Compostela muestra sus barrios
Una exposici¨®n recorre la historia de las parroquias de fuera del casco viejo de Santiago
Sus nombres raramente aparecen en las gu¨ªas que usan los turistas para manejarse en la ciudad, pero la historia reciente de Santiago, la p¨²blica y la sentimental, no podr¨ªa entenderse sin ellos. L¨ªderes vecinales, labradores, artesanos, vendedores de peri¨®dicos, m¨²sicos, lecheras y otros muchos ciudadanos an¨®nimos forjados en los barrios de Compostela protagonizan una exposici¨®n itinerante, A memoria da xente, que recorrer¨¢ los centros socioculturales para reivindicar la ciudad alejada de los grandes monumentos y las peregrinaciones religiosas. La Compostela que desde el siglo XIX creci¨® hacia fuera del recinto medieval incorporando municipios vecinos -como el de Conxo en 1925 y el de A Enfesta en 1962- era b¨¢sicamente rural, aunque su contacto con el centro era constante a trav¨¦s de los mercados y las fiestas.
Los centros sociales quieren crear un archivo con fotos de los vecinos
"Voy al pueblo", para los residentes en las afueras, significa ir al casco viejo
A memoria da xente nace porque seg¨²n Adolfo Mu¨ª?os, director del centro de Casti?eiri?o, "hay Compostela m¨¢s all¨¢ de la muralla". La muestra re¨²ne im¨¢genes de las transformaciones urbanas, que hicieron desaparecer edificios emblem¨¢ticos y expandieron la ciudad fuera del recinto medieval, as¨ª como testimonios de los vecinos protagonistas del cambio. Los mismos que todav¨ªa hoy dicen "voy al pueblo" para referirse al casco viejo de Santiago. La semana que viene, el centro sociocultural de O Casti?eiri?o, sede de la exposici¨®n, abrir¨¢ sus puertas para que los vecinos traigan sus fotos familiares a escanear. "Queremos que esta idea no termine aqu¨ª", justifica.
La expansi¨®n de la ciudad, explica Mu¨ª?os, empez¨® por el sur hacia Conxo y el que hoy es el campus universitario -levantado durante la dictadura de Primo de Rivera- y sigui¨® a partir de los a?os sesenta por Enfesta, al oeste, y O Burgo das Naci¨®ns, al norte. A la inaguraci¨®n de los albergues prefabricados para el A?o Santo de 1965 en esta zona de Santiago, hoy ocupada por una residencia universitaria, asisti¨® Franco durante uno de sus viajes a Galicia. Del estreno de las barracas dan cuenta las im¨¢genes grabadas para el No-Do en Compostela, tambi¨¦n rescatadas para la exposici¨®n.
Los barrios de Santiago, llenos de agricultores y obreros, conservaron su car¨¢cter pese a la uni¨®n con la ciudad burguesa. Faltos de servicios b¨¢sicos y buenas comunicaciones, empezaban a alzar la voz al tiempo que los universitarios se atrincheraban en las facultades pidiendo democracia, en los estertores del franquismo. "?Y t¨² de qu¨¦ lado est¨¢s, del de los grises o del de los estudiantes?", recuerda Pedro Lucas, vecino de Fonti?as, que le preguntaban sus amigos del colegio en aquellos a?os. Carmela Cape¨¢ns, parte activa del movimiento vecinal en O Casti?eiri?o, de base cristiana, recuerda "la cara de fieras de los polic¨ªas" en una carga en la facultad de Medicina. Junto a Agust¨ªn Bueno, su marido, particip¨® en la asociaci¨®n Irimia y en el nacimiento de la Asociaci¨®n de Veci?os de O Casti?eiri?o, que en 1976 moviliz¨® a 4.000 personas que marcharon hasta el Obradoiro para protestar por la alta siniestralidad de la v¨ªa que conduc¨ªa a Pontepedri?a. Despu¨¦s de la manifestaci¨®n, el Ayuntamiento accedi¨® a colocar sem¨¢foros para regular los cruces. Despu¨¦s llegar¨ªa la construcci¨®n de bloques de viviendas y hace 15 a?os, un centro comercial. "Dejamos de ver las estrellas", recuerda otra vecina en un documental grabado para la muestra.
En el vecino Conxo, de la movilizaci¨®n depend¨ªa la supervivencia del barrio, el primero en rebelarse contra los planes de reparcelaci¨®n del Ayuntamiento de Santiago en 1966. La intenci¨®n de comunicarlo con el Ensanche y expandir la ciudad obligaba a derrumbar m¨¢s de 300 viviendas. "Interesaba que el barrio desapareciese", recuerda Lu¨ªs Pas¨ªn, art¨ªfice de la asociaci¨®n vecinal, que empez¨® a reunirse clandestinamente en plena dictadura, aunque aquellas primeras juntas eran "apol¨ªticas". La justicia dio la raz¨®n a los afectados diez a?os despu¨¦s y permiti¨® frenar los planes parciales de zonas vecinas. Casualmente, la Casa das Asociaci¨®ns de Santiago tiene sede en Conxo, en la antigua estaci¨®n de Cornes, por la que entr¨® el primer tren en la ciudad, procedente de Carril, en 1873.
![Lavanderas del barrio compostelano de O Casti?eiri?o, en los a?os cincuenta.
Chabolas en el barrio de Conxo, en los a?os setenta.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FLDZAX6FVWCYWYO7ZH2IVC6HD4.jpg?auth=545df22af68a52da91b304cc76c73d1fbc375d8b00b3af84c02c871ad95bff6c&width=414)
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