Los Balcanes y la cooperaci¨®n espa?ola
Las guerras balc¨¢nicas, que se prolongaron a lo largo de toda la terrible d¨¦cada de los noventa para aquella regi¨®n, fueron unos conflictos que marcaron a mi generaci¨®n. Es decir, a la gente que no hab¨ªamos vivido ni el drama civil espa?ol ni la II Guerra Mundial. Cuando la antigua Yugoslavia estall¨® en mil pedazos, se impuso el lenguaje de las armas, de los odios y de los fanatismos en el coraz¨®n de Europa, all¨ª donde nadie hubiera imaginado una conflagraci¨®n b¨¦lica a finales del siglo XX.
Entre aterrorizados y perplejos, asistimos los espa?oles al enfrentamiento entre serbios, croatas y bosnios y otros pueblos de lo que hab¨ªa sido la Federaci¨®n Yugoslava. Esa proximidad geogr¨¢fica y tambi¨¦n cultural, en muchos aspectos, gener¨® un movimiento de solidaridad en Espa?a y una necesidad de ayudar a paliar los efectos devastadores de aquellas tragedias que se cobraron cientos de miles de v¨ªctimas inocentes. Las im¨¢genes de largas colas de refugiados, que inclu¨ªan a ni?os y ancianos; el cerco medieval de ciudades anta?o pr¨®speras y cultas, como Sarajevo; o los testimonios de violaciones y torturas en campos de concentraci¨®n; nos trasladaron a las peores pesadillas de la II Guerra Mundial.
Llega la hora de la despedida: nuestros cooperantes dejan la zona habiendo cumplido su misi¨®n
La inmensa mayor¨ªa de nuestro pa¨ªs respald¨® el despliegue del Ej¨¦rcito espa?ol, como cascos azules de la ONU; o la presencia de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que impulsaron proyectos de cooperaci¨®n en los Balcanes. Espa?a se jugaba mucho en ese envite, m¨¢s all¨¢ de los compromisos morales y pol¨ªticos, porque emprend¨ªa la misi¨®n internacional m¨¢s larga y compleja de su historia. Cuando han pasado dos d¨¦cadas de la llegada a tierras balc¨¢nicas de soldados y cooperantes, all¨¢ por 1992, decenas de miles de espa?oles han aportado su esfuerzo para que aquella regi¨®n recuperara la paz, la libertad y los niveles de desarrollo que hab¨ªa alcanzado antes de los conflictos.
En definitiva, se ha tratado de la misi¨®n de cooperaci¨®n c¨ªvico-militar m¨¢s ambiciosa de nuestro pa¨ªs y que ha implicado a una variedad ampl¨ªsima de sectores, desde soldados y guardias civiles a m¨¦dicos y cooperantes pasando por diplom¨¢ticos, periodistas, t¨¦cnicos, empresarios y artistas. Nombres como Juan Goytisolo, Joan Manuel Serrat, Pasqual Maragall, Carlos Westendorp, Ricard P¨¦rez Casado, Francisco Javier Zorzo, Delimiro Prado, Francisca Sahuquillo, Albert Sol¨¦ o Mercedes Navarro (la cooperante de M¨¦dicos del Mundo que muri¨® en Mostar) representan apenas las cabezas visibles de esa cooperaci¨®n de miles de espa?oles y de espa?olas an¨®nimas que comenz¨® durante el periodo b¨¦lico y se ha mantenido hasta la actualidad.
Cuando llega la hora de la despedida con el cierre de nuestra Oficina T¨¦cnica de Cooperaci¨®n (OTC) en los Balcanes y la satisfacci¨®n de una misi¨®n cumplida, quiero mostrar mi gratitud a los cooperantes espa?oles, que tanto en tiempos de guerra como en ¨¦pocas recientes de paz y reconstrucci¨®n, han puesto de relieve su profesionalidad y su implicaci¨®n con Bosnia-Herzegovina, con Serbia, con Montenegro y con Albania. M¨¢s all¨¢ de las cifras y de las estad¨ªsticas, queda el esfuerzo desplegado d¨ªa a d¨ªa en una posguerra que ha durado una d¨¦cada y que ha situado a los pa¨ªses citados en un camino de democracia pol¨ªtica y bienestar econ¨®mico a las puertas de su ya no tan lejano ingreso en la UE. Es cierto que los Balcanes desaparecieron de las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos, pero la cooperaci¨®n espa?ola no se ha olvidado de esa regi¨®n y el ¨¦xito alcanzado, sin caer en triunfalismos, nos permite ahora la retirada y una relaci¨®n entre iguales como pa¨ªses en el futuro. En este sentido, podemos sentirnos orgullosos porque Espa?a deja centros educativos y complejos sanitarios, proyectos agr¨ªcolas, iniciativas tur¨ªsticas y obras culturales en los Balcanes. Pero, sobre todo, mantendr¨¢ unos lazos con esa regi¨®n que no se limitar¨¢n a la pol¨ªtica y la econom¨ªa, sino que abarcar¨¢n a toda la sociedad porque se han familiarizado en los ¨²ltimos a?os con los usos y costumbres de los espa?oles, con su lengua y su cultura, con su idea de la cooperaci¨®n internacional.
No querr¨ªa dejar pasar la oportunidad para plantear unas reflexiones aplicables a los pa¨ªses prioritarios para la cooperaci¨®n espa?ola. En primer lugar, quiero manifestar que nuestra tarea nunca se agota en el corto plazo, porque nuestro compromiso con las regiones en v¨ªas de desarrollo implica un esfuerzo sostenido. El caso de Hait¨ª ser¨ªa paradigm¨¢tico de que los resultados de la cooperaci¨®n no pueden analizarse en periodos de meses, ni siquiera de a?os, sino de d¨¦cadas. El tiempo que hemos permanecido en los Balcanes nos demuestra que el ¨¦xito solo llega con la constancia. En segundo lugar, desear¨ªa lanzar un mensaje de optimismo a pesar de los tiempos de crisis. El incremento de la cooperaci¨®n internacional espa?ola ha sido impresionante desde 2004, un hecho reconocido por los organismos internacionales y por la sociedad civil. Estoy convencida de que nuestro balance en los Balcanes representa la mejor prueba de que cumplimos nuestros compromisos y de que la cooperaci¨®n internacional se ha convertido en una prioridad de la acci¨®n exterior de Espa?a.
Soraya Rodr¨ªguez Ramos es secretaria de Estado de Cooperaci¨®n Internacional.
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