La escuela argentina intenta recuperar su buen nombre

Argentina lucha con fuerza para conseguir recomponer su estructura educativa y sus niveles de aprendizaje, que fueron duramente afectados tras la crisis econ¨®mico-social de 2001-2002. Los dos ¨²ltimos presupuestos de Cristina Fern¨¢ndez han destinado m¨¢s del 6% del PIB al cap¨ªtulo de educaci¨®n (en Espa?a ronda el 5%), una cifra considerable que no oculta, sin embargo, los graves problemas a los que sigue haciendo frente el sistema, muy especialmente en la escuela secundaria, que seg¨²n todos los expertos ha sido la m¨¢s afectada y la que menos ha conseguido recuperarse.

La crisis de 2001 cay¨® como una bomba sobre la sociedad argentina y sobre su sistema escolar, considerado tradicionalmente uno de los m¨¢s exitosos de Am¨¦rica Latina. Con m¨¢s del 50% de la poblaci¨®n en desempleo, decenas de miles de ni?os y adolescentes abandonaron el circuito educativo (te¨®ricamente obligatorio hasta los 18 a?os).

La conflictividad laboral provoca la p¨¦rdida de muchos d¨ªas de clase

El Gobierno destina a ense?anza el 6% del PIB, en Espa?a ronda el 5%

Los nuevos docentes tendr¨¢n un a?o m¨¢s de formaci¨®n inicial

Las escuelas privadas ganan terreno en las grandes ciudades

Los expertos consideran que hasta 2009 no se lograron recuperar algunos, no todos, los niveles de 2000. La mejora se ha centrado en la reforma o construcci¨®n de nuevas infraestructuras (mil escuelas nuevas en ocho a?os, asegura el Gobierno de Cristina Fern¨¢ndez) y otros factores de estudio, como bibliotecas o laboratorios. Otra dificultad, que todav¨ªa no se ha superado, es la disminuci¨®n del tiempo lectivo. La enorme conflictividad laboral del sector ha hecho que algunas provincias y en algunos cursos, los d¨ªas lectivos no se hayan aproximado siquiera al m¨ªnimo ansiado de 180, algo que desespera a padres y especialistas.

El nuevo curso, que se inicia este mes en pr¨¢cticamente todo el pa¨ªs, se abre bajo la pol¨¦mica de los resultados obtenidos por Argentina en los ¨²ltimos estudios de PISA (Programa para la Evaluaci¨®n Internacional de Alumnos, por sus siglas en ingl¨¦s), elaborado por la OCDE. Seg¨²n el estudio, Argentina ha mejorado sustancialmente los niveles de comprensi¨®n lectora respecto a 2006, pero aun as¨ª est¨¢ por debajo de otros pa¨ªses de la regi¨®n, como Chile, Uruguay, Brasil o M¨¦xico y ha ca¨ªdo cinco puestos en el ranking mundial.

PISA result¨® profundamente desmoralizador en un pa¨ªs que se ha vanagloriado siempre de tener el mejor ¨ªndice educativo de toda Am¨¦rica Latina y de haber sido uno de los primeros del mundo en establecer la ense?anza gratuita y obligatoria, lo que hizo que Argentina tuviera un alt¨ªsimo grado de alfabetizaci¨®n desde hace muchas d¨¦cadas.

El malestar fue tan grande que algunos funcionarios sugirieron la posibilidad de retirarse de PISA. Esto fue desmentido en los ¨²ltimos d¨ªas. Lo que el Gobierno pretende, aseguraron fuentes del Ministerio de Educaci¨®n, es que se tengan en cuenta otros factores a la hora de elaborar esos ¨ªndices, como la curva de crecimiento. "PISA no contempla que en Argentina hay 11 provincias donde hay chicos que por edad corresponder¨ªan a la secundaria y que est¨¢n cursando ahora el nivel primario (porque fueron expulsados del sistema durante la crisis del corralito) y que hay otros que pasaron directamente a la educaci¨®n de adultos y no a la secundaria regular", explic¨® en su momento el ministro Alberto Sileoni.

En Argentina hay actualmente casi 9,8 millones de alumnos, de los cuales 2,6 millones est¨¢n en el sector privado y 7,1 en el p¨²blico. Una mirada detallada en las estad¨ªsticas oficiales muestra que en la p¨²blica se sigue produciendo una fuerte ca¨ªda entre la educaci¨®n primaria (que va hasta los 13-14 a?os) y la secundaria (14-18 a?os). De hecho, en la p¨²blica se pasa de 3,5 millones en primaria a 2,5 en secundaria, mientras que en sector privado ese abandono es mucho menor (1,1 millones en la primaria y un mill¨®n en la secundaria).

Aunque la educaci¨®n p¨²blica sigue siendo muy mayoritaria en todo el pa¨ªs, la privada experimenta un aumento continuado, especialmente en las grandes ciudades, seg¨²n los expertos, porque los padres buscan escuelas sin tantas huelgas de profesores ni tanta p¨¦rdida de d¨ªas lectivos.

El Gobierno de Fern¨¢ndez de Kirchner (peronista) ha hecho un esfuerzo, generalmente reconocido, por aumentar consistentemente los presupuestos nacionales de educaci¨®n y por intentar atajar el abandono escolar. Una de las medidas con mayor ¨¦xito fue la Asignaci¨®n Universal por Hijo, que permite pagar un dinero a los padres con bajos ingresos cuyos hijos sigan matriculados en la secundaria. El problema, seg¨²n la oposici¨®n, es que la alta inflaci¨®n se est¨¢ "comiendo" las ayudas, de modo que los muchachos y muchachas terminan por volver a la calle en busca de trabajo precario.

El curso 2011 tendr¨¢ novedades importantes: un nuevo sistema para la secundaria (con seis cursos), la ampliaci¨®n en un a?o del proceso de formaci¨®n de los docentes, nuevos fondos para mejorar las llamadas escuelas t¨¦cnicas y la distribuci¨®n de m¨¢s de 1,5 millones de ordenadores personales entre alumnos y profesores.

El aumento del periodo de formaci¨®n de los maestros (que va de 2,5 a tres a?os, seg¨²n las provincias) es una de las medidas m¨¢s solicitadas por los expertos, que atribuyen la baja calidad de la educaci¨®n a esa falta de preparaci¨®n. La ciudad de Buenos Aires, que dirige Mauricio Macri, ser¨¢ la ¨²nica en la que este a?o salga una promoci¨®n de maestros formados durante cuatro a?os.

Otra de las grandes dificultades para las reformas es que la estructura educativa ha sufrido una enorme disgregaci¨®n entre las distintas provincias. En teor¨ªa, los curr¨ªculos dependen del Gobierno central, pero cada provincia negocia el sueldo de sus profesores (partiendo de un m¨ªnimo nacional), y de cada provincia depende la Administraci¨®n directa del sistema, lo que genera grandes diferencias entre unas y otras. El proceso de reorganizar y normalizar los periodos escolares est¨¢ resultando muy complejo y dificultoso, seg¨²n reconoce pr¨¢cticamente todo el mundo educativo.