Dimite una candidata del PP pendiente de desahucio porque el partido no la apoya
Amugu deja la lista de Cerdanyola por el respaldo de la formaci¨®n a la ley hipotecaria
Sin casa, sin ahorros y sin partido. Mar¨ªa Luisa Amugu, espa?ola de origen guineano de 57 a?os que ser¨¢ desahuciada el pr¨®ximo mayo, fue un fichaje estelar del PP para las elecciones municipales de ese mismo mes. Madre de dos hijos discapacitados que ha criado sola, inmigrante con una dicci¨®n casi acad¨¦mica del castellano y el catal¨¢n, la mujer exhibe una fortaleza que ha dejado huella en Cerdanyola del Vall¨¨s (Vall¨¨s Occidental). Tambi¨¦n en varios partidos de la localidad que pretend¨ªan traducir en sufragios esa admiraci¨®n vecinal. Simpatizante del PP, Amugu se decidi¨® por esta formaci¨®n cuando se le prometi¨® que presentar¨ªa una moci¨®n contra la ley hipotecaria que dejar¨¢ a la mujer y sus hijos sin techo y con una deuda bancaria de 134.000 euros. "Reclam¨¦ la moci¨®n por justicia, hay miles de familias en mi situaci¨®n", insiste Amugu, sentada en un sof¨¢ en el piso que ya es propiedad del Banco Santander. Pero el PP se ech¨® atr¨¢s y Amugu, designada n¨²mero ocho en la lista, no trag¨®. "Abandono un partido que no defiende mis valores", dice. El PP ya le est¨¢ buscando sustituto.
La simpatizante conservadora, forzada "por coherencia" a dejar el partido
Previsiblemente Amugu no iba a ser concejal -el PP local obtuvo tres ediles en los comicios de 2007-, pero preve¨ªa incorporarse al equipo de asuntos sociales del partido. "Quer¨ªa ayudar a la gente, pero la disciplina del partido me ha dejado sin apoyos", lamenta mientras tropieza en el comedor con una pancarta contra los desahucios que acaba de usar para manifestarse en defensa de otra familia que no puede pagar la hipoteca en Segur de Calafell (Baix Pened¨¨s). Desde que el banco subast¨® y compr¨® el piso de Amugu en 2010, ella se adhiri¨® a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Descubri¨® que son unas 50.000 familias las amenazadas de quedarse en la calle con una deuda descomunal, seg¨²n c¨¢lculos de la propia plataforma. Y empez¨® a reclamar a los concejales que apoyaran a estas familias, compromiso que asumi¨® el presidente local del PP, Manuel Buena?o.
La nueva candidata empez¨® entonces a concebir la moci¨®n que el PP deb¨ªa presentar en el pleno del 25 de febrero, pero el d¨ªa 23 recibi¨® un SMS de Buena?o: "De momento no presentamos la moci¨®n". Y Amugu, fiel votante del PP -"soy m¨¢s partidaria de los que ofrecen una ca?a para pescar que de los que regalan pescado", explica-, impuso su integridad: "Bueno, Manuel, pues nos divorciamos", respondi¨®.
"Tengo que ser coherente conmigo misma", a?ade Amugu mientras su hijo Pere, un grandull¨®n de 28 a?os que padece autismo desde que cumpli¨® tres, llama a la puerta del piso, entra sin saludar, cruza decidido el pasillo y se dirige, sin mediar palabra, al fondo de la casa, hacia su cuarto. La coherencia que reclama esta excandidata no impide que siga manteniendo la ilusi¨®n de dedicarse a la pol¨ªtica municipal, pero ahora anda absorta en otros frentes: c¨®mo conseguir un techo para sus hijos cuando estos no tengan donde vivir, es decir, el mes que viene. "No s¨¦ qu¨¦ har¨¦, nunca me hab¨ªa sentido tan derrotada", se?ala.
La derrota de Amugu se fragu¨®, como tantas otras, en un embrollo de hipotecas, tasaci¨®n bancaria del piso y refinanciaci¨®n de la hipoteca rematada por la subida del Eur¨ªbor. En 2009, con unos ingresos mensuales de 1.200 euros, deb¨ªa pagar 1.600 euros de hipoteca. Los pagos empezaron a atrasarse hasta derivar en una orden judicial de desahucio especialmente delicada. Pere y el otro hijo discapacitado, Cristian, de 30 a?os y con par¨¢lisis cerebral por una negligencia m¨¦dica ocurrida en el parto, no se valen por s¨ª mismos ni pueden instalarse en cualquier rinc¨®n. La enfermedad degenerativa de Cristian ya le obliga a moverse en silla de ruedas y el autismo de Pere requiere que el joven var¨ªe su entorno lo menos posible, recomiendan los m¨¦dicos. Por ello Amugu reclama al banco que le alquile la vivienda, petici¨®n por ahora in¨²til. "Ir¨¦ bajo un puente cercano, con mis dos hijos", resuelve la mujer con cierto brillo en los ojos, que, tras los lentes, se empiezan a humedecer.
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