢s que nada.
"Queremos evitar que permanezcan en Egipto", explica un oficial
En un rinc¨®n del puesto de fronteras, un anciano con las piernas cruzadas come una naranja mientras descansa sobre una manta. Junto a ¨¦l, su hija y su esposa departen con los dos hijos varones. "Hace tres d¨ªas que llegamos y no podemos salir. Ma?ana, inshalah, podremos cruzar a Egipto", dice Mustaf¨¢. ?l y su familia son palestinos y se dirigen a Rafah, en Gaza, cuya frontera dif¨ªcilmente podr¨¢n pasar. No tienen pasaporte ni papeles que faciliten su entrada en el pa¨ªs del Nilo.
Un oficial del Ej¨¦rcito explica que los tr¨¢mites son largos y que nadie entra en Egipto sin que su Embajada venga a recogerle. En las paredes del edificio hay carteles con los tel¨¦fonos de las Embajadas de Pakist¨¢n, Gran Breta?a, Bangladesh o Turqu¨ªa.
"No importa si tienen o no pasaporte, lo que queremos es que los representantes consulares les recojan y entren con ellos para asegurarnos de que van directamente a coger un avi¨®n en direcci¨®n a sus pa¨ªses y no permanecen en Egipto", detalla el oficial. "Si tienen documentaci¨®n no deben hacer m¨¢s tr¨¢mites, si no la tienen se los debe facilitar su Embajada".
Mohamed Shahim, un trabajador de la Embajada palestina, ha ido hasta el puesto fronterizo de Musaid para echar una mano a sus compatriotas extraoficialmente. "Hay 42 palestinos que han sido devueltos a Libia, nuestra Embajada debe pedir una autorizaci¨®n al Ministerio de Exteriores egipcio, pero a¨²n no s¨¦ si lo ha hecho", explica Shahim. En el grupo hay "ni?os, mujeres, familias enteras y es muy probable que todos los que vayan llegando sean rechazados y devueltos", lamenta.
En el limbo se encuentra tambi¨¦n Kalbet Walid, un liberiano que jugaba al baloncesto en Bengasi hasta hace un par de semanas. En la bolsa de su equipo, el Al Hilal, guarda una pelota a medio inflar a la que espera poner pronto las manos encima. "Era imposible estar all¨ª, la gente mir¨¢ndonos insult¨¢ndonos", dice bajando la vista. Walid lleg¨® hace tres d¨ªas y no logra contactar con su consulado en El Cairo, as¨ª que va y viene o se sienta a esperar mientras pide a los que van entrando que contacten con una amiga suiza para que sepa d¨®nde est¨¢.
Los africanos de piel oscura se han convertido en un objetivo de la milicia rebelde despu¨¦s de saberse que Gadafi utiliza mercenarios tra¨ªdos de pa¨ªses del sur del continente para asesinarles. Hombres que han violado, matado y destruido todo lo que los libios conoc¨ªan. Ahora cualquiera con ese tono de piel es susceptible de verse detenido, interrogado o tal vez ejecutado. Por eso muchos han optado por tomar lo poco que tienen y salir corriendo.
Junto a Walid, en un banco de madera est¨¢ Walu Om¨², "de Nigeria". Om¨² trabajaba con una constructora turca en Bengasi desde hace tres a?os. "No pod¨ªamos salir de casa ni para ir al supermercado. Est¨¢bamos encerrados, asustados. Sin comida. Sin nada", balbucea. "No me importa qu¨¦ es lo que va a pasar, no pienso volver. Solo quiero coger un avi¨®n y volver a casa".
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